
267
«Desgraciado, ¿qué has hecho?», exclama el viejo faquir. «¡Has matado al Recaudador de impuestos! ¡Era un miserable, es cierto, y un azote para mi pobre existencia, pero imagínate la cantidad de problemas que su muerte va a originarme! ¡Qué he hecho yo para merecer esto!» Te parece que el faquir se porta con bastante ingratitud, pero no sabes qué responder. Te ofreces a ocultar el cadáver en una callejuela próxima. Se muestra de acuerdo y llevas a cabo la tarea con toda rapidez. Con gran pesar por tu parte, compruebas que el faquir no te permite entrar de nuevo en su casa. «No quiero saber nada más de ti, extranjero, es demasiado arriesgado. Puedes intentar encontrar lo que buscas, fuere lo que fuere, en la tienda del alquimista de la Fortaleza un tenderete blanco no lejos de aquí. ¡Adiós, extranjero, y quiera el cielo que nuestros caminos no vuelvan a cruzarse!» Te despides de! egoísta anciano decidido a tomar en cuenta su consejo. Vete al 300.
Comentario:
El viejo es un ingrato, después de que le salváramos la vida, pero por otra parte, la reacción era de esperar. Una cosa es el fraude fiscal, otra mucho más grave, matar a un inspector de Hacienda.

Pues es una lástima, porque el fakir podía haberte dado una cuerda mágica, como las de las películas que se levanta sóla y se queda rígida como una barra de hierro, con la que podríamos haber franqueado la muralla. Claro está que tendrías que quitarte la armadura porque pesa demasiado.
No era nada fácil conseguir la cuerda, porque o tienes la suerte de empezar el juego con mucho dinero y eres un rata gastándolo, y así te puedes permitir gastar diez monedas de oro, o si matas al recaudador, sólo tienes un 50% de posibilidades de que el fakir te ayude.
En fin, nos quedamos con un combate entretenido en el que se ha visto una aplicación del "fusil de Chejov"

No creo que debas preocuparte porque den la alarma. Has ocultado el cuerpo y no le echarán de menos hasta dentro de varias horas, quizá no empiecen a buscarle hasta mañana.