LA SOMBRA SOBRE RUANON (3ª Parte)

Si te atreves a ponerte en la piel de un Señor del Kai, si te crees capaz de desafiar a los Señores de la Oscuridad, o si deseas simplemete pasar un buen rato, entra y asume el riesgo... pero quedas advertido...
DRÁGALIN

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Elessa
Horario: Anocheciendo
Lugar: Ruinas de Maaken


En lo alto del resquebrajado edificio, Elessa echa un vistazo hacia abajo, donde el dragón espectral revisa las ventanas de la fachada mientras emite un gruñido animal. Debe distraerlo de algún modo para huir de aquí.

Cogiendo una pesada roca con ambas manos, la lanza por un lado del tejado para ver si el ruido al caer hace que el monstruo se mueva de su posición. Inmediatamente después de lanzarla, la vassagonia entra de nuevo al edificio y baja las escaleras... para encontrarse en el segundo piso con que el dragón la mira a través de una ventana.
El rugido de furia resuena con una fuerza terrible, y Elessa no se queda a esperar, vuelve a subir las escaleras hasta el tejado, jadeando por causa de esta especie de juego del gato y el ratón.

Y de pronto, todo el edificio se sacude como si se estuviera produciendo un terremoto. La vassagonia trata de mantener el equilibrio, sabiendo que no es ningún terremoto, sino que se trata del dragón, que se ha metido dentro del edificio atravesando la fachada, en su busca.
El tejado se desploma a pedazos, y la estructura del edificio se agita violentamente, cuando, en una explosión de losas y piedras, la testa del monstruo surge por el tejado y sus ojos se fijan en la mujer, al mismo tiempo que se empieza a oir el gorgoteo que precede a su ataque de llamaradas de fuego oscuro.
Pero Elessa no pierde la calma, y lanza contra la cabeza del dragón su redoma de agua bendecida, que al estrellarse y romperse en sus fauces, se inflama, y convierte su testa en una bola de fuego verde.

En ese momento, con el dragón espectral cegado por las llamas, el edificio se colapsa. La vassagonia usa toda su habilidad para moverse, saltar y evitar con gráciles acrobacias los cascotes y paredes de piedra que se derrumban junto a ella, y salta fuera del alcance del peligro, cayendo con ligereza sobre la calle, sin haber sufrido el más mínimo mal.

Elessa no se queda a ver cómo el monstruo sale de golpe de entre el edificio que se ha desplomado sobre él, sino que echa a correr hacia el templo, buscando un camino que le oculte de la vista del monstruo. Ni siquiera vuelve la vista atrás al oir como el dragón alza el vuelo para poder localizarla desde el aire.
Cuando por fín llega a la explanada frente al templo y se queda sin cobertura, se oye el rugido de la bestia al descubrir a su presa. El monstruo se lanza en picado contra la asesina que corre a grandes zancadas los últimos metros que la separan de la entrada...
Y entra dentro un segundo antes de que el dragón espectral se estrelle contra la entrada, demasiado pequeña para que pueda pasar por ella.

El impacto es brutal, haciendo que el templo se sacuda hasta sus cimientos, y el polvo se levante por doquier. Pero Elessa no se detiene una vez llegada al interior del templo. Sube una amplia escalera de caracol de piedra que la lleva hasta...
... una enorme sala abierta al enorme abismo de Maaken en su fondo, con el viento aullando como si fuera un grito de odio, con un altar de piedra negra donde reposa un sarcófago de cristal ocupado por una muchacha de dorados cabellos, y ante el cual luchan contra unas sombras espectrales tres monjes del Kai...
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Cuervo Vigía / Dragón Carmesí / Gavilán Temerario
Horario: Noche
Lugar: Ruinas de Maaken / Templo


Los guerreros espectrales os sorprenden por su rapidez. Se mueven como sombras fugaces, y aunque lográis alcanzarlos en varias ocasiones con vuestras armas encantadas, no parecen sentir dolor ni cansancio de ningún tipo... a diferencia de lo que os sucede a vosotros. ¿Lograréis aguantar lo suficiente como para derrotarlos?

La proximidad de estos enemigos hace que un frío glacial os invada, y el más leve roce muerde como el hielo. En un momento dado, Dragón es alcanzado por uno de los espadones de los espectros, dejándole malherido el brazo izquierdo y haciéndole doblar la rodilla por un momento. Cuervo y Gavilán se adelantan para protegerlo, redoblando sus esfuerzos.
Es entonces cuando Dragón ve a Elessa a la entrada de la sala y siente renacer la esperanza en su interior...
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Cuervo Vigía / Dragón Carmesí / Gavilán Temerario / Elessa
Horario: Noche
Lugar: Ruinas de Maaken / Templo


La asesina vassagonia atraviesa la sala a toda velocidad, mientras lanza uno de sus puñales contra el espectro que acosa a Dragón. El ser lo esquiva, pero el señor del Kai aprovecha ese momento para ponerse fuera del combate y correr hacia el altar.

Mientras, Gavilán y Cuervo se ven incapaces de derrotar a los espectros. Aparentemente incansables, poco a poco, están poniendo contra las cuerdas a los señores del Kai. Pero saben que deben aguantar un poco más. Si Dragón logra revivir a la hija del rey, el ritual quedará incompleto y los espectros volverán al averno del que han salido.
Sólo aguantar un poco más...

Dragón y Elessa se cruzan en medio de la carrera, y la vassagonia corta el paso del espectro que estaba a punto de alcanzar al señor del Kai por la espalda.
Dragón salta al altar, quedando ante el sarcófago de cristal, que se encuentra colocado de pie. En su interior, la princesa Diana flota ingrávida, rodeada de gotitas de sangre.

Pero justo cuando el señor del Kai alarga la mano para abrir la puerta una voz detiene su mano.
¡No lo hagas!
La voz no viene de ninguna parte, sino que ha resonado en su cabeza, y en la de Cuervo, Elessa y Gavilán.
E inmediatamente después un sonoro aleteo se deja oir sobre el aullido del viento, que ahora parece triunfal. Y los espectros dejan de atacar por un instante.

Desde el lado de la gran sala que se abre al Abismo de Maaken aparece un gigantesco Kraan descendiendo desde arriba y aleteando sus correosas alas negras de manera que se queda casi inmóvil en su posición.
Sobre el Kraan, de pie sobre su escamoso lomo, está Lobo Gris.
El poderoso Maestro del Magnakai, vestido con las vestiduras de la Orden y con su capa verde ondeando a su espalda, mantiene tensa una flecha en su arco mágico, Silbido. Apunta directamente al corazón de Dragón Carmesí.

La voz de Lobo Gris vuelve a resonar en las mentes de todos.

Lo que habéis hecho al llegar hasta aquí es sencillamente increíble. Pero lo que pretendéis nos llevará a todos a la perdición.
Desciende del altar, Dragón. No lo repetiré...
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JDKaos
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Mensaje por JDKaos »

Dragon baja la cabeza apesunbrado, tan cerca y tan lejos...

Con lenta monotonia Dragon da un paso hacia atras, luego otro...

¡Y de repente cuando media bota suya estaba ya en el aire y parecia que se habia rendido Dragon toma impulso y concentra su fuerza mental!

¡Lo hace en el Kraan en el que va montado Lobo Gris en vez de en el Maestro!

¿Que pasa? ¿Dragon se ha vuelto loco? ¡No! Es el inicio de una complicada estrategia que ya hizo una vez cuando era joven y a la que le gusta llamar "Asalto a la desesperada"...
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Los años de trabajo en equipo y el brillo en los ojos de Dragón Carmesí hacen que Cuervo y Gavilán adivinen de inmediato sus intenciones, y a su vez ataquen con sus poderes psíquicos a la montura de Lobo Gris.
Elessa tampoco espera y dando un poderoso salto hacia atrás, se interpone entre Dragón y cualquiera que se disponga a atacarlo, sosteniendo sus puñales en una posición defensiva y atenta a lo que suceda.

¡Y el plan funciona! El Kraan aulla moviendo su testa en un espasmo, mientras sus alas se pliegan y cae a plomo al fondo del precipicio.
Y aun así, el Maestro del Magnakai dispara.
Su letal flecha vuela hacia Dragón, pero es interceptada por la asesina vassagonia, que la destroza con un movimiento de sus armas. Por desgracia, las astillas que saltan se le clavan en el rostro, y uno de los trozos de la flecha le abra un sangriento surco en su hombro izquierdo. Con un quejido, Elessa se derrumba sobre el suelo.

Por fin, los espectros reaccionan e intentan llegar hasta el altar, pero Cuervo y Gavilán se interponen. Los tres guerreros espectrales acosan sin tregua a los agotados y sangrantes señores del Kai, pero estos siguen resistiendo, al límite de sus fuerzas, para dar a Dragón los segundos que necesita.

Y Dragón abre la puerta del sarcófago de cristal transparente y se introduce en su interior, sosteniendo con sus brazos el cuerpo sin vida de la princesa Diana. El señor del Kai cierra los ojos y se concentra para convertir su energía en un aura curativa que sane la mortal herida de la muchacha y haga que su alma encerrada entre las paredes de cristal de este ataud, vuelva a su cuerpo inerte.

Con un gruñido de esfuerzo, Elessa se levanta tambaleante, para ver con sorpresa cómo Lobo Gris se alza en el borde del precipicio. De alguna manera se las ha arreglado para saltar y de nuevo con su arco dispara una mortal saeta contra Dragón.
Al ver que no puede detenerla, la vassagonia grita para poner sobre aviso al señor del Kai, que, dentro del sarcófago y sosteniendo el cuerpo de la princesa, gira sobre sí mismo, haciendo que la flecha no les alcance por cuestión de milímetros.
Pero al travesar el sarcófago, la estructura de cristal de éste se quiebra y se rompe en mil pedazos, para después disolverse como si nunca hubiese existido.
El aullido del viento que sopla a vuestro alrededor se vuelve aterradoramente triunfal mientras Dragón siente como el alma de la chica escapa por fin de su prisión de cristal. Si no logra traerla de vuelta inmediatamente, nunca podrá revivir a la princesa, de manera que la abraza con fuerza mientras le transmite toda su energía curativa.

Cuervo y Gavilán aguantan como pueden el embate de los espectros, desesperados, sabiendo que si Dragón no logra su objetivo, el ritual que Lobo Gris llevó a cabo se completará totalmente y Lord Vashna volverá de nuevo a Magnamund despues de miles de años.
El Maestro del Magnakai corre hacia ellos, disparando de nuevo, pero en esta ocasión Elessa desvía el proyectil lejos de su objetivo.

Dragón, con los ojos cerrados, totalmente concentrado, reza por un milagro. Y de pronto escucha algo... Los latidos del corazón de la muchacha.

El viento alrededor se vuelve huracanado y su aullido se asemeja a un terrible lamento de desesperación. Se oye algo así como un trueno que deja a todos sordos por un momento y el viento huracanado se lleva a las sombras que son los espectros al fondo del abismo de Maaken. Seguidamente, una marea negra, como una cascada de sombra inunda la sala, mientras también es arrastrada al fondo del barranco. Todos os veis obligados a echaros al suelo y a agarraros a lo que tengáis más a mano para evitar ser arrastrados por la sobrenatural corriente.

Afuera, en la ciudad derruida, todos los ejércitos espectrales de Lobo Gris se disuelven y son arrastrados con furia por las calles en ruinas hacia el Abismo. En cuestión de segundos, las tropas de Vashna no son más que un recuerdo...

El silencio y la calma vuelven a la sala subterránea del altar.
Con un quejido de dolor, Elessa se pone en pie.
Cerca de allí, Cuervo y Gavilán se ayudan el uno al otro a incorporarse, al límite del agotamiento.
Dragón sostiene a la princesa que lo mira sin entender qué ha ocurrido, pero el Señor del Kai se vuelve inmediatamente hacia su adversario.

En mitad de la sala, Lobo Gris se ha deshecho de su arco, y ahora sostiene su espada mágica, Colmillo, en su mano derecha. La capucha verde de la capa del Kai le cae sobre el rostro, haciendo que sus ojos queden cubiertos por sombras. Podéis notar el poder que su figura exhala, el poder que sólo los más grandes Señores del Kai poseen.

La voz de vuestro adversario resuena en vuestras mentes, mientras empieza a caminar hacia vosotros, sin prisa.

Insensatos... ¿Creéis que habéis logrado algo? Tan sólo habéis retrasado mis planes...

La voz en vuestra mente resuena tanto que os causa dolor.

Volveré a realizar el ritual con la muchacha y todo volverá a ser como antes...
¡¡¡La única diferencia es que vosotros estaréis muertos!!!
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JDKaos
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Mensaje por JDKaos »

¡POP! El tapon de una botella de alether rueda por el suelo mientras dragon utiliza su rango de curacion para curarse a si mismo, a sus camaradas y a la vassagonia...

Con aspecto cansado deja a la princesa a la guardia de la vassagonia y con un rugido de rabia se dirige al Señor del Kai.


- ¡Si! ¡Tal vez nosotros muramos traidor! ¡Pero no nos iremos sin antes acabar contigo!

Y con un aura de furia y odio me lanzo contra el maestro...
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Lobo Gris ataca veloz, sin daros tiempo apenas a prepararos. Se desdibuja en un borrón verde que aparece de pronto para atacar a Cuervo, que bloquea un duro golpe de Colmillo a duras penas con su escudo.

Inmediatamente Cuervo tiene a su lado a Gavilán, apoyándole para contener al Maestro del Magnakai, que finta y lanza un golpe por lo bajo que Gavilán desvía con la punta de Cortavientos. Pero el contraataque de los señores del Kai es evitado con facilidad por Lobo, que no se priva de utilizar sus poderes psíquicos para aturdir a sus adversarios.
Desde detrás, Elessa lanza con puntería letal uno de sus puñales, pero el arma se desvía antes de alcanzar su objetivo, fruto de los poderes de control de la materia del maestro del Magnakai.

Justo cuando Dragón y Elessa se unen al combate, Lobo Gris vuelve a desaparecer de vuestra vista, para atacar desde detrás, a la espalda de Dragón, que no puede evitar que el filo del arma abra un tajo sanguilonento en su costado antes de revolverse son furia lanzando espadazos con Sombra, asistido por la asesina vassagonia, que ataca con sus puñales, los cuales forman remolinos en sus manos.

El Maestro del Magnakai se desvanece de vuestra visión por un segundo para reaparecer unos pasos más atrás. Vosotros, que habéis observado la técnica que utiliza, aprovecháis este segundo de ventaja para colocaros en grupo, casi espalda contra espalda, para evitar que os pueda volver a atacar por sorpresa cuando desaparece de la vista.

Lobo Gris está en una posición de ataque clásica de los Señores del Kai. Un fino riachuelo de sangre se desliza por su mano desde el hombro. El Maestro lo observa fijamente.


Impresionante. Murmura. Habéis logrado herirme.

¡Reconócelo! ¡Todo ha terminado! Le replica Gavilán. El ritual ha fallado, la Princesa está viva, el sarcófago encantado que construyó Dragair ha sido destruido y los Monjes del Kai y los Magos de Torán llegarán aquí en poco tiempo en cuanto se den cuenta de que tus ejércitos han desaparecido...

Lobo Gris os mira con ojos febriles. No importa. Lo volveré a intentar y esta vez lo conseguiré. Ese es mi destino...
Pero... Continúa. No será hoy.

Detrás del Maestro, desde el lado abierto a la sima de Maaken, aparece otro Kraan que aterriza sobre el suelo de piedra de la sala, rompiendo las baldosas entre sus garras negras.
Os quedáis anonadados al comprender que pretende huir de aquí.
Lobo Gris retrocede hacia el Kraan sin dejar de observaros. Dragón trata de lanzar un ataque psíquico contra la bestia, pero de alguna manera, el Maestro del Magnakai ha levantado un escudo psíquico que también protege a su montura.

Estáis a punto de lanzaros contra él cuando vuestro adversario os señala algo detrás vuestro. No se trata de ningún truco, sino de la Princesa Diana.
¡Está flotando en el aire junto al techo de la sala!
Sin duda Lobo Gris está usando su disciplina de Poder Mental para mantenerla levitando allí. Os dais cuenta de que si la muchacha cayese al suelo desde esa altura, dado el estado de salud tan delicado en el que está, podría morir.

El Maestro del Magnakai os dedica una sonrisa desagradable mientras se dispone a subir a lomos del Kraan.


Será mejor que no intentéis nada. Susurra. Podría perder la concentración y la joven sufrifría las consecuencias...
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Lobo Gris es demasiado peligroso. No podéis permitir que huya. No, después de todo lo que ha hecho.
En cuanto el maestro se gira para saltar a lomos del Kraan, salís a toda velocidad en su persecución, excepto Dragón, que corre hacia donde la princesa Diana levita en las alturas.

Una vez sobre la maligna bestia que agita con fuerza sus enormes alas para mantenerse en el aire, Lobo Gris, que aterriza de pie sobre el lomo del animal, se vuelve hacia la sala del altar con una sonrisa desagradable que se convierte en un rictus de sorpresa al ver a los Señores del Kai esprintando hacia él, con la intención de saltar sobre el monstruo.


¡Necios! Grita con furia al mismo tiempo que extiende su mano. En ese momento, Cuervo y Gavilán se ven echados para atrás con violencia, cayendo al duro suelo.
Y también en ese momento, la princesa Diana comienza a caer a plomo desde varios metros de altura.

De una zancada, Dragón salta encima del altar. Con otra más, se impulsa en el aire, hacia la figura que cae. Sus dedos rozan el blanco vestido de la chica...
... pero no puede evitar que se estrelle con violencia contra el suelo de piedra, rebote y su cuerpo quede por fin desmadejado y ensangrentado sobre las baldosas...

Elessa, que musita una plegaria para que su hechizo permanente le oculte de Lobo Gris, ve recompensadas sus oraciones.
Mientras unos pasos a su derecha, Cuervo y Gavilán quedan tendidos en el suelo, ella es capaz de avanzar, llegar hasta el borde del precipicio y saltar sobre el Kraan.
Sus puñales se clavan en el costado de la bestia, y la vassagonia los utiliza como agarraderos.
La bestia alada se retuerce de dolor, intentando con un brusco movimiento quitarse a la asesina de encima, pero está bien agarrada.
Al momento, la bestia vuelve a mantenerse controlada, agitando las alas para mantener la posición, sin duda gracias al control mental que el Maestro del Magnakai tiene sobre la bestia.
Lobo Gris, que ha desenvainado a Colmillo, avanza paso a paso hacia Elessa.

Mientras, Dragón sostiene el cuerpo de Diana, manchándose él mismo con la sangre de la joven al intentar captar algún latido de su corazón...
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El increíble duelo entre Lobo Gris y Elessa es un intercambio de precisos ataques que se desarrola en el inestable escenario que es el cuerpo de la bestia alada que los lleva a ambos. La pericia de la asesina vassagonia es impecable, pero es incapaz de hacer que el maestro del Magnakai ceda un solo paso atrás.

Es entonces cuando, sobre la escamosa de la cola, saltan Cuervo Vigía y Gavilán Temerario, aferrándose con todas sus fuerzas para no caer y acudir en ayuda de su compañera. El Kraan se resiente del peso, pero el ferréo control de Lobo Gris sobre la bestia la obliga a mantener su posición horizontal, aunque empieza a descender poco a poco, hundiéndose en la sima que es el Abismo de Maaken.

En la sala, Dragón Carmesí, con el rostro bañado en sudor por el esfuerzo y la concentración, impone sus manos sobre la princesa Diana. Los segundos pasan lentos como si fueran siglos hasta que de pronto, la joven toma aire con brusquedad y comienza a toser, para quedar de nuevo inconsciente.
El señor del Kai comprueba su pulso. Es débil, pero se mantiene, igual que la respiración. Ella vivirá.
Inmediatamente, Dragón se pone en pie y haciéndo caso omiso a sus heridas y corre hacia la batalla final, empuñando a Sombra en su mano.
Todo esto sólo acabará cuando Lobo Gris esté muerto.

Sobre el Kraan, los dos señores del Kai y la asesina vassagonia acosan sin cesar a Lobo Gris... ¡Obligándolo a ponerse a la defensiva!
El Señor del Magnakai siente el sabor de su propia sangre en la boca cuando los filos de los puñales de Elessa y el filo de Cortavientos horadan su carne.
Escupiendo un espumarajo sanguilonento, retrocede hacia el grueso cuello de la bestia que los sostiene a todos trazando arcos con Colmillo para conseguir un segundo de respiro... Pero es en ese momento cuando, detrás de él aterriza Dragón Carmesí, cortándole cualquier tipo de retirada.


¡Todo ha terminado, traidor! Le grita Dragón.

Lobo Gris, con una mueca de desprecio en su rostro replica: ¡¡¡JAMÁS!!!

En ese instante, el Maestro del Magnakai se agarra a una de las espinas de hueso de la cresta del monstruo mientras grita: ¡¡¡Arriba!!!

Obedeciendo su orden, el Kraan agita sus correosas alas en un poderoso batir y sale disparado hacia el cielo, con lo que la superficie sobre la que os apoyábais, el lomo de la bestia, pasa a estar de pronto vertical.

Desesperados, buscáis cualquier punto donde agarraros antes de que la gravedad os haga caer del Kraan al fondo insondable del Abismo de Maaken...
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La fuerza con la que despega el Kraan es tremenda. Ni Cuervo Vigía ni Gavilán Temerario pueden evitar soltarse de sus agarres y caer abajo.

Gavilán rebota sobre el cuerpo del Kraan, pero logra impulsarse con las piernas en el cuerpo de la bestia, con lo que da un salto que le hace caer al interior de la sala del altar, donde llega al suelo con una acrobacia y rueda por el embaldosado evitando sufrir daños.
En cuanto se detiene se gira para ver cómo su compañero cae al abismo.

¡¡¡Cuervo!!! Grita con la voz desgarrada mientras corre hacia el borde del precipicio.

Al llegar, se asoma hacia la negrura y no puede evitar resoplar de alivio al ver a Cuervo Vigía unos metros más abajo del borde. El Señor del Kai se sujeta por un brazo a una raiz que sobresale.
Estirándose todo lo posible, Gavilán sujeta a su compañero de armas por la muñeca y le ayuda a llegar arriba.

Pero en cuanto están ambos a salvo, lo primero que hacen es mirar al cielo nocturno, donde, en lo alto y recortado sobre una enorme luna blanca se ve la silueta del Kraan, ya a cientos de metros de altura.

Cuervo y Gavilán no pueden hacer otra cosa, por lo que comienzan a rezar...
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Con el viento aullando en sus oidos, ni Elessa ni Dragón Carmesí pueden hacer otra cosa que sujetarse con todas sus fuerzas a la bestia alada que vuela hacia el cielo estrellado de esta noche.
Ni tan siquiera pueden oirse gritar el uno al otro, pero lo que si saben es que sus fuerzas se agotan por momentos. No podrán aguantar mucho más en esta situación, a diferencia de Lobo Gris, que monta a horcajadas el cuello del Kraan y se sujeta a su cresta. En breves momentos terminarán por caer.

Entonces la idea se le ocurre a Dragón de repente. Es una locura, pero ya no hay más opciones.
Mira a Elessa y de alguna manera parece que ella le entiende, a pesar de no poder oirle, ya que asiente con determinación.

El Señor del Kai se toma un segundo para concentrarse y después, libera todo su poder psíquico en una tremenda onda mental.
Olas de energía psíquica surgen de Dragón, quemando la mente animal del Kraan, que ya no está protegida por Lobo Gris.
Las alas de la bestia se detienen de golpe, mientras un espasmo sacude todo su espinazo, muriendo de manera instantánea.

Durante un segundo, os quedaís quietos en el aire, a cientos de metros de altura, en medio de la noche. Durante un segundo todo es paz a vuestro alrededor.
Después, comenzáis a caer.
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El gigantesco cuerpo de la bestia alada se precipita hacia la ciudad en ruinas de Maaken.
Justo detrás, lo hacéis vosotros.

Con la capa verde agitándose violentamente entorno a él, Dragón puede ver a su lado a Elessa cayendo, con los ojos lagrimeando a causa del viento.
La vassagonia trata de decirle algo mientras intenta maniobrar en el aire para aproximarse a él, pero entonces su rostro se contrae por un espasmo de dolor y detrás suyo surge un chorro de sangre debido al tremendo tajo que ha recibido en la espalda.

El cuerpo de Elessa gira sobre sí mismo y se desliza hacia un lado para revelar a Lobo Gris detrás suya, con su espada encantada, Colmillo, empapada de la sangre de la mujer.
El Maestro del Magnakai, con los ojos enloquecidos y llenos de lágrimas, ríe a carcajadas mientras planea hacia Dragón.

Pero el Señor del Kai le está esperando. Con un grito de furia animal, lanza un tajo con Sombra que se hunde varios dedos en el costado de Lobo Gris, que vomita un chorro de sangre.
Con satisfacción, Dragón sigue moviendo la espada dentro de la herida, pero de pronto Lobo Gris sujeta el filo de su oponente con la mano, trabándola a pesar de la herida que esto le produce.
Y, mientras cae a una velocidad increíble hacia la ciudad que cada vez se ve más grande, Dragón es incapaz de evitar que Colmillo entre por su costado y su punta sobresalga por su espalda. Este es el turno del Señor del Kai de sangrar.
Pero, a pesar del dolor, no se deja vencer por la incosnciencia y con su otra mano, agarra también el filo de su oponente para que no pueda liberar su arma.

Los ojos de ambos Señores del Kai quedan a centímetros de distancia, mirándose con odio, hasta que una expresión de desconcierto surca el rostro de Lobo Gris.
Es Elessa, que aparece a su espalda.

Con los ojos convertidos en dos frías rendijas, la asesina vassagonia ejecuta un perfecto doble golpe con sus puñales, cruzando los brazos y clavando cada uno de los filos en un lado del cuello del Maestro del Magnakai hasta la empuñadura.

Lobo Gris grita. Un grito que se oye a pesar del aire huracanado que os rodea en vuestra caida.

Y entonces, con otro poderoso movimiento, Elessa descruza los brazos, con lo que el filo de los puñales cercena de cuajo la cabeza de Lobo Gris, que se pierde en la noche.
Es el fin del viejo Maestro...











Elessa logra llegar hasta Dragón y ambos se cogen por la mano, compartiendo una sonrisa...
...antes de llegar al suelo...
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Elessa logra llegar hasta Dragón y ambos se cogen por la mano, compartiendo una sonrisa...
...antes de llegar al suelo...

Cuando sucede algo totalmente imposible. La velocidad a la que caen empieza a ser cada vez menor, hasta que literalmente, ambos comienzan a planear sobre la ciudad derrruida.

Elessa sostiene a Dragón con su mano, y ambos llegan hasta el suelo flotando como si fueran plumas de ave.
El Señor del Kai, se tira en la tierra, exhausto, pero sorprendido de seguir vivo. Mira a la mujer, cuya expresión apenas se adivina bajo su velo.


¿Esto ha sido cosa tuya? Le pregunta Dragón.

La vassagonia, agotada, también se tumba. Pues claro. Dice con voz alegre. Soy una chica con recursos.

Durante unos minutos, ambos compañeros permanecen en silencio, recuperándose del titánico esfuerzo que han realizado. Pero pronto, Elessa se incorpora.
¿Todo ha terminado? Le pregunta al Señor del Kai.

Eso parece. Responde Dragón.

¿Y ahora qué? Pregunta de nuevo.

Como respuesta, les llegan los gritos de Cuervo Vigía y Gavilán Temerario, que corren hacia ellos riendo, sin acabar de creerse el haber encontrado vivos a sus compañeros. Cuervo lleva en brazos a la princesa Diana que, dormida, respira con tranquilidad.

En ese momento, el dolor de sus heridas desaparece y ambos se levantan y corren hacia ellos. Es un reencuentro feliz, lleno de carcajadas y alegría.

La ciudad de Maaken vuelve a la calma en esta noche de luna llena. Incluso el aullido del viento del Abismo Maldito se detiene.
La brisa nocturna sólo arrastra las risas de los cuatro amigos...
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Aquella noche por fin pasó y el nuevo día amaneció en el horizonte. Una fina lluvia comenzó al despuntar el alba, refrescando el ambiente y lavándolo de toda la maldad que habían traido los ejércitos espectrales.
La ciudad en ruinas de Maaken volvía a descansar en paz.

Uno de los barcos alados de los magos de Torán fue el que los descubrió a las afueras de Maaken y los llevó de nuevo a la ciudad de Ruanon. Atendidos de sus heridas por los hechiceros, durmieron prácticamente durante todo el viaje de vuelta.
Al llegar, el barco alado sobrevoló la ciudad, aproximándose a la fortaleza de La Mano, y allí descendió en el patio principal, donde una multitud les aguardaba.

Descendiendo por la pasarela del barco, los héroes de Ruanon llegaron hasta el patio llevando a la Princesa Diana en brazos, y, cuando se la entregaron al Rey, la multitud estalló en una ovación que resonó con ecos infinitos en las murallas de La Mano. Los aplausos y los gritos de júbilo pronto se extendieron por toda la ciudad y, cuando llegó la noticia, al resto de las ciudades de Sommerlund, especialmente en Holmgard.
En muy poco tiempo, la historia llegó a todos los lugares del Reino, e incluso se extendió a los países vecinos: Unos héroes habían evitado la catástrofe que amenazaba con arrasar todo Magnamund. El Bien había triunfado sobre el Mal, y ahora el mundo era un lugar mejor para toda la gente de buena voluntad...

Con el paso del tiempo, los nombres de aquellos que salvaron Sommerlund se olvidarían, pasando a la leyenda como “los Héroes de Ruanon”.
Pero eso ocurriría con el transcurrir de los siglos, no a la semana siguiente.


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Porque siete días después, un carruaje os transporta hasta la escalinata de la Catedral de Ishir.

De él bajáis los Señores del Kai Cuervo Vigía, Dragón Carmesí y Gavilán Temerario, ataviados con vuestros uniformes de gala de la Sagrada Orden de los Monjes del Kai. Ayudada por ellos, desciende después Elessa, ataviada con un vestido hecho de las más exquisitas sedas y elaboradas joyas, digno de una princesa vassagonia.

Es una mañana luminosa, y la ciudad se ha engalanado para la ocasión, resplandeciendo como una joya, con banderas al viento en cada una de las torres y edificios de Ruanon. La gente se agolpa en la plaza para ver mejor, y se respira un ambiente de fiesta y celebración, con músicas resonando por doquier.
En el cielo, barcos volantes extienden banderas gigantes en el cielo y dejan caer sobre la ciudad una lluvia de pétalos de flores que contribuyen a conseguir un ambiente idílico.

Unas trompetas resuenan con su poderoso sonido y se hace el silencio en toda la plaza. Al momento, una música orquestal comienza a sonar, y los cuatro compañeros comenzáis a subir por la escalinata.
A ambos lados, una guardia formada conjuntamente por Caballeros de Ruanon y Señores del Kai forman una escolta para vosotros.

Poco a poco, vais llegando a lo alto de la escalinata, donde, ante la entrada de la Catedral os espera un séquito encabezado nada más y nada menos que por el Rey Ragnar I de Sommerlund, que os recibe con una sonrisa. Unos pasos detrás suyo, está la princesa Diana, ya totalmente recuperada de la experiencia.

A un lado también podeis ver al Gran Maestre de la Hermandad de la Estrella de Cristal y al Gran Maestre de la Orden del Kai. Podeís ver el orgullo que reflejan los ojos del líder de los Señores del Kai.
Junto a ellos están el pequeño Dan Vanalund, Heredero de Ruanon, cuya mano es sostenida por su hermana Irina, convertida ahora en su tutora y Baronesa Regente. La muchacha os dedica una cálida sonrisa y un gesto de sincero agradecimiento, en su nombre y en el de su pueblo.

Al llegar a lo alto la música se para y comienza una espontánea aclamación por parte de la multitud de la plaza. Tras varios minutos ininterrumpidos tiene que ser el mismo Ragnar el que pida silencio para hablar.
De esta manaera el Rey comienza su discurso, en el que no hace más que elogiaros. Pero vosotros apenas escucháis, ya que vuestros pensamientos están en otra parte.
Están en aquellos que murieron en el camino que os ha llevado hasta aquí. Personas valientes que lucharon junto a vosotros por lo que creían. A muchos ni siquiera los llegásteis a conocer, pero sí a otros, y en este día también se les rinde homenaje a ellos.
Tenéis sobre todo presente en vuestros pensamientos a Gato Alado, caído en la Batalla por la Mano a manos de Lobo Gris. El cuerpo de vuestro compañero reposará ya para siempre en un lugar de honor en el mausoleo del Monasterio del Kai, junto a aquellos que dieron su vida por Sommerlund.

¿Y el futuro?
Esta historia os ha demostrado que Sommerlund siempre tendrá enemigos, y estará acechado por peligros, y que no todos ellos provienen de las Tierrras Oscuras.
Os preocupa la visión que os relató el malogrado Lobo Gris sobre la destrucción del Monasterio del Kai y la caída de la Orden. Pondréis todo el empeño en que eso jamás tenga lugar, en que nunca se produzca.

Cuervo Vigía emprenderá un largo viaje por todo Magnamund. Jamás había salido del Monasterio hasta que fue destinado a esta misión en Ruanon y se ha despertado en él el ansia por la aventura y la exploración. Su intención es aventurarse allí donde ningún Señor del Kai jamás ha estado. El mundo está lleno de maravillas por ofrecer y Cuervo piensa descubrirlas todas.

Gavilán Temerario volverá de nuevo al Monasterio donde trabajará educando a la nueva genración de Señores del Kai. Piensa que la Orden aún no ha llegado al máximo de su esplendor ni de su poder y está dispuesto a dedicar su vida a conseguirlo, de manera que cuando lleguen tiempos difíciles, la orden esté dispuesta y pueda mantener a Sommerlund a salvo.

Por su parte, Dragón ha aceptado lo que Irina le ha pedido. Hasta que el pequeño Dan alcance la mayoría de edad y ella esté a cargo de la Baronía, el Heredero de Ruanon va a necesitar un tutor, alguien de confianza que le enseñe y le guíe en su camino hacia la edad adulta. Serán ellos, Irina y Dragón, los que lo harán, trabajando también por Ruanon, para que las heridas abiertas en esta Baronía cicatricen y Ruanon vuelva a convertirse en la joya de Sommerlund.

Elessa no ha revelado mucho de sus planes de futuro. Sólo ha comentado que sus tareas como comerciante la llevarán muy pronto de nuevo a su país. Las intenciones de la vassagonia permanecen ocultas, como su rostro bajo el velo de sedas. ¿Pero quién sabe qué nuevos retos depara el futuro a uno de los asesinos más letales de Magnamund?

Vuestros pensamientos vuelven de nuevo a la realidad, donde el Rey acaba su discurso dando vivas a Ruanon, a Sommerlund y a los Señores del Kai. Vivas que son coreados por miles de voces mientras las trompetas vuelven a sonar y comienza de nuevo la música, el cielo se llena de pétalos de todos los colores y desde los barcos volantes surgen estelas de luces de colores que iluminan el cielo de esta mañana con una intensidad como la de los fuegos artificiales en una noche sin luna.

Henchidos de orgullo por haber llegado hasta aquí, hasta el final, compartís una mirada cómplice, mientras disfrutáis de vuestro momento de gloria.

La victoria es vuestra.


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FIN DE "LA SOMBRA SOBRE RUANON"
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EPÍLOGO 1

Lobo Solitario cerró el libro tras haber terminado de leerlo. Pasó con suavidad la mano por el lomo, acariciando las letras del título del mismo: “La Sombra sobre Ruanon”.
Con cuidado, volvió a colocarlo en la estantería donde pertenecía y volvió a reflexionar sobre el antiguo volumen, escrito hacía siglos por un Señor del Kai llamado Gavilán Temerario.

Había sido un milagro que parte de esta biblioteca quedase intacta tras la destrucción del Monasterio del Kai. Hace unas semanas, cuando comenzaban el proceso de reconstrucción de esta zona del Monasterio, había aparecido tras un muro derrumbado, con la mayoría de los libros en perfecto estado.
Por alguna extraña razón el libro le había llamado la atención, y desde que comenzó a leerlo no había podido terminar hasta su conclusión.

Comprendió ahora la tragedia de la historia de Lobo Gris, un Señor del Kai que tuvo una visión del futuro, de la destrucción del Monasterio por las hordas de los Señores de la Oscuridad. Por desgracia para Lobo Gris, éste interpretó mal su visión. Creyó que el lobo que podría salvar a la Orden del Kai era él mismo, cuando en realidad se debía referir a Lobo Solitario.
Y el plan que el antiguo maestro había trazado para acabar con los Señores de la Oscuridad usando al ejército de Lord Vashna hubiera llevado a Magnamund a su destrucción.
No se puede combatir el Mal con un Mal todavía mayor.
El fin no justifica los medios.

Por suerte, los protagonistas de la historia habían detenido a Lobo Gris, enfrentándose a él en el Abismo Maldito, de una forma similar a cuando el mismo Lobo Solitario se había enfrentado a Barraka, el noble renegado de Vassagonia, en aquél mismo lugar.

Sólo había un detalle que no le había quedado claro. En ninguna parte de la historia se mencionaba el arma que era necesaria para llevar a cabo el terrible ritual. No había ninguna mención a la Daga de Vashna... un objeto maldito que sin duda había acabado en poder de Lobo Gris.
¿Qué había sido de aquella Daga tras la derrota de Lobo Gris?
¿Cómo fue posible que, siglos después, hubiera llegado a manos de Barraka?

Sabiendo que nunca conocería esas respuestas, que se habían perdido en el tiempo, Lobo Solitario se levantó del escritorio, apagó la vela que le había estado iluminando y salió de la antigua biblioteca...


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EPÍLOGO 2

Bajo un sol abrasador, la larga caravana avanza por las arenas del desierto de Vassagonia de camino a Barrakeesh.
Decenas de camellos transportan tanto las pesadas cargas como a los viajeros, que se protegen como pueden del calor.

En cabeza, un gran camello transporta a la dueña de la caravana, asistida por sus sirvientes y protegida del sol por un toldo de sedas. A la mujer se la conoce como una comerciante de productos exóticos de exquisita calidad. Su nombre es Elessa.
La vassagonia vuelve a Barrakeesh tras haber pasado el último año en Sommerlund.

Entre sus manos sostiene una pequeña caja de madera con intrincados diseños. Elessa la acaricia mientras sonríe para sí. Todavía no sabe qué es exactamente este objeto, sólo sabe que es portador de un gran poder.

Fue una gran suerte que lo encontrara junto al cuerpo de Lobo Gris en Maaken.

La vassagonia abre la cajita y se deleita apreciando la belleza de la Daga, creada en acero negro de Helgedad, con una empuñadura sumamente elaborada y un filo ondulado como una serpiente que, durante un instante, se inflama levemente con un fuego azul.

Vuelve a cerrar la caja y la guarda en una alforja. Satisfecha, Elessa mira hacia el horizonte, donde ya pueden verse las torres de su ciudad.

Seguro que allí encuentra a algún comprador interesado...

DRÁGALIN

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UNAS ÚLTIMAS PALABRAS


Pues ahora que por fin terminó la partida me puedo tomar un momento para reflexionar.
Ha sido una historia muuuyyy larga, ya que empezamos hace más de un año (creo) o quizá más. Que se dice pronto...
No estamos todos los que la empezamos, y ha habido incluso incorporaciones por el camino, pero eso es normal cuando algo se prolonga durante tanto tiempo.

La verdad es que se me fue totalmente de las manos. Nunca había dirigido una partida de rol por internet, ni tenía idea de cómo se suele hacer, pero me lancé porque tenía la historia de Lobo Gris en la cabeza y tenía de sacarla de allí como fuera. Era una historia con mucho misterio, acción, investigación y muchas sorpresas, y no me resistí a hacerla. Además, era una historia basada en Lobo Solitario, e intenté que estuviera repleta de guiños al mundo creado por Joe Dever. De hecho, la tercera parte de La Sombra sobre Ruanon es una especie de versión propia (o copia descarada, lo que prefiráis) de El Abismo Maldito.

Pero el caso es que ha resultado mucho más larga de lo que me esperaba, muchísimo más. El problema del rol por foro (ahora lo veo) es su lentitud, y si te metes en una historia que crece cada vez más, con montones de personajes, de situaciones y lugares, y además te gusta (como a mí) contarlo bien (con textos que traten de ser interesantes) acaba por alargarse hasta el infinito y más allá.
De hecho, hubo algún que otro momento duro en el que me planteé abandonarla o, por lo menos, acortarla para que se prolongase tanto. El caso es que al final no lo hice, y me siento orgulloso de haber aguantado hasta el final.

Y para terminar, pues GRACIAS, MIL GRACIAS a vosotros que habéis participado en la partida, ya que sin protagonistas no hay historia. También gracias a los que no hayan participado pero que se hayan leido la historia (o parte de ella).
Con que os haya resultado mínimamente entretenida me considero satisfecho.
Y, sobre todo, gracias a Brown, nuestro webmaster y padre de la página de Lobo Solitario Español, así como del Proyecto Aon Español. Gracias por ofrecerme la oportunidad de realizar esta partida vía foro, y por todo en definitiva.

Hasta aquí ha llegado La Sombra sobre Ruanon. Es hora de bajar el telón. Ya no dirigiré más partidas de este tipo (una por vida me parece más que suficiente). Pero seguiré por aquí, con pequeñas pero necesarias colaboraciones.
Y eso os pido a los que leáis esto. ¡Ayudad a la página con vuestras colaboraciones, participad en el foro, involucraos en el Proyecto Aon! Con sólo un poco de esfuerzo de cada uno podemos hacer que esto vaya a más.

Esto no ha hecho más que empezar. Larga vida a los librojuegos y a Lobo Solitario.
Nos vemos.
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