Censor escribió:Sí, vamos a saltar.
Por cierto, ¿el PDF del libro tiene la sección en cursiva? No me lo he bajado todavía...

El pdf está correctamente, el fallo ha sido mio porque se me pasó al escribirlo.

. Continuemos pues:
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80
El palacio está silencioso. Por desiertos y frescos corredores te diriges al sótano, donde se encuentra la sala en la que Crabia adiestra a los saltadores. Crabia ya estaba esperándote. Es un recinto enorme, que ahora se encuentra a oscuras y que tiene el suelo de tierra. En el centro hay un complicado aparato de madera, del que sobresale un armazón con dos cuernos semejantes a los de un toro.
--Intenta saltar por encima de este aparato --te ordena Crabia.
Das unas cuantas volteretas sobre las manos en el suelo para practicar. Después tomas carrerilla, te lanzas sobre el aparato, agarras los cuernos, das en el aire una vuelta de campana y aterrizas de pie al otro lado del aparato. Crabia asiente.
--Bien, pero eso es hacer gimnasia, no saltar un toro. Prueba ahora.
Crabia quita del aparato dos clavijas de madera y se aparta. Realizas un nuevo salto, pero esta vez, cuando das la vuelta de campana, la máquina cabecea y te arroja al suelo.
--¡Pobre ignorante! --Grazna Crabia--. ¿Crees que un toro va a estarse con la cabeza quieta? Prueba otra vez.
Tras varios intentos fallidos consigues mantenerte en equilibrio agarrado a los cuernos, a pesar de las sacudidas de la máquina. Crabia le quita otras dos clavijas y te muestra cómo la máquina se mueve de un lado a otro y de atrás adelante.
--¡Venga, salta!
Al cabo de un rato te duelen los brazos y las piernas, pero al fin aprendes a no apoyarte en los cuernos, sino simplemente a rozarlos para dar la voltereta sin perder el equilibrio cuando la cabeza se mueve.
Crabia parece satisfecha.
--Bien --luego se corrige a sí misma--. No también como tu hermano, pero aprenderás.
Le das las gracias demasiado fatigado como para ironías, y te diriges hacia la puerta.
--Espera.
Te vuelves intrigado y Crabia te prende un diminuto toro de plata en el hombro.
--Aún no eres un auténtico saltador de toros. Mañana terminaremos la instrucción.
Suma 2 Puntos a tu Resistencia y recibes 1 Punto de Honor. Regresas a tu habitación rendido y duermes unas horas. Pasa al 337.
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*Actualicemos la hoja de aventura, que se me olvidó hacerlo cuando salimos de la habitación de Diftis.
*Creo que no me olvido de nada.
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337
Amanece un día radiante y tú te levantas como nuevo, sin la menor resaca. Te vistes y te vas a desayunar. Pasa al 377.
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377
--Este es el momento de triunfo de Lactris --susurra Opris--.Miradle cómo se hace el modesto.
Opris sonríe sin asomo de malicia.
--¿Es ahora cuando se va a anunciar quiénes han sido elegidos éforos? --preguntas.
--Sí, mira, aquélla a la derecha de Pangrion, es Noa.
Y señala a una joven de rostro vulgar. Pero, advirtiendo el cariño con que la mira Opris, murmuras unas palabras elogiosas para la joven.
--Atención, el <<tío>> Pangrion se pone en pie.
El sumo sacerdote mira a Noa haciendo un gesto que en él quiere ser una sonrisa y después proclama:
--Anuncio que los éforos para la fiesta serán Noa y Opris. Nada más.
Dicho esto, se marcha.
Miras con disimulo a tu alrededor. Lactris parece un marinero al que las Arpías acaban de quitar los suntuosos manjares que se disponía a comer. Opris está sorprendido, pero contento. Y Noa muestra la expresión de una niña que ha pedido a su tío mercader que le traiga un broche de oro de Oriente y éste vuelve con él: la satisfacción de la niña se debe no sólo al regalo, sino a la actitud complaciente del tío que hace lo que su sobrina le pide. Puede que juzgues mal a Noa, sacerdotisa de Deméter. Pasa al 84.
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84
Lactris se va. Opris habla un momento con Noa y después ambos salen en dirección hacia el templo. Buscas con la mirada a Zaisia, pero ésta no se encuentra presente. Psije, con muy mal aspecto, se acerca a ti.
--Oh, querido --te pregunta--, ¿sabes qué ocurre aquí?
--Creo que sí.
--Parece que Lactris se ha enfadado. Quizá...
Entonces ve venir a Andra, que evidentemente pretende tener contigo otra cordial conversación sobre lo mucho que ella quería a tu hermano. Psije te guiña un ojo, te da unas palmadas en el brazo y te deja. Con el rabillo del ojo ves que la detiene Miktros.
Para impedir que Andra te diga cuanto le gusta el acento ateniense, le preguntas dónde está Zaisia.
--Fué a ver a su madre esta mañana --responde Andra en un tono glacial que significa que cree conoceer la razón de tu interés--. No volverá hasta después de la fiesta.
¿Quieres quedarte a hablar con Andra (pasa al 519) o ir a dar una vuelta por el palacio (pasa al 10)?
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*No estamos aquí para ligar, vayamos a buscar más pistas. Ahi te quedas pesada...
