Utilicé, más o menos, el sistema de reglas oficiales de JDR de Lobo Solitario, aunque al no disponer más que de retales del manual tuve que tirar bastante del D&D básico y de la imaginación (que nunca viene mal).
Tengo que avanzar que ninguno de mis amigos habían leido nunca un libro de LS, por lo que tuve que hacer una labor de introducción a Magnamund con algunos textos de lectura obligada, mapas, y explicaciones...
Y así, el Señor del Kai que es castigado llendo a recoger leña por distraerse en clase, se vio acompañado por dos compañeros enviados en su busca... El resto de la historia vosotros ya la conocéis.

Ya que en ese primer libro de la serie hay montones de formas de llegar a Holmgard, tuve que optar por recortar los posibles encuentros a un número más manejable en una partida de rol permitiendo un cierto margen de acción a los jugadores a traves de sus decisiones, pero sin que fuera posible llegar a muchos de los lugares a los que podía llegarse en el libro (entre otros el super clásico 'Alacran Zapador', o el Drakkar-barquero).

Tengo que decir que mis jugadores se metieron muy bien en el papel y que salió de ellos mismos la idea de ir a Holmgard al encuentro del rey. En mi plan inicial estaba darles la libertad de ir a cualquier sitio, y emplear el encuentro con Banedon para darles alguna sutil indicación si veía que se estaban desviando demasiado. Por fortuna no fue necesario y el encuentro con Banedon ocurrió de una manera mucho menos forzada de lo que había supuesto.
Tras enfrentarse a unos cuantos giaks, huir de los kraans por el interior del bosque, examinar desde lo alto de la atalaya el humo sobre Toran y avanzar por uno y otro sendero hacia el este y hacia el sur, me topé con la primera dificultad seria como director de juego, la batalla junto al río de los caballeros del Príncipe contra las oleadas de los Señores de la Oscuridad....
En el libro la participación de LS es obligada (ya que la huida conlleva una muerte inmediata). Manejar eso con un grupo de jugadores de rol más o menos experto, resultó complicado. Finalmente tuve que poner sobre la mesa una situación en la que solamente cabía acudir a la batalla o retroceder por el mismo camino por el que habían venido, con gran riesgo de toparse con las tropas enemigas...
La batalla contra el Gourgaz fue la primera prueba de fuego seria. Salió muy bien. Conseguí que los esfuerzos de los jugadores se repartieran entre el propio Gourgaz y los giaks, por lo que el Lagarto no dejó de ser un peligroso antagonista 'único' y los jugadores no pudieron unir esfuerzos contra él de manera 'abusiva'. La cosa fue emocionante, fue necesario utilizar los recursos de los que disponían (puntos de voluntad, disciplinas de uso limitado por día o que consumían puntos de resistencia).
Y aun hubo tiempo para viajar a caballo por el camino real, evitar a los lobos maléficos con fortuna y prodentes decisiones... Verse enfrentados al Vordak (que aunque no salía en ese momento en el libro, tenía muchas ganas de incluir ese encuentro, con el cuervo negro como aperitivo... Me lo pasé muy bien).

Tras perder los caballos y dormir unas horas, la decisión de cómo llegar finalmente a Holmgard: camino, cementerio o río... Optaron por el río, y la verdad es que como ya era un poco tarde y había habido suficientes emociones con el Vordak, les pude fácil evitar todos los encuentros hasta llegar a la capital...
Una vez allí pude recrearme en los preparativos para la recepción real (algo así siempre debe hacerse esperar un poco, para que no pierda su importancia) y tras animarles y exponerles lo triste y desesperado de la situación, finalizar la sesión con el rey solicitando un último favor a esos héroes que ya habían hecho todo aquello que podía exigírsele a un hijo leal de Sommerlund... Viajar a Durenor a solicitar ayuda, y restituir aquello que fue entregado...
Espero que me de tiempo en una semana a preparar adecuadamente ese Fuego Sobre el Agua, que será todo un desafío para cualquier rolero.
