¡BRUJERÍA!: La Maldición del Errante

Si te atreves a ponerte en la piel de un Señor del Kai, si te crees capaz de desafiar a los Señores de la Oscuridad, o si deseas simplemete pasar un buen rato, entra y asume el riesgo... pero quedas advertido...
Magnakai

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Siladrem. La Buena Pitanza

Vamos allá

Me acerco a la barra para pedir un par de cervezas con Sander. Me apoyo en la barra de forma casual y le pregunto al posadero si hay artículos que se puedan adquirir aquí aparte de provisiones. Vamos, que si hay algún mercader en la posada.

Mientras charlo con él, le doy tiempo al de la mesa que me estaba mirando para que se acerque. Si no lo hace o cuando lo haga, me separo para hablar con él mientras Sander compra las provisiones.[/b]
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Friti Frey
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Rob. La Buena Pitanza

Me acerco hasta la barra y pido una cerveza. Después, miro de manera casual a Siladrem y le digo:

- La posada está bastante llena hoy. Puede compartir mi mesa, si lo desea. Un poco de conversación no me vendría mal, después de todo!
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Magnakai

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Siladrem. La Buena Pitanza

- Se agradece su invitación, que acepto con gusto. Posadero, lleve mi cerveza a esa mesa

Ler sigo hasta la mesa ojo avizor por si se me percato de algo que me ponga en alerta.
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Friti Frey
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Mensaje por Friti Frey »

Rob. La Buena Pitanza

Me dirijo de nuevo hacia mi mesa, atento a cómo reaccionan el resto de clientes (intento comprobar si hay alguien espiándonos). Una vez sentados en la mesa, le ofrezco mi mano a Siladrem:

- Encantado, mi nombre es Rob.
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Baklands
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Mensaje por Baklands »

Sander Hookton. La Buena Pitanza

Al entrar no se me ha escapado la mirad que me ha dirigido ese elfo negro ni su alarmante nerviosismo al verme, pero no me suena de nada. ¿Podría ser que estuviese detrás de la emboscada que acabamos de sufrir? Por si acaso, no estaría de más que intentara sonsacar algo de información.

Apoyado en la barra, espero a que el posadero se dirija a mí, para comprar las provisiones, mientras mis ojos no pierden detalle ni de la mesa hacia la que se dirigen Siladrem y el desconocido ni de la mesa donde se encuentra el elfo negro.

Para no perder más tiempo, intento captar la atención del posadero:

-Posadero, ponga otra cerveza aquí.
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Lindelion

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La Buena Pitanza

Siladrem y Sander buscan la barra, y la encuentran en una esquina del salón. Esta se ha improvisado poniendo una fina tabla de madera sobre tres barriles. Tras ellos hay un taburete algo más bajo que los demás, y en la pared hay una estantería con algunas jarras y botellas de vidrio. Al ver a los dos nuevos parroquianos esperando en la barra, el posadero suelta la bandeja sobre ella, se sube al taburete para quedar más o menos a la altura de Siladrem y pregunta:

- ¿Qué van a tomar?

Siladrem pide dos cervezas y pregunta si hay algún mercader en la posada.

- Sí - contesta el pequeño posadero, moviendo ligeramente sus puntiagudas orejas hacia atrás -, en estos momentos se alojan dos mercaderes en mi posada. Precisamente allí está uno de ellos.

El posadero señala a un tipo algo regordete y con una larga barba pelirroja que se encuentra en compañía de otros dos tipos más bajitos que él y con dagas en sus cintos. Los tres beben y parlotean entre ellos de forma animada.

En ese momento, el tipo que se fijó en Siladrem se acerca a él y le invita a tomar un trago, cosa que este acepta.

Sander se queda en la barra, esperando que el posadero le sirva una cerveza. Mientras este rebusca entre las estanterías y Siladrem y el desconocido toman asiento en una de las mesas, Sander echa un vistazo. A su entrada, todos levantaron la cabeza para fijarse en ñel y en Siladrem, pero ahora nadie les mira. Sin embargo, el elfo negro, que ahora es el único que se encuentra solo, le dirige furtivas y nerviosas miradas, intentando disimular sin mucho éxito. El posadero le sirve la jarra y a continuación toma su bandeja y se dirige a la mesa donde están Siladrem y el desconocido.

Una vez allí, el posadero deja las jarras en el borde de la mesa y vuelve a la barra. El desconocido se presenta a Siladrem como Rob, y al darle la mano le entrega disimuladamente una carta. Siladrem la observa; tiene un sello de cera, y al abrirla lo único que encuentra es el símbolo de la Luna Creciente. Eso significa que Rob es un enviado de la Luna Creciente, pero no perternece a la misma. Frecuentemente la Luna Creciente confía algunas misiones a personajes ajenos a ella, si consideran que son personas de confianza y de gran valía. El propio Analandés fue uno de ellos. Esto despeja toda duda: Rob es el contacto.
Magnakai

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Siladrem. La Buena Pitanza

Me guardo tranquilamente la carta entre mis ropajes (no lo hago disimuladamente para no llamar la atención) .

- Encantado, Rob, soy Siladrem, como supongo sabrás. Estamos en un serio aprieto. Pero antes será mejor que me cuentes lo que sabes.

Miro de vez en cuando a la barra para ver cómo va Sander con las provisiones.
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Friti Frey
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Mensaje por Friti Frey »

Rob. La Buena Pitanza

Con un tono de voz jovial y desenfadado digo:

- Por supuesto, estaré encantado de relatarle mis aventuras, caballero!

Y en un tono más bajo, que sólo pueda oír Siladrem, digo rápidamente:

- Pero aquí hay demasiados oídos indiscretos. Deberíamos subir a mi habitación o salir de la posada en cuanto su compañero acabe con las compras.

Suelto una carcajada, y volviendo al anterior tono de voz:

- Efectivamente, no sólo de combate y cerveza vive el aventurero!
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Lindelion

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La Buena Pitanza

Sander saca la bolsa de oro y se la entrega al posadero, indicándole que necesita provisiones para una semana y para cinco personas. El posadero coge la bolsa y entra por la puerta del fondo para prepararlas. Mientras tanto, Sander sigue pendiente del elfo negro. Este se ha dado cuenta e intenta mirar para otro lado. Pero Sander ya está demasiado interesado en él como para dejar pasar esa visible tensión que provoca en él. Decidido, Sander se dirige a la mesa del elfo negro. Pasa al lado del mercader y sus dos amigos, quienes apenas se fijan en él. Conforme se acerca a la mesa del elfo negro, este se va poniendo más tenso. Ahora mira fijamente a Sander, y abre mucho los ojos al comprobar que se dirige hacia donde él está sin ninguna duda. Cuando el mercenario analandés está a punto de llegar a su mesa, y antes de que abra la boca, el elfo negro pega un salto de su taburete y desenvaina rápidamente una cimitarra, poniendo a continuación su filo sobre el hombro, adoptando una clara postura de ataque. Su vaso cae sobre la plataforma central de la mesa y se derrama, y una pata del taburete se quiebra al caer.

- ¡No me cogeréis tan fácilmente! - grita, en un dialecto analandés propio de los comerciantes de Kharé -. No sé cómo me habéis encontrado, pero ya estoy harto de huir. ¡Acabaré con vosotros!

Sander no entiende nada de lo que dice el loco elfo negro, pero a juzgar por su postura de combate es un enemigo a tener en cuenta: Sander ya la ha visto antes, y corresponde a una técnica que suele utilizarse en las tierras nororientales.

La gente de la posada se levanta de sus taburetes y se acercan al lugar donde se encuentran Sander y el elfo negro, jaleándoles y animándoles para que se peleen. Algunos incluso comienzan a hacer apuestas. Siladrem y Rob presencian también la escena hasta que la gente se interpone entre su mesa y Sander.

Hay una mezcla de temor y de desesperación en los ojos de ese elfo negro. Parece no haber dormido muy bien los últimos días...
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Friti Frey
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Rob. La Buena Pitanza

- Siladrem, ¿qué tal se defiende vuestro amigo en combate? Lo digo porque no me gustaría inmiscuirme si fuera algo personal...
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Magnakai

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Siladrem. La Buena Pitanza

- Tranquilo, Rob, debe tratarse de algún malentendido.

Enarco una ceja por la sorpresa que me ha causado la actitud del Elfo y me levanto en tono conciliador mientras doy un par de pasos en dirección al elfo rogando para que el alboroto no haya llegado a oídos del embajador.

- No se altere, compañero. Sin duda ha confundido a mi amigo con otra persona, pues es la primera vez que nos encontramos. Por favor, enfunde su arma y charlemos amistosamente para aclarar este embrollo

Me muestro pacífico y amistoso. Si se resuelve el percance y se calma, dejo a Sander que hable con el elfo mientras vuelvo a mi mesa y me siento con Rob:

- Bueno, continuemos. No tenemos mucho tiempo, así que lo mejor será que me cuentes lo que sabes aquí antes de que comiencen a sospechar por nuestra tardanza. .

Además, no pienso perder de vista a mi compañero

Si, por el contarrio, se pone tonto el elfo, incitaré a Sander a que le deje marchar para no buscar jaleos, pero si éste entra en combate, le echaré una mano o dos con mi pedazo espadón.
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Baklands
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Sander Hookton. La Buena Pitanza

Me sorprende un poco la actitud de este elfo negro. Sólo me he acercado y ya ha desenvainado su cimitarra. Lo miro de arriba a bajo sopesando su actitud para el combate, y evaluando mis posibilidades, pero la verdad, no me apetece pelear. Aún me duele un poco la herida del hombro, y no quiero que se vuelva a abrir. Por una vez, probaré la vía diplomática.

-Tranquilo, hombre, no voy a hacerte nada. Sólo pretendía hablar contigo. Guarda esa cimitarra y charlemos un poco.

Por detrás, oigo a Siladrem, que al igual que yo, intenta apaciguar al elfo.

Sin perder detalle, para que no me pille desprevenido, espero el próximo movimiento.
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Friti Frey
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Rob. La Buena Pitanza

Me levanto de la mesa y me sitúo detrás de Siladrem, con las manos cerca de las dagas, por si hubiera que acuchillar a alguien. Y me fijo en las reacciones del resto de clientes y del posadero.
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Lindelion

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La Buena Pitanza

Imagen

- ¿Creéis que soy estúpido? - grita el elfo negro, tan nervioso que casi le tiembla el pulso de la mano con la que sostiene la afilada cimitarra, aunque guardando su postura de combate - ¡No me llevaréis con vosotros, os lo aseguro! ¡Alejaos de aquí si no queréis acabar con una cuarta de acero en vuestras inmundas entrañas!

En ese momento el posadero entra por la puerta del fondo con las provisiones que le encargó Sander, y las deja caer al suelo al comprobar lo que está ocurriendo. Intenta abrirse paso entre el corro de gente, lo que no le resulta demasiado difícil por su estatura, colándose entre las piernas de sus parroquianos e inquilinos.

- ¡Alto! - chilla, poniéndose entre Sander y el elfo negro -. ¡No voy a consentir que me pongáis la posada patas arriba! ¡Salid de aquí ahora mismo!

Mientras tanto, todo el mundo sigue animando al elfo negro para que pelee. Ya han hecho sus apuestas. Está claro que el elfo negro no se calmará hasta que Siladrem, y sobre todo Sander, desaparezcan de su vista, y está decidido a atacar si Sander da un paso más.
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Baklands
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Sander Hookton. La Buena Pitanza

Parece que allá donde voy, los problemas me persiguen.

Sopeso la situación con mucha calma. En primer lugar está este elfo nervioso, que parece ser que tiene ganas de librarse de mí, aunque yo no sé muy bien por qué. En segundo lugar, yo no quiero pelear ahora. Tengo una misión que cumplir, y esto sólo nos retrasaría. En tercer lugar, he venido a comprar provisiones y a proteger al consejero no a meterme en reyertas tabernarias. Y en cuarto lugar, está claro que no voy a sacar nada positivo de este combate. Así que juntando todas estas cosas, parece que la mejor opción es que me retire de nuevo a la barra, y espere a que el consejero me haga una seña para que nos vayamos, pero mi orgullo mercenario me impide huir de un desafío, así que opto por una salida digna y a la vez pacificadora.

Con una naturalidad pasmosa, como si lo que está sucediendo no fuera conmigo, pero sin dejar de observar los movimientos del elfo, me acerco un taburete, y me siento a la mesa con mi jarra de cerveza, aún en la mano.

-Posadero, no he venido a buscar pelea, sino a tomarme una cerveza y comprar provisiones . Creo recordar que ya te he pagado por ellas, así que estaría bien, que me las trajeras hasta esta mesa, que este elfo ha tenido a bien dejarme libre, ya que por lo visto no quiere conversar.

Y levantando la jarra en dirección al elfo, a modo de brindis, me la acerco a los labios y le doy un sorbo.
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Friti Frey
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Rob. La Buena Pitanza

Rob permanece a la expectativa...
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Lindelion

Mensaje por Lindelion »

La Buena Pitanza

El último movimiento de Sander ha dejado aún más sorprendido al paranoico elfo negro, que le mira con sus ojos desorbitados y sin modificar su rígida postura de combate. También los demás presentes están algo desconcertados ante la acción emprendida por Sander, preguntándose si es la criatura más valiente que han conocido o si simplemente es un loco que no sabe lo que es unacimitarra bien afilada. El elfo parece ya totalmente desquiciado ante la incomprensible tranquilidad y nervios de acero de Sander.

- Nunca dejarás de perseguirme, ¿verdad? - susurra, pues casi no le salen las palabras debido a la enorme tensión que acumula -. ¡Pues ya nunca podrás hacerlo excepto en los planos infernales!

Dicho esto, el elfo negro alza su cimitarra y va a descargarla con suma precisión sobre el cuello de Sander para darle una rápida muerte. Pero Sander estaba alerta a pesar de su aparente tranquilidad, y consigue interponer su espada con un rápido movimiento. Sin embargo, a continuación ocurre algo inesperado. Una especie de fuerza inmensa tira de la espada de Sander hacia arriba, con tal energía que este es incapaz de sostenerla y sale disparada clavándose en el techo. El elfo va a descargar otro terrible golpe contra el ahora indefenso Sander, pero en el último momento él también se ve influenciado por esta potente fuerza y su cimitarra acaba clavada junto a la espada del mercenario analandés. Ambos están desconcertados por lo ocurrido hasta que fijan su atención en el posadero. Una luz fluorescente que brillaba en torno a su cuerpo comienza a perder intensidad hasta desaparecer.

- ¡Fuera de mi posada! - grita el posadero al elfo negro desde su reducida estatura -. Y tú - añade señalando a Sander -, recoge tus provisiones y márchate con tu compañero lo antes posible.

Entonces, al observar detenidamente los rasgos del posadero, Sander lo entiende todo: ¡es un elvin! Nunca había visto uno, pero lo ha reconocido por la descripción que se hace de ellos en la leyenda del analandés. Aunque no parece que sea un elvin "puro". Los elvin son criaturas maliciosas y juguetonas que acostumbran a gastar pesadas bromas a los viajeros; un elvin jamás abriría una posada. Puede que sea un mestizo.

Mientras tanto, el elfo negro sale de la posada a todo correr.
Lindelion

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Exterior de La Buena Pitanza

Ish espera pacientemente a sus compatriotas, pero no sin preocupación. Asher y Nethruul llevan hablando un buen rato en su hosca lengua briciana. Cuánto le gustaría saber lo que dicen... Pasados unos minutos ve cómo alguien sale de la posada a todo correr. ¡Un elfo negro! Asher también lo ve y guarda silencio, preguntándose a qué se debe la carrera del elfo. Ish comienza a preocuparse por sus amigos. ¿Que habrá ocurrido? Entonces oye cómo Asher le da una orden a Nethruul y este ase fuertemente su albarda...
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Friti Frey
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Rob. La Buena Pitanza

A Siladrem:

- ¿Nos sentamos y terminamos nuestras cervezas?
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phillix
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Mensaje por phillix »

Ish Exterior la Buena Pitansa

Ish permanece a la expectativa...

Me preocupa que si ha habido alguna pelea adentro, el elfo regrese con refuerzos y nuestro intento por pasar desapercibidos haya fracasado...


De manera discreta y sin alejarme mucho de donde está Asher, trato de seguir al elfo para averiguar hacia donde se dirige...
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