Pues si que hay un error, concretamente en la ciudad de "Chula". Falta la bandera, asi era imposible. Yo llevo mi ejemplar a mano y use el mapa del libro. Visto el fallo continuamos hasta el 373.
373
-¡Aquí está! -exclama Banedon clavando el dedo en un punto del mapa del Gran Desierto que tiene extendido sobre su mesa-. A 185 km al oeste de Bir Rabalou y a 185 km al sur del oasis de Bal-loftan.
Con una pluma de ave marca el sitio.
-¡La Tumba de los Majhanes!
Observas el mapa pensando en los kilómetros de desierto que os separan de vuestra meta. Banedon repara en tu mirada de desaliento y en seguida intenta animarte.
-No temas, Lobo Solitario, estaremos allí antes del amanecer.
Su confianza te hace sonreír, pero no es el viaje lo que te preocupa, sino lo que podáis encontrar a vuestra llegada.
Pasa al 320.
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320
Empieza a apuntar la claridad en el horizonte sobre una baja colina de contornos borrosos y salpicada de pequeños árboles. La Nave del espacio ha hecho una veloz travesía durante la noche y ha llegado a las estribaciones de las montañas de Koneshi, en una de cuyas hendiduras el barco queda escondido de miradas indiscretas. A 40 kilómetros al norte, en un paraje de rocas desnudas y matorrales secos se encuentra la Tumba de los Majhanes.
Banedon y tú os ponéis en marcha antes de que se haga de día, deseosos de no perder tiempo y de no desperdiciar el amparo protector de la oscuridad. Cuando el gran disco dorado del sol aparece en el cielo, veis por primera vez vuestra meta. Una enorme excavación ha puesto al descubierto el corazón de esa tierra abrasada, profundizando alrededor de las tumbas de olvidados antepasados. Miles de giaks, rencorosos y malévolos servidores de los señores de la Oscuridad, trabajan incesantemente para extraer piedra y arena de esa cantera, obligados por los Drakkarim a subir arrastrando por las rampas sus pesadas cargas hasta el borde del cráter.
Cerca de ese borde, un campamento de negras tiendas rodea un gran baldaquino. A la sombra de esta construcción reposa una gigantesca bestia voladora: un zlan imperial. Su presencia en ese lugar sólo puede significar una cosa: el señor de la Oscuridad Haakon ha llegado. Este pensamiento hace que se te hiele la sangre en las venas, pero te tranquiliza ver que los esclavos siguen trabajando: eso indica que su misión no se ha cumplido y el Libro del Magnakai aún no ha sido descubierto.
Es imposible acercarse al cráter sin ser vistos. Tendréis que esperar a que se haga de noche para intentar entrar en la Tumba. Durante la larga espera, Banedon y tú acordáis que él trate de encontrar a Tipasa. Lo más probable es que se halle cautivo en el campamento. Los señores de la Oscuridad no le matarán antes de descubrir el tesoro que buscan.
En el transcurso del día debes tomar una comida o perderás 3 puntos de RESISTENCIA. Haz los ajustes necesarios en tu Carta de Acción.(*)
Pasa al 286.
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(*) (Sección 320): Como estás en medio del páramo, no puedes usar la disciplina de Caza para librarte de la obligación de hacer una comida aquí.
* Borramos una comida, nos quedamos sin provisiones.
286
Al caer la noche comienzas tu desesperada búsqueda. Los giaks no representan ningún problema que no puedas resolver con tus habilidades de guerrero, pues están exhaustos a causa del trabajo agotador que realizan. Sólo los Drakkarim parecen vigilar, pero aun así hay menos de una docena patrullando por todo el cráter. Hasta que alcances el interior de la Tumba no parece que vayas a tropezar con ninguna dificultad especial.
Un drakkar monta guardia cerca de donde tú te encuentras. Sus ojos crueles brillan detrás de su máscara de la muerte. De vez en cuando aparta su atención de la guardia para echar un trago de una botella de agua.
Si posees la disciplina de Poder mental sobre la materia, pasa al 214.
Si no posees esa disciplina, pasa al 239
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214
Concentras tu habilidad en una pala cercana intentando que choque contra la carretilla sobre la que reposa. El Drakkar de guardia sólo se aleja unos segundos de su puesto para investigar al causa del ruido. Cuando vuelve, tú ya estás dentro de la Tumba.
Pasa al 395
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395
Hasta donde puedes ver, un largo y recto corredor de piedra desciende en declive delante de ti. En las paredes crepitan y chisporrotean antorchas que iluminan los pictogramas grabados en la amarillenta roca.
A intervalos regulares sobresalen en el corredor principal toscas losas. Te detienes a examinar más de cerca una de esas losas y el suelo debajo de ella y llegas a una aterradora conclusión. Son trampas, sin duda alguna accionadas involuntariamente por los giaks cuando sacaban arena de ese corredor. Los señores de la Oscuridad, lejos de instruir a los giaks para que evitaran esas trampas, les han utilizado deliberadamente para hacerlas saltar. Una vez que las trampas han saltado, los cuerpos aplastados de los giaks y las losas han sido retirados para poder pasar a la siguiente sección. Los hoyos-trampa parecen haber sido neutralizados del mismo modo. Puestos al descubierto por infortunados giaks, han sido rellenados con sus cadáveres y nivelados con arena. La sola idea de esta despiadada barbarie te llena de espanto.
Después de adentrarte un kilómetro y medio por el corredor, llegas finalmente ante una gran puerta de piedra. La piedra que la rodea muestra señales de haber sido golpeada, pero la puerta en sí está intacta.
Observas un rayo de luz que procede de un agujero del techo y forma en el suelo un círculo luminoso junto a otro agujero similar. En la pared, al lado de la puerta, hay una muesca triangular, no mayor que una Corona de oro.
Si tienes un Prisma, pasa al 233.
Si tienes un Triángulo de piedra azul, pasa al 245.
Si no tienes ninguno de esos objetos, pasa al 298.
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* Tenemos el
Triángulo Azul de las cuevas de Kalte.
245
Te descuelgas del cuello el Triángulo de piedra azul y lo introduces en la muesca de la pared. Encaja perfectamente. Oyes el rechinar de una piedra sobre otra y la puerta se abre dejando al descubierto una cámara. Aunque está débilmente iluminada, en la espesa capa de polvo que cubre el suelo de mármol ves innumerables huellas de pisadas. Al entrar en la cámara divisas un trono de tosca piedra situado enfrente de la pared del fondo.
Detrás de ti la puerta se cierra con amedrentadora velocidad.
Pasa al 289.
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289
El trono empieza a girar. Un terrible alarido te taladra los oídos. Casi al instante se convierte en los ásperos gruñidos de un lenguaje gutural. Nunca has oído idioma semejante. Palabras y sonidos que bocas humanas nunca podrían articular retumban como truenos en la cámara. Es la enigmática lengua que habla Haakon, señor de la Oscuridad de Helgedad.
Haakon se levanta del trono. De su boca inhumana brotan aún los ecos de una voz espectral. Un puño enguantado se abre mostrando una piedra candente, alrededor de la cual crepita una llama azul. Sientes las corrientes de poder que irradia el núcleo de esa piedra. De repente las palabras de Haakon se transforman en las de un idioma que entiendes perfectamente: el sommerlundés.
-¡Contempla tu último destino, señor del Kai!
Se oye un estampido ensordecedor y de la fuente de energía sale disparada una bola de fuego azul hacia tu cabeza.
Si posees la Sommerswerd, pasa al 311.
Si no posees ese objeto especial, pasa al 219.
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311
Levantas la espada de oro a tiempo de desviar el rayo de energía, que estalla contra la pared de la cámara abriendo un agujero de varios centímetros de profundidad en la roca dura como el acero. El impacto te arranca de la mano la Sommerswerd, que sale despedida por el aire polvoriento y describiendo un arco se clava en el suelo de mármol. Ruedas por el suelo y te proteges detrás de una columna.
-No has hecho más que aplazar unos segundos tu mortal destino, señor del Kai -escupe Haakon.
Si deseas tratar de recobrar la Sommerswerd, pasa al 278.
Si quieres trasladarte a un nuevo escondite aprovechando la cobertura que te proporciona el polvo que se ha arremolinado en la cámara, pasa al 350.
Si prefieres quedarte donde estás, pasa al 230.
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* A por la
espada del sol, creo que nos hará falta para vencerle.
