Tras dejar mi habitación, con la campesina todavía descansando del enorme esfuerzo a la que la he sometido

-Cuarenta días, Lobo Solitario; nuestras fuerzas sólo podrán resistir al enemigo cuarenta días.
Tras lo cual me entrega un anillo muy fashion (él dice que se llama Sello de Hammerdal) y me envía a buscar la famosa espada. Me quedo mirando al Rey, con mi nueva habilidad de Sexto Sentido (ya que de tanto echar de menos esta habilidad, he conseguido dominarla) y trato de averiguar si no me está despachando, porque me considera gafe. (Tras la muerte de todos los señores del Kai y el asedio de los Señores de la Oscuridad a la ciudadela, yo también me consideraría un poco gafe).
Ante tal escrutinio, el Rey se da cuenta de que su posición es vulnerable y le hace una seña a un tal capitán D'Val para que me lleve a la armería a equiparme, aunque mi nueva disciplina del Kai me advierte de que en realidad quiere quitarme de enmedio para llevarse a mi campesina a lugares menos reales y honorables.
Así que no me queda otro remedio que seguir al capitán hasta la armería, donde me entrega un poco de oro, que tengo que rechazar, pues mi bolsa sigue llena, y donde descansan un montón de armas que hacen que mis pupilas se dilatan de la emoción. Al observar mi expresión de absoluto deleite, el capitán sonríe y me dice:
-Sólo puedes elegir dos de estos objetos. Los demás los guardaremos aquí, donde no hacen falta, sólo por joder un ratito y putearte un poco, para que no lo tengas tan fácil.
En mi boca se diluye una maldición, mientras dirijo una funesta mirada al capitán, que me la devuelve con una sonrisa de autosuficiencia dibujada en su cara.
Tras examinar con detenimiento los objetos que me ofrecen, decido elegir la puerta número dos del escaparate final, y adjunto a mi equipo una espada corta (que ya me iba haciendo falta para sumar +2 en DC) y un bonito escudo, que me otorga +2 en DC y me ayudará a pulirme los monstruosos bichos que salgan a mi paso.
Tras esto, el capitán me saca a empellones de la armería, y junto a unos pocos guardias más, me escolta hasta las puertas de la ciudadela de Holmgard.
Comienza mi nueva aventura (y continua en el siguiente post)