La sangre de los zombis

Si te atreves a ponerte en la piel de un Señor del Kai, si te crees capaz de desafiar a los Señores de la Oscuridad, o si deseas simplemete pasar un buen rato, entra y asume el riesgo... pero quedas advertido...
Heinrich
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por Heinrich »

Z. está teniendo mucha suerte con las explosiones, ¡los escombros no lo hieren, el fuego no lo quema, la luz no lo ciega, la onda expansiva no lo derriba! ¡La metralla se desvía para respetarlo! ¡La reacción de óxido-reducción de la atmósfera de humilla ante su propósito! ¡Ni las deflagraciones ni las detonaciones lo despeinan! ¡Aunque las granadas rujan como mil tigres y desencadenen un viento mayor que el de las alas de diez mil dragones, Z. continúa impasible!

Ejem, ejem, perdón, estoy leyéndome el Viaje al Oeste y el estilo se te queda pegado. Muy bien narrado, curioso el detalle de los diferentes olores que dejan tras de sí los explosivos, y espero ver qué tal acaba la sesión de rappel. Oye, igual me he perdido el detalle en la lectura, pero, ¿Z. está bajando hacia el patio o hacia fuera del castillo? ¿Hacia el exterior, entiendo, no?

Preveo encuentros con lobos zombie en un bosque de Eurrropa del Este en este último caso.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

COMENTARIOS A LA JUGADA
Heinrich escribió:Z. está teniendo mucha suerte con las explosiones, ¡los escombros no lo hieren, el fuego no lo quema....!"
:smt043

Muy gracioso en tu inimitable estilo, pero no hay fantasmadas ni suerte con los dados. Sencillamente física aplicada... y claro, llevar un chaleco y un casco ayudan mucho.

Me he hartado en el foro de Battletech de Punto Nadir de escibir sobre las explosiones de la artillería y la dispersión de la metralla. En el caso de la granada, la explosión no tiene forma circular si no un patrón con forma de banana que puede dar paradojas como que la metralla mate a alguien que esté a cien metros del punto de impacto, y alguien que se encuentre a dos metros salga ilesa. Sencillamente echarse al suelo disminuye enormemente la posibilidad de ser alcanzado por los fragmentos, ya que sólo te pueden alcanzar los que van en una trayectoria paralela al suelo. El mayor peligro de una granada defensiva es la metralla, la onda expansiva no es tan mortífera, salvo que te caiga a los pies, o estés en un espacio cerrado, que no es el caso, el pasillo era amplio y largo con lo que la presión se disipa a lo largo. De hecho, dada la distancia, el tiempo suficiente para echarse a tierra, y la armadura, Z. debería haber salido ileso, pero en el texto el fiat del autor indica que sufres una herida leve en la pierna. Lo único plausible es haber sido alcanzado por una esquirla rebotada en el techo y sin mucha fuerza para clavarse profundamente. Espero no dar la impresión de que las granadas de mano son inofensivas, en el cine se exagera mucho su letalidad, pero si te pillan cerca y de pie, hacen carne picada contigo.

En este caso del infectado dinamitero, he hecho la explosión mucho más fuerte que en el original para más dramatismo, y para ser lógico y consecuente con el plan de los malos, pero en realidad Z. corría aún menos peligro. El hueco de la escalera canaliza la explosión como si fuera un cañón, y toda la onda expansiva se va escaleras abajo y arriba por la trampilla, y lo mismo la metralla proyectada por la explosión, al haber muros y techo de piedra entre el foco de la explosión y el cuerpo serrano de Z., éste no sufre daño alguno. Lo malo es la sobrepresión en el recinto por la acumulación de gases, pero al haber ventanales estos se rompen (hacia fuera, cuando lo normal en los bombardeos es al revés, salvo que la bomba te caiga en el cuarto de estar, claro) y se disipa la presión y la temperatura de los gases, con lo que Z. queda aturdido, ensordecido, medio asfixiado y chamuscado, pero básicamente entero. Le caen algunos cascotes encima, pero se trata de rebotes que han perdido gran parte de su energía al chocar contra el techo de la torre.

Te pongo un ejemplo histórico, en muchas películas de guerra muestran como un soldado se acerca a un búnker y arroja una granada o carga explosiva por la tronera. A pesar de que su cabeza esté a centímetros de la apertura, cuando se produce la explosión, toda la fuerza sale dirigida por el hueco sin dañarle.

Lo que habría sido suicida habría sido cerrar la trampilla, en ese caso es muerte automática. Y de todas formas lo que te ha salvado es llevar la pistola cuando había muchas razones para abandonarla porque es un trasto que pesa mucho con muy poca efectividad. Creo la verdad que podríamos prescindir de la escopeta, pero temo quedarme sin balas para la metralleta.

No estoy haciendo trampas y estoy tan sorprendido como vosotros de haber llegado hasta aquí sin usar comodines. Z. tuvo suerte en los combates cuerpo a cuerpo iniciales que estaba desarmado, podrías repetir la partida varias veces y la palmarías una y otra vez antes del salir del sótano. Tampoco he ajustado la dificultad, a todas luces excesiva. Que se te echen encima veinte zombis es una burrada, pero con las tácticas adecuadas y si tienes la suerte de encontrar las armas se puede hacer.

No todo ha salido bien. Lo de tirar por el pasillo de la derecha por el asco que daba el hedor ha sido un error, porque nos han soltado la jauría y encima luego nos hemos comido la explosión de la granada. Si hubiéramos seguido rectos habríamos llegado antes que Boris o el esbirro que vino a soltar a los perros, y nos habríamos ahorrado la granada, y encontrado a los perros todavía encerrados. Por cierto, hemos pasado por alto un detalle muy importante que expondré luego si Z. tiene ocasión de recapacitar y poner el hámster de la racionalización en turbo.

Espero no estar aburriendo con la explicación hiperdetallada de cada movimiento. "Z. se hurgó la nariz y contempló pensativo el moco que se había sacado ..." :smt016 , pero en esta escena climática me pareció apropiado detallar la explosión, y me parece no menos interesante el problema práctico de supervivencia. ¿Cómo se sale de aquí? Trepar por una cuerda es algo de rutina para los héroes de acción, pero para una persona normal es una odisea.

PD: Trato sencillamente de ser realista y detallado en las descripciones para que os metáis en la piel de Z. y "saboreéis" la partida. Imaginaros que os ocurre a vosotros. A mí me da miedo hasta tirar los dados. Si sabes que va a palmar, la cuestión es cuándo...

Seguimos mañana, que esto de tener un bebé que se despierta a horas intempestivas me mata. :smt015
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Esto ha sido una mala idea.

Las cosas no salen como has esperado. Intentas bajar como has visto en las películas. Con una mano sujetando y la izquierda guiando el cable suelto. La cuerda es demasiado delgada para que la aferres bien con los guantes, y descubres que la cuerda no se te tensa en el improvisado arnés si no que , antes de bajar dos metros ya estás sujetándote con las dos manos incapaz de bajar más y presa del miedo a caer.

Con un tremendo esfuerzo te impulsas hacia arriba y a duras penas consigues izarte y pasar por la ventana rota. Jadeante te quitas el yelmo y los guantes y te preguntas angustiado cómo vas a poder bajar. "¡Piensa MacGyver, piensa!".

Tras reflexionar, el problema parece ser conseguir que la cuerda se vaya deslizando poco a poco. Coges la cuerda y haces nudos a intervalos para mejor agarre. Compruebas una vez más que esté bien sujeta, la pasas con dos vueltas en torno a tu cintura y la pasas dos veces por la argolla sujeta al cinturón, con la esperanza de que resbale poco y el arnés sostenga tu cuerpo en vez de tus brazos, y puedas descender apoyando los pies en la pared. Te acorazas y empiezas el descenso...

Quince metros. Quince metros separan la vida de la muerte.

Poco a poco, intentando mantener el cuerpo rígido y lo más perpendicular posible a la pared, bajas a pequeños saltitos, mientras la cuerda se desliza en torno a tu cintura y por tus palmas.

Al principio no parece tan difícil y progresas rápido. Luego empieza a amplificarse el movimiento de péndulo y todo se complica. La cuerda tirando de la argolla hace que el cinturón se te clave cruelmente en la cintura. El sol calienta tu casco y sudas a chorros. Consigues llegar hasta el repecho de la primera ventana y puedes descansar los brazos, apoyado en precario equilibrio. Prosigues el descenso, mientras los nudos se deslizan entre tus guantes.

La cuerda se atora de vez en cuando al deslizarse por la cintura, y los esfuerzos para soltarte te hacen balancearte peligrosamente. En un momento dado te quedas colgando en el vacío, pataleando hasta que el vaivén te hace chocar con la pared. Te golpeas el casco contra las piedras, te lastimas la piel de la cadera y el hombro al rozar contra el muro. Bajas rascando la pared hasta que consigues llegar al segundo repecho. Te detienes jadeante, pero no te puedes quedar aquí pues se te cansan los brazos.

Sigues el último tramo del descenso. El más peligroso porque los balanceos son mayores y si bien quizá no te mataras con la caída, te partirías las piernas y sería lo mismo.

El cinturón se te ha deslizado por el torso hasta los sobacos, arrollando la camiseta. Te duelen mucho los brazos y hombros y desciendes cada vez más deprisa, oscilando y golpeando contra la pared. Te corren ríos de sudor por la cara.

La cuerda está a su fin. Como ya sabías se va a quedar corta. Aún estás a tres o cuatro metros del suelo. Hora de saltar. Recuerdas los relatos de la Segunda Guerra Mundial sobre paracaidistas "Antes de aterrizar, flexionar las piernas" Sueltas la última vuelta en torno a la cintura, sacándola del arnés, y te deslizas hasta el último nudo, sujetándote con ambos brazos y apoyando los pies en la pared. Ya no puedes más. Te das un poco de impulso para apartarte del muro y te quedas colgando de los brazos.

Saltas.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

El impacto es brutal. A pesar de doblar las piernas en el último momento, y de lo grueso de las suelas de tus botas de baloncesto, te sientes como si te hubieran golpeado con una barra de hierro en la planta de los pies.

Caes de bruces y te lastimas las rodillas a pesar de parar el choque con las manos. Te golpeas con el visor en el suelo. Aún con el acolchado el impacto te aturde. Ruedas dolorido, y cuando recobras el aliento tratas de incorporate. Te duelen mucho los pies y las rodillas despellejadas , pero parece que no te has roto nada, aunque te duelen todos los músculos y tus piernas temblorosas apenas te sostienen. Te sientas sobre el ardiente tejado a pesar de que te quemas el trasero y te quitas otra vez el casco y los guantes para poder refrescarte. Miras hacia arriba y no puedes creer que hayas conseguido bajar desde esa altura. Meneas la cabeza al ver que la argolla del llavero se ha deformado por el peso.

(comentario del Master: Según las reglas del RQ, La habilidad básica de Trepar de Z. es 40% Descender por una pared, despacio, de día, sin casi carga, con una cuerda, asideros y repechos donde hacer alto no es una tarea especialmente difícil, por lo que aún con la penalización por patoso, se quedaría salomónicamente en un 50% de probabilidades de bajar o caerse. El manual dice que es una tirada por cada 10 metros de escalada. Ya la altura era de 15 metros, que dividí en tres tramos, de ventana a ventana, decidí hacer tres tiradas, porque nunca ha hecho esto y va muy despacio. Si fallas no puedes seguir descendiendo, una pifia te caes.

Los resultados de las tiradas fueron: fallo la primera "53", lo que me ha hecho recapacitar y pensar que la forma de sujetar la cuerda era una chapuza y que no iba a funcionar. Después de las mejoras las tiradas han sido increíblemente buenas
42, 02, 10 y un 13 en la tirada de Saltar que evita que te tuerzas un tobillo. Los dados nos aman.


Imagen

No se oye nada, así que supones que te han dado por muerto o que al menos no tienen prisa por venir a comprobarlo. Contento y aliviado te pones a recoger tu equipo. La caja de las balas se ha roto con el impacto y hay cartuchos de escopeta y bala desperdigados por la azotea. Como el latón de los casquillos relumbra al sol no es difícil recogerlos. La pistola y la metralleta parecen funcionar, aparte de arañazos en el metal y muescas en la madera, los soviéticos sí que sabían hacer las armas sólidas y duras. Te acuerdas de lo que decía uno de tus libros sobre armas de infantería que viene al caso "... en el ejército británico de la India, la primera prueba que se hacía con un nuevo fusil era dejarlo caer desde una alta torre. Si seguía funcionando después de eso, se podían hacer otras pruebas. Si no, era demasiado frágil para el servicio activo"... y si antes lamentabas que los tambores de la metralleta pesaran tanto, ahora estás agradecido por la solidez de la gruesa chapa.

Pero como siempre que tienes un rato de tranquilidad en el que nadie trata de matarte, suenan alarmas en la parte analítica de tu mente y comienzas a pensar en cosas que no te cuadran... ¿de dónde salió el infectado dinamitero?
Heinrich
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por Heinrich »

Te ha quedado chulo. Leyendo la descripción pensé que las tiradas habrían sido más ajustadas. Oye, ¿cómo van los puntos de fatiga de Z.?

En cuanto al zombie dinamitero, la explicación más probable es que el maligno enemigo haya conseguido adoctrinar zombies y dirigirlos hacia sus enemigos. Después de todo, si los infectados conservan un mínimo raciocinio, aún tienen un cerebro y un sistema nervioso que pueden servir de base para entender un lenguaje. Ya entrando en la especulación, puede incluso que la idea no fuese la de crear una enfermedad cualquiera, sino una que permita convertir al sujeto en un pelele sin voluntad. Los individuos con los que Yurr alimentaba a sus perros serían los que iba desechando, quizás porque debido a imprecisiones en el método o alguna característica física no le valían.

La otra posible explicación es que el infectado estaba en una de las habitaciones que Z. ha ido dejando atrás y de repente lo empezó a seguir su rastro con un cartucho de dinamita y un encendedor. ¿De cuál? Pues a saber.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Heinrich escribió:Te ha quedado chulo. Leyendo la descripción pensé que las tiradas habrían sido más ajustadas.
Me alegro que te haya gustado. Bajar por una cuerda es un trámite en las películas de acción, pero en estas circunstancias es un asunto de vida o muerte. Cómo resolver el problema práctico de no sólo bajar, si no también bajar todo el equipo te hace sacar el MacGyver que llevas dentro.

Las tiradas han salido buenas pero sólo eran para ver si tenías éxito o no, no hay categoría de éxito o fracaso en este caso. Yo he descrito todo el proceso imaginando lo más probable que pasaría. Bajar cualquiera puede hacerlo, pero las pasas putas. No hacía falta complicarse la vida, imagino, sencillamente sujetándose con las manos y apoyando los pies cualquiera podría hacerlo y bajar bastante más rápido, pero hay que tener fuerza en los brazos, y como te resbales te matas. Z. ha preferido ir lento pero seguro. Ignoro lo bien que resultaría en la vida real, así que niños, no hagáis esto en casa. :smt018

Porque teníamos la cuerda, que si no estaríamos atrapados sin salida. El librojuego es endiabladamente difícil, pero entre la suerte y el sentido común hemos escogido objetos que nos han salvado la vida.

Oye, ¿cómo van los puntos de fatiga de Z.?

Pues más o menos está en una penalización constante de entre -5 y -10 percentiles. Por eso es tan pelma y va tan despacio, y se toma tantas pausas para descansar.


La otra posible explicación es que el infectado estaba en una de las habitaciones que Z. ha ido dejando atrás y de repente lo empezó a seguir su rastro con un cartucho de dinamita y un encendedor. ¿De cuál? Pues a saber.


Buena deducción. La respuesta en el siguiente episodio.
Heinrich
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por Heinrich »

Camarero, una actualización con extra de sangre y tiros, por favor.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Lo siento de verdad, con este calor y lo mal que duermo no puedo escribir, aunque la historia la tengo ya en la cabeza, lo siguiente será otra larga escena introspectiva y de razonamiento deductivo, antes de pasar al clímax de la aventura, que estará cerca. A ver cómo bajamos del tejado ahora.
Heinrich
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por Heinrich »

No pasa nada, hombre. Cuando puedas y quieras, que por esto no te pagan.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

La fatiga, el dolor y la tensión nerviosa nublan tu mente, te bullen las ideas en la cabeza y tratas de poner en orden tus pensamientos.

"No son zombis, son infectados". Tienes que dejar de pensar en ellos como si fueran los monstruos de las películas. Son personas, enfermas, con el cerebro degenerado y presas de una locura agresiva, pero es evidente que aunque sus cerebros hayan perdido las funciones más complejas del raciocinio y el lenguaje, no se han quedado idiotas del todo. Lo de la granada pudo ser casualidad, pero lo de la dinamita muestra cierta inteligencia abstracta y memoria.

Los otros infectados estaban muchos flacos y harapientos, otros menos deteriorados, pero este era muy fornido y parecía más fresco. Supones que el forzudo llevaba menos tiempo prisionero, o le infectaron más tarde. Seguramente le usaban como esclavo para tareas pesadas... como acarrear los cadáveres, y cuando dejó de ser útil lo infectaron. Piensas en la emboscada de la habitación de la pecera. Está claro que a esos dos los llevaron a rastras, esposados y los encerraron en esa habitación, antes de que llegaras, una trampa, como la del cofre, y la de soltarte a los perros. Por contra el forzudo dinamitero te lo soltaron después, seguramente cuando oyeron la explosión de la granada, después de que mataras a los perros, y vinieron a ver si la trampa había acabado contigo. Cuando vieron que te habías metido en la torre y quedarías acorralado, metieron al infectado furioso con una mochila cargada de dinamita y cerraron la puerta a ver si el tipo al oírte se pensaba que fueras uno de sus torturadores y se lanzaba escaleras arriba a matarte a bombazos, o bien se inmolaba volando la escalera y dejándote atrapado. Recuerdas el detalle escalofriante de que el dinamitero tenía los labios toscamente cosidos y todavía sangraban, por lo que le habían cerrado la boca hace poco. Te asquea la crueldad de la que son capaces estos asesinos. Como el tipo era tan forzudo, le cosieron la boca por precaución, para evitar que mordiera a sus captores.

Sientes una punzada de compasión por el desgraciado. Debía sufrir mucho, y como el de la granada, quiso acabar con sus sufrimientos y morir matando. Ahora sientes remordimientos porque la influencia de la película "28 días después" y tus primeras peleas con ellos te hicieron ver a todos los infectados como lunáticos asesinos... pero ahora te das cuenta de que no es así. El virus los vuelve rabiosos, pero siguen siendo seres humanos, o al menos animales sociales. Es decir, son violentos, pero no se matan entre ellos. Destrozan el mobiliario de las habitaciones en las que están encerrados para desahogar su agresividad. Comen ratas y perros pero no se comen unos a otros, los caníbales del sótano que devoraron el cadáver del guardia estaban desesperados. Algunos trabajan en equipo, como los dos de las alcantarillas que estaban cazando ratas. El sentimiento de culpabilidad te abruma, al pensar que cuando la turba de infectados armados con cuchillos y hachas salieron del gimnasio y bajaron la escalera en tromba... no iban a por ti. Sencillamente vieron que la puerta de su prisión estaba de repente abierta, salieron, recogieron las armas y se lanzaron a la carrera hacia la salida, y con el ánimo de vengarse de sus captores. Te acuerdas de otra escena de la película "Espartaco" , como la fuga de los gladiadores. Dios mío, sólo querían escapar... y a ti te pillaron en medio y te tomaron por un guardia. Y como empezaste a matarlos se pusieron todavía más furiosos. ¿Qué has hecho? te dices consternado.

Aprietas los dientes y recurres al lado más duro e implacable de tu personalidad para acallar la molesta voz de tu conciencia "Acabar con su sufrimiento. No había esperanza para ellos y es tu vida o la suya. Admítelo Z., en el fondo eres un cabrón psicópata, otra persona habría vacilado y tú les disparaste sin pensar. Es por eso que escapaste y sigues vivo y otros no.

Te esfuerzas en pensar en otra cosa.
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 21:58, editado 1 vez en total.
Heinrich
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por Heinrich »

Jum, pues yo sigo pensando que el infectado de la dinamita recibía órdenes explícitas de los organizadores de este tinglado. Si estaba cabreado con ellos, retenía la suficiente inteligencia como para manipular el material explosivo y hacerlo cuando más daño podía causar, ¡en cuanto lo pusieron en sus manos y cerraron la puerta lo hubiera detonado para escapar! Muy estúpido tenía que ser para pensar que, si sus torturadores lo habían encerrado en una torre con un paquete de explosivos, otro de ellos estaría corriendo hacia arriba escapando de él, ¿no? Es posible que estuviera trastornado por la meningitis rara, pero bueno, se me hace muy rebuscado que justo los malos supieran que el infectado iba a reaccionar así. Mi teoría sigue siendo que el virus te deja medio lelo, pero que en algunos casos se puede adiestrar a los zombies resultantes para que hagan tu voluntad.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Ufff, menos mal, estaba el foro caído. ¡Qué susto!

Por cierto, tienes razón en tu apreciación. Z. está cansado y no todas sus deducciones son correctas. Tú debes estar en lo cierto al suponer que los infectados ,retienen suficiente raciocinio para quizá entender órdenes y obedecerlas, lo que es aún más inquietante que el hecho de que conserven inteligencia para usar cosas que hagan ¡pumba! y tal vez armas de fuego.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

NARRACIÓN DEL MASTER


Hay algo que no cuadra. ¿Por dónde vino Boris, y supones, al menos uno de los matones, a poner la trampa en el cofre, preparar la emboscada en la habitación, y soltarte a los perros? Suponías que estaban un paso por delante tuyo, pero no han podido bajar por la torre..., no hay otra salida, y luego te han soltado al dinamitero, después de que empezaras a subir, o sea que ¿los tenías detrás?
¿Vinieron otra vez por el ascensor de la biblioteca de la otra planta? ¿Pero en ese caso como te adelantaron para soltar los perros y demás trampas?

Te remueves agitado,mientras una idea tras otra te cruza la mente.

La perrera. Otro misterio. Por lo que recuerdas de los castillos medievales, las caballerizas y las perreras estaban en el patio, porque es lo lógico, los animales necesitan aire fresco, que los saquen a hacer ejercicio, poder sacar sus excrementos... no tiene sentido y es una crueldad encerrar a los perros en una habitación interior. Bueno, sí, si Dürr experimentó con los perros y estaban infectados, no podía arriesgarse a que un chucho se escapara con su propiedad intelectual, el virus, ironizas, por eso los encerró. Además, continúas con las bromas macabras de cinéfilo, para dar de comer a los perros les daba Soylent Green y se ahorraba una pasta en latas de Dinki-Di. No tienes perro y no ves la tele, por lo que la única marca de comida para perros que se te ocurre es la que se zampaba Mel Gibson en "Mad Max".

No puedes evitar analizar los aspectos prácticos de tan morboso y horripilante asunto. Han secuestrado a decenas de personas para infectarlas. Y claro, la gente se muere. O la matan. Y el problema es deshacerse de los cuerpos. Se los das de comer a los perros y así sólo tienes que recoger los huesos y es más fácil librarte de ellos. Pesan menos y te ahorras el descuartizarlos. Espera, ¡espera! ¿Cómo llevaban los cadáveres a la perrera? Los muertos son muy pesados y los secuaces de Dürr muy pocos. No podían traerlos en camilla de ruedas o carretilla porque hay escaleras...

¡La corriente de aire! Maldices al verlo ahora todo claro. Después de que estallara la granada que te arrojó el infectado, una brisa disipó el humo en el pasillo. La misma corriente que hacía que te llegara la peste a muerto y a perro por el pasillo desde abajo. Olía tan mal que no reparaste en ello, y luego al pasar por la perrera, por el horror y el asco no quisiste entrar a mirar. La corriente de aire debía venir del hueco de otro ascensor, o montacargas, con el que subían del sótano los cadáveres para alimentar a los perros y retiraban los huesos. Por ese motivo y para tenerlos encerrados convirtieron esa sala en perrera, y por ese montacargas vinieron Boris y los matones a prepararte las trampas, tenderte la emboscada con los perros, y cuando todo eso falló, subieron al infectado con la dinamita una vez que pasaste de largo y te metiste en la torre del reloj.

Aunque estás complacido en parte por tu perspicacia al resolver el misterio, sobre todo estás furioso contigo mismo por no haber prestado más atención a los indicios y no registrar la perrera. Ha sido un error que has estado a punto de pagar con tu vida por dos veces. Bueno, al menos si tú no puedes bajar, ellos tampoco pueden subir.

Vuelves a la reconstrucción de los movimientos de tus enemigos, y de tu aliado Boris .Bien, después de la ensalada de tiros con la turba de infectados que soltaron del vestuario en la otra planta, saben que tienes una escopeta y que no es seguro para ellos usar el ascensor de la biblioteca. No tienen cojones de bajar a por ti. Tampoco oyen la explosión de la trampa bomba que te dejaron en el cofre. Sin problema, saben que por los pasillos de la otra planta había suelta otra quincena de infectos, los que se estaban zampando un perro, que ahora sabes de dónde salió, lo debieron soltar para que los infectados se entretuvieran con él.

Tus enemigos vuelven a oír otro tiroteo y cómo se alejan los disparos en la distancia, y luego, como dejas de tirar con la escopeta y se oyen disparos de pistola. Lo prolongado del tiroteo les habrá preocupado, y no están seguros de que los infectados hayan acabado contigo. Es más, como antes te has cargado a una docena, seguro que estaban acojonados porque eres difícil de matar. No se atreven a bajar por el ascensor de la biblioteca a comprobar si las has palmado, por si estás al acecho. Por fin, mientras tú estabas ocupado con los registros y armándote y preparando tu equipo se desplazan por el piso de arriba o el sótano, hasta el montacargas de la perrera y deciden, prepararte trampas y emboscadas y enviar a Boris pasillo adelante para descubrir si sigues vivo y dar aviso.

Como no se fían de Boris, porque les habrá parecido sospechosa tanta casualidad: de que hayas encontrado la escopeta, que no hayas caído en la trampa bomba, le envían por el pasillo solo, porque les acojona encontrarse con algún infectado por los pasillos, y armado con nada más que un cuchillo para defenderse y quitarle a Boris ideas de pasarte armas o unirse a ti. Boris se juega la vida para desactivar la trampa del cofre, da el cambiazo del "latún" con la granada y se la mete en el bolsillo, pero luego por tu culpa casi te matan, porque se encuentra al infectado por el pasillo y tras darle de cuchilladas se le cae la granada, que recogió el infecto. También casi consigue que te maten, obedece las órdenes, se acerca hasta el cruce se asoma, y vuelve para informar lo más despacio que puede para retrasar la suelta de la jauría darte tiempo a llegar por el otro pasillo hasta la puerta. Ahí la culpa es tuya, porque eres tan pelma e ibas tan lento que los perros te alcanzaron antes de poder ponerte a salvo. Sonríes imaginando la cara que se les ha debido quedar a Yurr y sus matones cuando oyeron la ráfaga de metralleta.

Luego claro, cuando poco después oyeron la explosión de la granada, debieron pensar que habías picado en la trampa del cofre "bueno, ya está, se cargó a los perros, pero se acabó el cabrón, bajemos a mirar qué ha quedado".. vaya cara cuando han visto el cofre entero y que tú sigues adelante, incansable como el conejito de Duracel. Ríes entre dientes.

Te pones serio de repente. Es posible que Boris y su compañero Gregor ya estén muertos. Dürr es un psicópata paranoico que se ha cargado a sus colaboradores. Si yo fuera Dürr estaría mosqueado de que el prisionero se escapa, sé que ha hablado con mis dos encargados de almacén, que no son de fiar y luego tiene la suerte de encontrar el armario de las escopetas, mi metralleta favorita, se carga todo lo que le echamos encima.... y no cae en nuestras trampas. Demasiadas casualidades.

Te sientes triste. Parecían buena gente... ¿o de verdad lo eran? Son, o eran, un par de cobardes que te han engañado para que intentes abrirte paso y así tengas ocupado a Dürr y sus matones y ellos tengan una oportunidad de escapar. Si se arriesgan a ayudarte lo hacen para salvarse ellos y porque saben que Dürr también los matará cuando llegue el momento.

Además, ahora que lo piensas, hay un detalle curioso. Los perros no ladraron, como en una historia de Sherlock Holmes, el perro que no ladró a medianoche. El montacargas está dentro de la perrera, Boris tuvo que cruzar entre los perros para abrir la puerta y salir al pasillo. Aunque oyes mal, tendrías que haber oído los ladridos de los perros cuando llegabas por el pasillo. Eso significa que los perros le conocían... además de encargado de almacén, ¿qué más trabajos hacían esos dos? Se te revuelve el estómago al pensar que seguramente estaban encargados de llevar a los muertos para echárselos a los perros. Esos dos cabrones deben estar metidos hasta el cuello en este crimen. Si los han matado que se jodan.

Aunque ¿quién eres tú para juzgar? Te acuerdas del Sonderkommando en los campos de exterminio nazis. El "destacamento especial" de presos que se encargaban de llevar los carros con los cadáveres de los asesinados en las cámaras de gas a los crematorios. Si estuvieras en su lugar ¿qué no estarías dispuesto a hacer con tal de vivir un día más?

Un ruido pone fin a tus cavilaciones. Sobresaltado recuerdas que aún no estás a salvo. Te pones en pie.


CONTINUARÁ (sólo han pasado unos pocos minutos )
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 22:01, editado 2 veces en total.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

El ruido es el motor de un coche. Te vuelves a colocar el almete mientras te acercas al borde de la azotea a mirar.

359

Estás en la azotea del ala oeste, por encima del patio cubierto de gravilla que hay abajo. El cuadrado está formado por las paredes de arenisca de los edificios que conforman el castillo. De repente un deportivo de color azul ruge a través de la puerta principal del ala sur, hacia el patio, dejando marcas en la gravilla. Al frenar, el coche crea una nube de polvo delante de la puerta del garaje del ala este. El conductor, un hombre con el pelo largo y una cara inusualmente alargada, sale del coche y abre las puertas del garaje. Regresa al asiento del conductor, pone el coche en movimiento y entra en el garaje marcha atrás. ¡Sin duda es Heinrich Dürr en persona!

NARRACIÓN

Una oleada de emociones te embargan. Ira y frustración porque se esfuman tus esperanzas de que Dürr y su banda se largaran y te dejasen solo. Angustia y desesperación porque eso significa que tendrás que abrirte paso a tiros para escapar. A ello se le une la comprensión de por qué los secuaces de Dürr no estaban dispuestos a arriesgarse a enfrentarse a ti y se han limitado a tenderte trampas y emboscadas.

Los infectados llenan el patio, pero el hombre no vuelve a aparecer. Dos de los infectados giran su cabeza y miran hacia arriba. Te señalan y empiezan a gritar, llamando la atención de los demás.

(No hay otras salidas en esta azotea. Se trata de una cubierta moderna, lo que ha sido una suerte, porque si fuera un tejado inclinado podrías haber perdido el equipo, o caer rodando hasta el borde tras aterrizar.)

Tienes que actuar rápido. Hay una claraboya en el tejado a unos veinte metros de tu posición. Una tubería desciende por el ala oeste, desde la base de la torre del reloj hasta el patio. Si quieres ir rápido a la claraboya, pasa al 393. Si prefieres bajar por la tubería, ve al 4.
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 22:02, editado 1 vez en total.
Heinrich
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por Heinrich »

Mierda, hace algo más de una hora escribí un post y no se llegó a publicar, al parecer. No decía nada importante, aparte de presagiar un encuentro final con Yurr y su comando de élite conformado por zombies nazis.

En fin: claraboya, vistacillo y granada si se tercia que dentro hay una horda de infectados. Si hay solo uno o dos, siempre llamará menos la atención pegar un par de tiros con la pistola. Si bajas por la tubería llegas al patio y está lleno de infectados asesinos, así que no veo la ventaja de hacer eso.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Tienes razón que lo de bajar al patio es una elección absurda, algunas veces los librojuegos te presentan opciones que van contra el sentido común, pero como el texto te da la opción, la he planteado.

No lleva a ninguna parte en el original, pero yo cambiaría el guión, la única lógica que le veo es que los infectados estén encerrados en el patio en un recinto cercado con alambrada, por lo que recuerdas de cuando te secuestraron, debiste pasar por el patio del castillo entre ellos, y Dürr ha entrado en el patio con el coche sin problemas.

En ese caso sí que tendría sentido bajar, y tratar de llegar hasta la puerta del castillo, que debe estar abierta porque ha entrado el coche del villano. Sería muy arriesgado y nada garantiza que el portón no esté cerrado, o el rastrillo bajado, o si hay foso que el puente levadizo no esté subido. Muy arriesgado pero es la ruta más corta hacia la libertad, pero implica, bajar a pulso por una tubería de desagüe y no eres ningún escalador, y encima cargado, abrirse paso a tiros entre los infectados, y una carrera hasta la entrada, visto así hasta es tentador, pero la desechas porque no te ves capaz del descenso. Sin cuerda tampoco podemos bajar de ninguna otra forma.

Aclaro el texto. Estamos en una pequeña azotea en la base de la torre. Seguramente haya una puerta de acceso a la torre que no hayamos visto en nuestro ascenso. De todas formas da igual, porque la escalera debe estar bloqueada por los escombros de la explosión, y en todo caso volveríamos a donde ya hemos estado y no hay salida, porque los esbirros de Yurr nos cortan la retirada.

Sólo nos queda pasar al tejado de este ala, que es de tejas, e inclinado, aunque no mucho, con el riesgo de caernos, y tratar de romper la claraboya.
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 22:08, editado 1 vez en total.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Actualizo ficha, más o menos sigues igual de cargados como un burro, lo que has ahorrado al dejar la cuerda y vacir la botella de agua, lo ganas con el peso de la espada, que es un engorro, pero la necesitaremos. Dejas el cuchillo de cocina , pero luego te lo piensas mejor y te lo quedas.

EDITO: Vuelvo a actualizar la ficha después de pasar por el tejado.

ARMAS y MUNICIÓN 17.575 Kilos

Escopeta recortada 2 kilos (en brazos)
2 cartuchos de postas 00 del 12 (0.92, 46 gramos por cartucho)
(2 cargados )
17 cartuchos sueltos perdigones no.4 del 12 para cazar patos (0.73 kilos, 43 gramos por cartucho, 140 perdigones de 3mm ) ( en bolsillos del chaleco ) de dudosa utilidad contra humanos e infectados, pero menos es nada


Metralleta PPSh 41 3.63 kilos (en mochila, no tienes correa para llevarla)
3 x tambores 5.46 kilos (71 cartuchos, 1.82 kilos cargado, 0.9 vacío) (1 cargado, 2 en mochila)
1 caja con 41 balas 7.62mm Tokarev 0.53 kilos (en mochila, 13 gramos por cartucho) regalo de Boris

3 x Granada de mano RGD-5 0.93K, (0.31 cada una, en bolsa costado)

Pistola Tula Tokarev TT-33 fabricada en Romania (0.85 K) (en su funda)
2 cargadores (8 balas) 0.36K (0.18 K cargado 76 gr vacío cada uno, uno cargado, otro en la pistolera)

Espada medieval afilada, 1.5 kilos, sujeta al costado.

ARMADURA 12 kilos

chaleco antibalístico con placas de titanio (protege pecho y abdomen) 7 kilos
Yelmo armadura medieval (protege cabeza, cara y cuello) 2.5 kilos
Guanteletes (protegen manos y antebrazos hasta el codo, 2.5 kilos

ROPA PUESTA 1.5 kilos
Pantalones de vestir viejos 0.5 k (rotos en las rodillas)
Camiseta 0.1
Zapatillas deportivas (0.8 k el par)
Reloj pulsera 0.05

CINTO Y BOLSA 0.85 kilos.

- Cinturón con pistolera 0.55
-Bolsa pequeña negra ("mariconera"), (0.1) (contiene 12 cartuchos perdigones escopeta )
- Manojo de llaves numeradas 1 al 9 (0.2)

MOCHILA 1.55 KILOS

-Mochila (vacía 0.5) contenido:
Metralleta PPSh 41
Tambor


Sudadera 0.5
Camisa invierno manga larga 0.25
Botella de agua de plástico 0.5 litros ( 0.5 kilos llena, ahora vacía)


-surtido objetos: (0.25)
Paquete vendas y tiritas. (ya usado para curar heridas en brazos y piernas)
cajetilla de cerillas
rotulador acetato grueso, negro
dos lápices HB
lupa
papel con el número de combinación
cortaplumas 0.05,


TOTAL CARGA: 33.11 KILOS
ARMAS Y MUNICIÓN 17.11 kilos
ARMADURA 12 kilos
ROPA 1.5 kilos
CINTO Y BOLSA 0.85 kilos.
MOCHILA 1.55 kilos


PUNTOS FATIGA ACTUALES -5(- 5% penalización tareas físicas)

Infectados muertos: 42

5 x apuñalados con destornillador
1 x estrangulado
16 x muertos a tiros de pistola (59 balas gastadas)
17 x muertos a tiros de escopeta (24 cartuchos gastados)
3 x rematados a cuchillo

17 x perros infectados (acribillados con la metralleta )
Última edición por El Analandés el 04-Ago-2016, 22:33, editado 3 veces en total.
Heinrich
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por Heinrich »

"¿Cómo he acabado peleando cuerpo a cuerpo contra un zombi en un armario? Maldita sea, no tengo espacio para mover mi espada... ¿Por qué me desprendería del cuchillo de cocinaaaarghhhh..."
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

NARRACIÓN

Caminar por el tejado inclinado pisando las tejas curvas, con la perspectiva de una caída mortal a ambos lados ya sería complicado para una persona normal. Con tu problema de equilibrio, escasa agilidad, cansancio, y treinta kilos de equipo a cuestas es una tarea hercúlea y el miedo a la caída te paraliza.

Vacilas entre la depresión y la euforia. La parte realista de tu mente te dice que se acabó, que ahora que ha vuelto Dürr ya no tienes ninguna posibilidad. Él y sus matones se limitarán a esperarte apostados a la puerta del castillo y te cazarán a tiros como un conejo. La parte terca e irracional de tu mente, la que te empuja a seguir adelante te dice que no te rindas nunca, que has hecho cosas con las que sólo podías soñar, has conseguido escapar de la celda cuando ya te dabas por muerto, has matado a docenas de enemigos y sobrevivido y has conseguido bajar de la torre. Esto es peligroso pero no más difícil.

Metes la escopeta en la mochila, y tras un momento de vacilación, la espada, es un estorbo pero igual puede serte útil. Pasas la mochila al otro lado y con esfuerzo te izas a pulso y pasas sobre el parapeto, con un pie en cada vertiente del tejado. Imposible mantener el equilibrio, por lo que decides desplazarte a medias agachado apoyándote en las manos, a medias a cuatro patas, a horcajadas de la cumbrera. Mueves primero la mochila, y luego te desplazas tú, asegurándote de estar bien sujeto. Las rodillas heridas te duelen al apoyarte sobre las tejas, tienes los músculos doloridos por tu descenso por la cuerda desde lo alto de la torre, y las varias heridas, magulladuras y cortes te dan punzadas pero de alguna forma te sobrepones al dolor, la fatiga, el calor y la pesada carga que soportas. Parece que las palizas y padecimientos sufridos durante tu encierro y los combates y trabajos que has soportado estas últimas horas han elevado el umbral de tu dolor, y superado tus límites de resistencia. Metro a metro, gateas por el tejado, empujando la mochila, y tratas de no mirar a los lados. Te concentras en llegar al primer objetivo, una chimenea a dos tercios del camino antes de llegar a la claraboya.

En un momento dado la mochila con las armas y la munición se te escurre y se desliza tejado abajo antes de detenerse a un par de metros. No puedes alcanzarla, por lo tienes que descolgarte, tendido sobre el tejado para alcanzarla, empujarla hacia arriba, y luego volverte a subir. Mientras haces estas maniobras, al patalear desprendes una teja suelta, que se desliza por el tejado y luego cae al patio, lo que provoca nuevos gritos de los infectados allá abajo, poseídos por lo que parece una rabia incontrolable. Consigues regresar al caballete del tejado y ya te falta poco para llegar a la chimenea cuando el clamor te hace bajar la vista. miras abajo y te quedas helado cuando ves a Dürr salir del garaje con un fusil de caza en las manos.

¿Qué haces?

A)- Te levantas, dejas la bolsa de las armas, y corres a ponerte a cubierto tras la chimenea antes de que pueda apuntar y disparar.

B) Te descuelgas y te pones a cubierto en la otra falda del tejado.


PD: Jajajaj muy bueno, el comentario, bueno, ya que insistes puedes quedarte el cuchillo. Pesa poco y lo llevas en un bolsillo, por lo que no estorba. Pensaba tirar la espada, pero he pensado en usarla como martillo.

- Comentario de reglas y tiradas:

El método lento pero seguro de avance de Z., inevitable dadas sus limitaciones físicas, no está exento de riesgos. Para empezar, le ha dado tiempo a Dürr a ir a buscar un arma, y segundo, la suerte nos ha sido adversa y ha sacado una pifia "99" por lo que se la ha caído la bolsa de las armas y el retraso le da al villano una oportunidad de dispararte.
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 22:10, editado 2 veces en total.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

La decisión es instintiva, por lo que no hay que pensarlo mucho. Ambas opciones tienen sus pros y sus contras.

Sabes que Yurr practica la caza mayor, viste que tenía de trofeo piel de leopardo, por lo que debe ser un buen tirador. Tienes un par de segundos hasta que te vea, apunte y dispare. El fusil tiene mira telescópica, la distancia es algo más de 50 metros. Si te levantas en dos zancadas estás a cubierto tras la chimenea de ladrillo, el riesgo es caerse.

Descolgarse a toda prisa al otro lado del tejado es menos expuesto pero también hay algo de riesgo de caer rodando por el tejado llevado del impulso.
Última edición por El Analandés el 04-Ago-2016, 10:09, editado 1 vez en total.
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