353
Si tienes un amuleto de oro, pasa al 18. Si tienes un broche de perlas, pasa al 248. Si no tienes ninguno de estos objetos, vuelve al 333.
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* Tenemos el broche de Antiope, pasemos al 248.
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248
Hinchas el pecho con gesto desafiante y le muestras el broche de perlas.
--Tu reina Antiope me lo regaló y me encargó que te dijera que soy amigo de las amazonas.
--Te creo, pues ese broche sólo se regala a quien ha vencido noblemente a una reina amazona en combate --replica Lembra.
Te desprende el broche de la túnica y su actitud se vuelve más amistosa. Recibes 1 Punto de Honor.
--Puedes hablar con la princesa. La amistad de las amazonas resulta difícil de conseguir, pero una vez ganada es una llave que abre las puertas más inaccesibles.
Dicho esto, te conduce a la cámara interior. Pasa al 270.
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270
El dormitorio de Ariadna está suntuosamente decorado, pero con escasos muebles, como si el diseñador supiera lo que debía hacer pero le hubiera faltado voluntad de realizarlo. Ariadna está reclinada en un gran almohadón y parece aburrida. De vez en cuando se muerde las uñas, interrumpiedo la labor de punto. Al verte entrar, dirige a Lembra una mirada inquisitiva y esperanzada.
--Te presento a Alteo --le dice la amazona--, hijo de Egeo, emisario de Atenas.
Ariadna asiente con entusiasmo.
--Sí, le he conocido en el banquete de la noche pasada --se aparta un mechón de pelo de la boca--. Lembra, espera fuera.
--No, princesa. Después de lo de Eliduros, está en juego mi vida.
--No seas tonta, Lembra. No tocaré a este jovenzuelo. Vete afuera.
Una mirada a la princesa bastaría para disipar cualquier duda de que Minos pudiera no ser su padre. Ariadna demuestra la misma autoridad férrea de Minos cuando se le lleva la contraria, una autoridad que hasta la altiva amazona reconoce. Lembra sale del dormitorio. Pasa al 513.
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513
--Quiero pedirte algo --comienza a decir Ariadna, cortando con un gesto de la mano tu intento de hablar--. Tú eres mi única esperanza. Cuando te vayas de Crtea, llévame contigo.
Ella interpreta mal tu silencio, pensando que no accedes a su ruego.
--Yo sabré recompensarte --añade con un cierto tono de desdén.
--No te hace falta. Te llevaré conmigo. Es que me ha sorprendido que me lo pidas, eso es todo.
--No puedes imaginarte lo que es mi vida en esta jaula de oro, esperando que mi padre me case con algún príncipe extranjero. Ya no significo nada para él. Esto no es vida. Intenté quedar en cinta de Eliduros para de este modo escapar de aquí, pero nos descubrieron y fué una suerte que él pudiera huir. Desde entonces Lembra me vigila de noche y de día. Toma.
Saca de entre los almohadones un ovillo de lana y te lo entrega. Tú lo miras intrigado.
--¿Para qué sirve esto?
--A la entrada del laberinto, ata un extremo del hilo a una piedra y desenrolla el ovilllo a medida que avances. Así podrás encontrar después la salida.
--¿Y cómo entraré en el laberinto?
--Serás arrojado en él mañana, quieras o no --y añade--. No seas ingenuo. Si habías creido que Minos pensaba en otra cosa desde que has llegado, estabas muy equivocado. Creta no puede permitirse renunciar al tributo de Atenas. Si lo hiciera,
todos pereceríamos.
Reflexionas horrorizado sobre lo que estás oyendo.
--El secreto para salir del laberinto es muy simple --continúa Ariadna--. Dédalo me lo confió en un raro momento de indiscrección. Sigue las huellas de...
En ese instante irrumpe Lembra en el dormitorio.
--Alteo, alguien viene. Debes irte inmediatamente.
Y te saca con brusquedad de la habitación antes de que puedas siquiera dirigir una última mirada a Ariadna. Vuelves a tu cuarto. Pasa al 403.
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403
Te lavas la cara en una palangana de agua fria, reflexionano sobre los acontecimientos de la tarde. Fuera, en el corredor, se oyen pisadas presurosas y voces excitadas. La puerta de tu habitación se abre de golpe y Andra irrumpe dentro. Te agarra del brazo, sujetándose con la otra mano la flor blanca que lleva detrás de la oreja.
--¡Ven al baile! --grita.
Está claro, que quieras o no, tienes que ir. Te resignas y con otros cortesanos a los que no conoces os dirigís al salón del trono.
Este se encuentra ya rebosante de gente bulliciosa que celebra a la diosa y la llegada de la primavera. En el centro, unos pocos cortesanos bailan al compás de las flautas. Al rededor, la gente está de pié, formando grupos, charlando y de cuando en cuando comiendo de los manjares que se han servido en las mesas. Al fondo del salón divisas a Opris y Noa y vas hacia ellos, con Andra pegada a los talones. Antes de que llegues a reunirte con los dos éforos, empiezan a sonar los tambores. El baile principal comienza y Andra te rodea ansiosa la cintura con su brazo izquierdo. Con tu brazo derecho por encima de sus hombros y con el izquierdo enlazado firmemente a Psije, completas el círculo que danza alrededor de un ánfora llena de vino. El corro gira hacia un lado y luego hacia el otro al compás de los tambores. El ritmo se hace más rápido y tú, como tus compañeros de baile, levantas alternativamente un pié y luego el otro hacia el centro del círculo.
Si Apolo es tu Dios protector, pasa al 480. Si no lo es, pero Diónisos te es Favorable, pasa al 239. En cualquier otro caso, pasa al 118.
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118
El círculo ondula como el cuerpo de una gigantesca serpiente de mar a medida que los danzantes levantan los pies cada vez a mayor altura. Bastaría un pequeño impulso para poder golpear a uno de los danzantes de enfrente. Los tambores retumban con fuerza. Pasa al 320.
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* Está en cursiva. Antes ha preguntado por Apolo y Diónisos por lo que creo que algo se cuece en el baile este de "Pakito chocolatero".... Me arriesgo y +20 a la sección.
* Actualizo la Hoja de Aventura
