P.D. Pues sí, Vono, aunque tampoco voy a traducir mucho, no creas. Como me de. Igual sólo hago la sección 200. O menos.
Bueno, aquí va un fragmento. Al final, NO LO HE REVISADO, así que, no os extrañe ver este mensaje editado dentro de poco, pues, imagino, haré correcciones. El caso es que sí se puede leer.
Por cierto, ¿quién dijo que Lobo Solitario acababa casándose con Banedon? (porque...tenía razón).
* En la posada de "La Esperanza Perdida" -tras el accidente del cochero-... Primera Parte
"¿Sois los viajeros del coche de Ragadorn?"-preguntó el propietario, en un lamentable intento de parecer inteligente.
"¡Cierra la boca, mujer!"-añadió, dirigiéndose a la cocina.
"Supongo que querréis seis habitaciones individuales"-dijo mirando deliberadamente a Viveka, con los ojos encendidos.
"Cuatro habitaciones individuales"-dijo ella con cuidada y controlada quietud. "Mi hermano y yo compartiremos una".
Parsion y Halvorc se mostraron sorprendidos. Ganon y Dorier se miraron con lascivia, y Lobo Solitario se quedó con la boca abierta.
"Como la
señorita desee" El propietario lanzó un guiño cómplice a Lobo Solitario. "¡
Cállate, puta estúpida, o te cambiaré la cara!. Sólo son amistosas bromas conyugales"-comentó. "Os ayudaría con vuestras bolsas, pero hay una "r" en el mes y mi espalda está molestándome de nuevo.
¡Y la cara de tu madre también, si viene aquí!"
"Oye, ¿a qué estás jugando? -susurró Lobo Solitario a Viveka, mientras, siguiendo el huesudo trasero del propietario, subía dificultosamente las destartaladas escaleras. "¡No soy tu hermano, por el bien de Ishir! El resto de la gente pensará que..."
"No me importa demasiado lo que piensen"-dijo Viveka rápidamente. "Desde este momento, hasta que alcancemos Port Bax, serás mi hermano. Es el único modo de tenerte siempre a la vista, como dije que haría". Hizo una pausa a mitad de las escaleras. "Debería pedirte que no te aproveches de la situación"-dijo con amenazantes ojos.
"Por supuesto que no. Pero deberías haberme avisado"
"Pérdoname, hermano. Lo recordaré en el futuro, hermano. He sido muy tonta, hermano. Ahora cállate y comienza a ser mi hermano, ¡maldita sea!"
Las habitaciones contaban con un balcón. A través de la ventana podían verse los restos abandonados de una mina: "un ejemplo fascinante de arqueología industrial"-en descripción de Viveka. La habitación tenía forma de L y Lobo Solitario se sintió tranquilizado al ver que las camas estaban separadas, la una de la otra, por el ángulo de la "L". Las camas estaban en muy malas condiciones, y Viveka probó las dos saltando sobre ellas antes de elegir la que le parecía más segura. "Creo que estaremos bastante cómodos aquí"- mintió con amargura.
Se escuchó entonces cómo alguien golpeaba la puerta, y, enseguida, Dorier gritó desde el otro lado:
"Si los hermanos están de acuerdo, quizás podríamos encontrarnos en el bar dentro de una hora para hablar de lo que haremos mañana".
"Estos hermanos están de acuerdo"-dijo Viveka, divertida, mirando, dubitativamente, una gran jarra de porcelana que estaba situada al lado de la cabecera de la cama. "Mi hermano dice que también está de acuerdo".
"Viveka"-dijo Lobo Solitario cuando las pisadas de Dorier dejaron de oírse. "Me disculparás por decirte esto, y, por supuesto, sé que estás actuando con las mejores intenciones, pero no me gusta que trates de dominar mi vida".
"Thought you might. Está agua está sucia".
"No creo que esté aquí para que la bebas. Creo que está para que te laves. De todos modos, creo que ha sido una buena idea que compartamos habitación. Pero me sorprendió. Me podrías, al menos, haber consultado antes".
"No iba a beberla, tonto. No sé cuáles son tus hábitats de higiene, y no estoy muy segura de querer descubrirlo, pero yo no bañaría a una rata aquí a no ser que me hubiera ofendido. En el último minuto pensé que debía mantener mis ojos en ti, tanto por la noche, como durante el día. Me pregunto si el propietario me cargará alguna tasa adicional si le pido algo de agua limpia."
"Seguramente, no. No, espera, pensándolo mejor, de acuerdo a lo que he visto hasta ahora, probablemente, lo hará. Pero eso no es importante. El hecho es que que no creo necesitar tu protección. He sobrevivido hasta aquí sin que nadie me ayudara"-dijo mientras se quitaba su camisa y se tendía sobre la cama, dejándose llevar por la sensación confortable de las mantas bajo sus escápulas- " y creo que, muchas gracias, puedo seguir haciéndolo".
"Alguien entre nosotros está tratando de matarte"-dijo Viveka, mientras abría la ventana y derramaba las aguas estancadas de la jarra, al jardín, pleno de malas hierbas, que había debajo. "Hasta que descubamos quién es esa persona, necesitas que alguien te proteja. Y yo no me mostraría tan arrogante, hermano, pues creo que podría partirte por la mitad si quisiera hacerlo". Tras decir esto, se apartó de él para colocar su ropa -en su mayoría, pesadas armas- en un rudimentario armario.
Viveka salió de la habitación , llevando en las manos la jarra vacía. Reapareció poco después, sosteniéndola con más cuidado. "Al final, no he tenido problemas para conseguir agua limpia"-dijo. "Es divertido observar cómo los hombres entran rápidamente en razón cuando rodeas sus gargantas con tus manos. Ahora, ¿dónde estábamos? Ah, sí. Serás mi hermano pequeño hasta que lleguemos a Port Bax. Después de esto, podrás elegir la forma en la que desees morir. Ahora, si quieres disculparme, quiero quitarme el polvo que he acumulado durante el día."
Hizo un gesto con la mano, y Lobo Solitario, obediente, se dio la vuelta.
Dejó entonces que sus ojos se cerraran. Holmgard parecía estar muy lejos, y necesitaba encontrar a alguien en quien confiar totalmente.
Viveka era amistosa, estaba convencido de ello, pero no estaba tan seguro de que pudiera confiar completamente en ella -si alguien le ofreciera una bolsa de coronas de oro ahora mismo, se volvería contra él, le cazaría y se embolsaría los honorarios. Además, parecía estar jugando con él, y eso le ofendía.
Después de lo que pareció ser mucho tiempo (parece que la moza aprovechó para "aliviar" tensiones, vale, esto es un añadido mío), Viveka le dijo que podía darse de nuevo la vuelta. Pero, entonces, sus pensamientos cayeron en una cálida y placentera fashion (¿moda? ¿eh? Imagino que será "somnolencia" o algo así), y murmuró que preferiría quedarse en la cama un poco más. Advirtió entonces los débiles sonidos que producía ella al dejar la habitación -antes le dijo, firme, que debía bajar a la taberna, en quince minutos, para unirse con todos los demás-. Tras esto, dejándose llevar, sin esfuerzos, por su imaginación, se encontró nadando en un mar cristalino, entre peces de colores, entre las cálidas y limpias aguas que le bañaban.
Vio interrumpido sus sueños cuando alguien llamó a la puerta. Le costó unos minutos recordar dónde estaba, y, después, se levantó de la cama y anduvo a tientas, torpemente, entre la oscuridad hasta encontrar la puerta.
La abrió, y sus ojos se encogieron ante la luz del pasillo. Bajo el marco de la puerta se encontraba la encorvada figura del posadero. El delgado hombre agarraba una bandeja de madera, sobre la que reposaba un cuenco en el que podía verse un humeante cocido.
"Tu amigo te envía esto, señor"-dijo- "tras notar que tardas en bajar a cenar".
¡Aunque tu madre fuera el rey [sic] de todos los Giaks, seguiría utilizando tus tripas para cargar la catapulta! Discúlpeme, pero es la forma en al que mi esposa y yo expresamos nuestro cariño."
Lobo Solitario asintió silenciosamente y cogió la bandeja. No se había sentido hambriento antes, pero, una vez que advirtió el olor que provenía del tazón sintió que estaba ansioso por llevarse algo de comida al estómago. Dio las gracias cortésmente al posadero, y colocó la bandeja sobre una mesa. Arrastró una silla que había al lado de la cama de Viveka y se sentó sobre ella, preparado para comer. Su apetito iba creciendo conforme consumía el cocido. En pocos minutos, la comida desapareció.
Después, miró a su alrededor, como si esperara que el posadero volviera, repentinamente, con algo más. Sin embargo, esto, por supuesto, no sucedió. Se concentró, y trató de moldear sus pensamientos, tratando de conseguir que el hombre tuerto apareciera [nota: no me queda claro si quiere recordarlo o si trata de convencerle mentalmente para que suba de nuevo]. Sin embargo, lo único que consiguió fue que los bordes de su visión se tornaran de un color rojizo. De repente, estaba a bordo del Cetro Verde, en esa cubierta que se inclinaba y que se zarandeaba, llevándole de un lado a otro, y que le llevaba a realizar una torpe danza. No, había algo que no estaba bien -por supuesto él no estaba en el Cetro Verde...eso había sido hace unos días. Ahora estaba en el medio de una orquesta, rodeado por un centenar, o más, de músicos, que le miraban expectantes, y sabía que ellos esperaban que dirigiera una sinfonía, pero no podía recordar cuál era, ni siquiera si la había escuchado alguna vez. Sin embargo, no le importaba, así que se llevó sus brazos atrás y comenzó a gritar, forzando la voz. Entonces, comenzó a vomitar. Surgía, caliente, el líquido, de su pecho. De repente, se convirtió en un Zlanbeast. Sus grandes alas se batían despiadadamente contra el débil aire, doblegándolo a su voluntad.
Estaba de pie, sobre una alfombra raída, con ese terrible hedor subiendo por las ventanas de su nariz. Volvió a vomitar, formando un grumoso charco que se extendió entre sus manos y sus rodillas. Alguien le había obligado a tragarse carbones ardientes, y ahora su estómago y su abdomen ardían lentamente. Sintió el dolor de las brillantes brasas y se preguntó si esto le divertía o no. Finalmente, concluyó que no.
Veneno.