314
Se te ha caido la joya de tu madre: eso es lo que ha hecho ruido en el agua. Buscas a tientas en el fondo a tu alrededor hasta que la encuentras. Después te la vuelves a guardar en el bolsillo de la túnica. Sigues hasta la ciudad de Cleonas, donde hallas posada. Pasa al 266.
-----------------------------------
266
Al abrirte la puerta, el posadero te da sonriendo la bienvenida y te señala una habitación. Decides cenar primero y, una vez que has aplacado tu hambre, te retiras a descansar. A la mañana siguiente tomas un generoso desayuno y abandonas la ciudad. Pasa al 3.
-----------------------------------
3
El sol, ahora sobre tu lejana ciudad de Trezana, ilumina la tierra con una suave luz y sus cálidos rayos juegan con las hojas de los árboles. El camino que parte de Cleonas asciende poco a poco hasta la cumbre de unas colinas. Descansado y con ganas de caminar, subes facilmente el repecho. Al llegar a lo alto, comtemplas asombrado el panorama que se extiende a tus pies. A tu izquierda, el Golfo de Corinto se abre en una vasta extensión de agua, oscura como el vino. Sobre él, se alza la ciudad de Corinto, vigilando el mar como una atalaya, por si los piratas atacan para llevarse las cosechas y saquear los bien abastecidos poblados. A la derecha, al pie de las colinas, está la pequeña Céncreas, hermana de Corinto, como la Luna lo es del Sol. Más allá del puerto, el golfo de Sarónica alcanza casi Atenas, la ciudad de la diosa de ojos de lechuza. Entre aguas el istmo une el Peloponeso con las tierras salvajes del este. Reflexionas antes de decidir si vas a dirigirte a la bulliciosa Corinto (pasa al 152) o a la tranquila y marinera Céncreas (pasa 589).
-----------------------------------
* No lo tengo claro.... ¿A Corinto?
