317 Desenvainas la espada y se la ofreces al chalán. La contempla conl admiración, comprueba su perfecto equilibrio prueba con su dedo pulgar el filo de la hoja y lanza un suspiro de decepción cuando te la devuelve «Tienes una temible espada, noble viajero, y debes de estar orgulloso de llevarla contigo. Pero, desgraciadamente, no puedo aceptarla a cambio de un caballo. Me doy cuenta de que eres pobre y no tienes los bienes necesarios para comprar otra arma, aunque sea de inferior calidad. Y no puedo permitir que emprendas un viaje tan peligroso a través del desierto sirto sin ningún medio de defensa. No quien que tu muerte pese sobre mi conciencia...» Das las gracias al tratante por su honradez. ¿Qué harás ahora?
¿Tratar de robar un caballo? Vete al 225.
¿Esperar a la próxima caravana? Vete al 55
¿Ir hacia el puerto? Vete al 531.
¿Proponerle otro cambio: una lámpara (ve al 334), joyas (vete al 10), un medallón de plata (vete al 145)?
- Vaya, quien lo iba a pensar, un tratante honrado, me ha conmovido la verdad, su honradez hace que definitivamente descarte la idea de robar el caballo, no se lo merece
Bueno, voy a hacer una pequeña trampa, no has encontrado piedras preciosas, pero el rubí de la sortija cuenta como una, a ver...
10 El chalán te contempla con curiosidad. Al oír la palabra «joyas» ni siquiera ha reaccionado. ¿Qué extraño lugar es éste en el que las piedras preciosas no parecen tener el menor valor? «En estos tiempos de agitación religiosa», dice, «sólo el oro tiene valor en el comercio. Hace tiempo esmeraldas, diamantes, ópalos y todo tipo de turquesas eran apreciadas, ya que significaban ofrendas gratas a los dioses de los templos. Y con gozo se las ofrecían a los dioses rogando por la salvación de las almas de los vivos. Pero desde que Akenatón ha consagrado todas sus fuerzas al culto del Sol, las llamadas piedras preciosas no tienen más valor que los guijarros del camino. Curiosamente sólo los rubíes mantienen su valor de antaño. Si tienes alguno creo que podríamos hacer negocio...»
Si tienes rubíes en tu mochila, vete al 213.
- Vaya, esto sí que es interesante, pero tampoco hay suerte, pues el chalán pide tres piedras por el caballo y sólo tenemos una
Ya lo dejo por imposible porque me acabo de dar cuenta de una cosa, aunque le pagues con el medallín mágico, además del caballo, luego tienes que comprar provisiones y equipo para el viaje y no tenemos más que calderilla.
Vamos al barco, a ver si hay más suerte.