Dark-kia escribió: ↑07-Nov-2018, 19:15
Bueno, he repasado los post viejos y no tenemos ninguna cuerda (ni una mísera lata de Redbull para darnos alas
).
Gracias, vivo para respuestas como estas. Pero las drogas son malas, esas bebidas son veneno
y empujaría las dos estatuas a la vez. Si ambas estatuas son idénticas, el movimiento debe de ser idéntico si queremos que sigan sopesadas, así que si solo movemos una se descompensarán fijo. Por eso me arriesgo y muevo las dos a la vez.
¡Brillante!
Has acertado.
Comentario:
Esta trampa me fastidiaba mucho porque la elección parece totalmente arbitraria, sin pistas, y acertar con la correcta es cuestión de azar. Por eso me he puesto a pensar una forma plausible de que funcionara la trampa, y poder darte una idea para que pudieras deducir su funcionamiento tras observarla.
En un mundo medieval sin electricidad ni vapor, todo funciona a base de pesos. Para que la trampa funcionara correctamente debería haber dos contrapesos, y lo has deducido correctamente. Los brazos de las estatuas cuando se empujan liberan un contrapeso vertical que tira de los contrapesos horizontales que se deslizan al otro extremo del puente para equilibrar la balanza y compensar el tuyo cuando avanzas. Naturalmente tienes que permanecer en el centro hasta que el contrapeso se equilibra.
Narración:
Haces fuerza empujando los brazos de las estatuas a la vez y oyes un chasquido y un ruido de poleas y una vibración al desplazarse pesos, te tambaleas y tratas de mantener el precario equilibrio en el fulcro del centro cuando el puente bascula y el extremo más alejado se levanta y luego se vuelve a nivelar, oyes y sientes como se desplazan los pesos de un extremo del puente al otro y comprendiendo que estás en una balanza, avanzas cuando los pesos se deslizan bajo tus pies al extremo donde estabas antes.
Avanzas con precaución por el puente basculante, la madera cruje, cuando estás acercando al extremo notas con espanto que algo va mal, ¡el puente se mueve y el extremo del puente en el que estás comienza a inclinarse!
Comprendes que tu peso es excesivo para la carga que equilibra el contrapeso, que no está pensado para un caballero con su armadura, y te aferras a la barandilla para retroceder y recuperar el equilibrio, te tambaleas atrás y adelante buscando el punto preciso en el que se equilibre el puente, pero tus movimientos bruscos han comenzado una oscilación, y estás subiendo arriba y abajo.
En un momento de lucidez comprendes tu error, has empujado los brazos lo suficiente para desplazar el contrapeso, pero no lo bastante para hacer que encajen los pestillos que bloquean el puente, y estás balanceándote en precario equilibrio y ¡sólo es cuestión de tiempo que el vaivén aumente y resbales y caigas al agua!
Recuerdas una vez que transbordaste de una nave a otra cuando cruzaste el mar camino de las cruzadas, y que ambas naves daban bandazos, esperas al próximo vaivén de subida y corres cuesta arriba, el vaivén ascendente se detiene y empieza a bajar acelerado por tu desplazamiento, se nivela con la parte fija y comprendes que no vas a llegar antes de que empiece a bajar y con dos zancadas das un salto cuando el puente baja ...
...¡y consigues aterrizar con medio cuerpo sobre el extremo fijo del puente! El impacto es doloroso en las costillas, y empiezas a resbalar, pero consigues aferrarte a los bordes y la barandilla y pataleando logras izarte, entre el ruido de la maquinaria del puente, y un ominoso crujido de madera, pero la frágil estructura aguanta. Te arrastras un trecho, luego gateas y después te pones en pie y te apresuras a cruzar el puente.
Jadeando, con el corazón latiendo a toda prisa, bañado en sudor y con las piernas temblorosas te vuelves. La sección central del puente, como el puente levadizo de un castillo, ha quedado mitad alzada, mitad bajada, ya no puedes volver atrás. Tratas de no pensar en lo poco que ha faltado para caer al agua y ahogarte, y te serenas, recordando lo que dijo un filósofo que no puedes cruzar dos veces el mismo río, o algo así, y prosigues tu camino.
Comentario:
buena deducción pero las tiradas han ido un poco justas. Me ha gustado que una anodina y fastidiosa trampa sin pistas haya dado que pensar y haya resultado en una escena de peligro mortal.
La verdad es que estoy sorprendido de haber llegado hasta aquí sin haberla palmado, el libro no es tan cabrón como otros, pero hay bastantes TAMPAX y situaciones complicadas)
, si no que se refiere a un pabellón con un tejadillo donde se toca música o se solaza uno contemplando los jardines,
En la 547 te cuentan que se trata de un Capuchardo, un monstruo come cerebros que trata de introducirse por tu nariz o tu boca y no puedes utilizar un cuchillo por temor a herirte , te lo tienes que arrancar con las manos, si no llevas yelmo, o no tienes los guanteletes del pajarero, hay un 50% de posibilidades de que te mate 
¡Tiramos de la roja!... 
y he añadido un poco de mi cosecha ... ¡para mantener la tensión! 
Mal nos va...
¡¡¡El juicio de Dios!!!
