Veamos que tienen de menú.
172
Eliges un asiento cerca de un rincón: la mesa está puesta y desde allí se divisa claramente el local. Pronto aparece una camarera llevando una fuente con carne asada y sirve una generosa ración en tu plato.
-Por favor, señor, son dos Coronas de oro -dice tendiéndote la mano.
Pagas (recuerda deducir esas Coronas de la cantidad anotada en tu Carta de Acción) y te acomodas para disfrutar de la cena. Mientras comes, se acerca a tu mesa el posadero. Es un individuo gordo y grasiento con pequeños ojos de cerdo.
-El mozo me dice que él cuida de su yegua. El animal está en buenas manos: nuestra cuadra es la mejor de todo Quarlen.
El hombre se apoya alternativamente sobre un pie y sobre el otro. Se encuentra incómodo en tu presencia.
-Desea tomar una habitación, supongo.
Terminas de tragar un bocado antes de asentir con un movimiento de cabeza.
-Tiene suerte, amigo -contesta con manifiesto alivio al ver que eres un huésped dispuesto a hacer gasto-. Nos queda una habitación libre, la número 17.
Saca del bolsillo de su delantal una sencilla llave de hierro y la coloca en la mesa junto a tu plato.
-Son 3 Coronas de oro, señor. Y el pago por adelantado.
Pagas al posadero y deslizas la llave en tu propio bolsillo.
Pasa al 219.
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* Tachamos las 5 coronas, nos quedan 42 en total.
219
De repente se oye un gran estrépito al cerrarse de golpe la puerta de la posada. En el local entra un joven hidalgo de oscuras cejas, ataviado con un extravagante vestido de ébano y oro. Se quita la capa de terciopelo con ampulosa ostentación y pide comida y vino. Tres camareras y el propio posadero acuden a atender sus deseos. Sus modales son tan insultantes que no te sorprende ver que tiene la cara desfigurada por numerosas cicatrices. Debe de estar provocando continuamente combates y duelos.
El hidalgo va a sentarse en la misma mesa que ya ocupa un anciano delgado e inofensivo. A los pocos segundos el joven prorrumpe en insultos y, agarrando al viejo con una mano por el cuello, le levanta de su asiento y le tira al suelo.
-Miserable gusano, ¿cómo te atreves a sentarte a mi lado? -aúlla.

Illustration XIII—El hidalgo da una patada a su asiento echándolo hacia atrás y se abalanza sobre el desgraciado anciano.
Aturdido y atemorizado, el hombrecillo murmura una disculpa, pero de nada le sirve. El hidalgo se abalanza sobre el desgraciado a la vez que empuña su espada. La clientela de la Posada contempla la escena con deleite, como si asistieran a un espectáculo de circo en Vassagonia. No hay duda de que el hidalgo intenta matar al anciano.
Si tienes un arco, pasa al 301.
Si no tienes un arco, pasa al 78.
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301
Con la rapidez y agilidad que caracterizan a un maestro del Kai cargas el arco, apuntas y disparas. La flecha atraviesa el brazo del hidalgo en el preciso momento en que se disponía a golpear con su espada, haciendo que ésta arranque esquirlas del suelo de piedra, no de la cabeza del anciano. El hidalgo profiere un chillido estridente, se tambalea hacia atrás y cae al suelo, agarrándose el brazo herido con la otra mano.
-Maldito seas, villano -grita-. Soy Roark, hidalgo de Amory. Pagaras esto con tu vida. Recuerda mis palabras.
Temblando de dolor y de ira, se pone en pie y pide al posadero su espada y su capa. Luego desaparece en la oscuridad de la noche dejando tras él un eco de amenazas y maldiciones.
Pasa al 281.
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* Acabamos de hacer un amigo

(Tachamos la flecha que se lleva de regalo y nos quedan cinco)
281
-Deje que le exprese mi humilde agradecimiento -dice el frágil anciano cuando le ayudas a ponerse en pie-. Estoy en deuda con usted para siempre.
Agarrándole de un brazo le acompañas hasta su mesa donde recoge sus cosas, esparcidas por el ataque del hidalgo.
-Me llamo Cyrilus. Soy mago -dice humildemente como disculpándose de una debilidad o anormalidad-. No pretendo poseer grandes conocimientos de las ciencias ocultas. Mis talentos son modestos, se miren como se miren. Sólo hago trucos sencillos y me gano la vida divirtiendo con juegos de manos y prestidigitación a los cortesanos de Varetta.
Tu mirada te traiciona. El anciano nota en seguida tu súbito interés por la palabra ‘Varetta’.
Si quieres preguntarle por la Piedra de la Ciencia de Varetta, pasa al 83.
Si no deseas preguntarle nada, despídete de él y pasa al 239.
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* Preguntemos, preguntemos...
