La sangre de los zombis

Si te atreves a ponerte en la piel de un Señor del Kai, si te crees capaz de desafiar a los Señores de la Oscuridad, o si deseas simplemete pasar un buen rato, entra y asume el riesgo... pero quedas advertido...
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por birdmanradio »

Encima vienen apelotonados!
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

No son zombis, son infectados. Pero como leprosos, el temor al contagio los hace aterradores.

Cuando una horda de apestados rabiosos se te echa encima, armada con hachas y cuchillos, no ha lugar para disquisiciones sobre la moralidad y legalidad. Sólo para el acto reflejo de apretar los gatillos de la escopeta, disparando desde la cadera

En el espacio cerrado la doble detonación es atronadora, la escopeta brinca en tus brazos por el retroceso. Por lo demás, mucho ruido y pocas nueces. Para tu sorpresa, las postas no salen tan dispersas como esperabas, pero están tan juntos que la doble descarga alcanza a dos zombis en el pecho y los brazos. Aunque entiendes algo de balística y no esperas que salgan despedidos por el impacto como en el cine, te sigue sorprendiendo que aún con media docena de postas en el pecho los dos tipos, uno armado con un cuchillo y otro con una estaca, simplemente se tambalean por el impacto y bajan unos cuantos peldaños antes de que la pérdida de sangre les haga desplomarse y caer rodando por las escaleras.

Sólo después de haber desperdiciado esos valiosos instantes te das cuenta de que los tienes casi encima y te das la vuelta echándote a correr escaleras abajo, más que correr, vuelas, saltando de tres en tres los peldaños. Al llegar al pasillo, con la velocidad, tienes que girar el cuerpo para amortiguar el choque con la pared con la mochila y rebotas tambaleándote por el pasillo. Sólo cuando has frenado te acuerdas de abrir la escopeta para sacar los cartuchos vacíos, mientras sacas los cartuchos nuevos del bolsillo y recargas, levantas la vista y ves como los primeros infectos bajan la escalera y echan a correr en tu dirección blandiendo cuchillos. Adviertes que estos tipos no tienen tan mala pinta como los que has matado antes, no parecen tan sucios ni flacos, y para tu consternación, se mueven más rápido que los otros, que estaban medio muertos de hambre. Cierras de golpe la escopeta, y sin molestarte en apuntar disparas desde la cadera un cañón tras otro, esta vez los tiros te han salido altos y reciben la rociada de postas en el pecho, cuello y cabeza, quedando muertos del todo.

Los otros infectados pasan por encima de los cadáveres aullando. Tú ya te has girado y echado a trotar a la esquina, frenado por el peso que llevas y por la operación de recarga. Esta vez simplemente giras la escopeta para que caigan los cartuchos, pero cuando levantas la vista, te encuentras con una nueva amenaza.

Un tipo grueso, de pelo blanco, cara redonda, bigote y gafas, ha salido del armario de la limpieza y te cierra el paso. Casi todos los infecciosos que has visto antes eran gente joven, por lo que tardas un instante en reconocerlo como uno de ellos, pero su cara roja de rabia no deja lugar a dudas. Pasas a la carrera y levantando la escopeta le arreas un culatazo en toda la cara que le rompe las gafas y le clava los cristales rotos en un ojo, te alejas unos pasos. Hurgas en el bolsillo con la mano izquierda y sacas un cartucho y recargas a toda prisa, mientras los zombis doblan la esquina y cargan pasillo abajo como una manada de toros en los encierros. Cierras la escopeta y disparas a quemarropa cuando el viejo ahora tuerto se te echa encima. Los plomos concentrados le abren un boquete en el pecho, pero aún da un paso adelante antes de caer y aferrarte las piernas. Le pateas, sacas el cartucho que te quedaba y recargas y disparas a toda prisa contra el infecto que va en cabeza. Fallas el blanco, pero con el pasillo repleto de zombis, las postas tienen que dar a alguno, y el tercero del pelotón, armado con un martillo, la recibe de lleno en el pecho, y cae de bruces, tiñendo la roja alfombra de rojo sangre.

Echas a correr de nuevo, hacia la siguiente esquina, jadeando por el esfuerzo, y mirando por encima del hombro mientras abres la escopeta y la volteas, perseguido de cerca por un infecto con un hacha y otro con un machete, das la vuelta a la siguiente esquina mientras con dedos torpes tratas de abrir la cremallera de la bolsa de costado donde llevas los cartuchos. Al acercarte a la mesita de caoba, de un manotazo tiras los jarrones de porcelana al suelo, que se hacen añicos, y con un esfuerzo hercúleo, tiras con el brazo izquierdo de ella para volcarla y dejarla atravesada en el pasillo como obstáculo para frenarlos.

Te detienes unos pasos más allá, y con dedos temblorosos sacas los cartuchos de la bolsa y recargas mientras tratas de recobrar el aliento. El señor Hacha y su amigo Don Machete doblan la esquina, y cargan hacia ti, el uno sorteando la mesita por ambos lados, mientras el resto de apestados rabiosos empiezan a doblar en tropel la esquina. Inspiras hondo y cierras la escopeta de golpe. Vuelves el arma hacia Machete y disparas, a seis pasos de distancia. Para tu horror, disparas demasiado pronto y le proporcionas una indigestión de plomo a uno de los que vienen por el pasillo. A tres pasos de distancia aprietas el otro gatillo y la cara de Machete queda convertida en un amasijo rojo mientras sus sesos y sangre salen despedidos de la parte de atrás de su destrozado cráneo para acabar como engrudo en la pared.
Última edición por El Analandés el 19-Feb-2016, 18:24, editado 1 vez en total.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

El señor Hacha entretanto se acerca y alza su hacha para hacerte cirugía craneal sin anestesia, en un acto reflejo levantas la escopeta para protegerte y tu escopeta intercepta el mango del hacha, frenando el filo del hacha a milímetros de tu cara. Empujas para apartarte de Hacha y echas a correr antes de que sus amigos Barra de Hierro y Cuchillo Jamonero se acerquen más.

Llegas hasta los retratos y giras a la derecha y te lanzas escaleras abajo, de vuelta al sótano. Tropiezas con la sierra que te dejaste en la escalera y por poco te caes. Como antes , saltas los escalones de tres en tres, y esta vez al no tener una pared, dejas que la inercia te lleve por el largo y semi oscuro corredor hasta que pierdes velocidad y te detienes a una docena de pasos de la escalera

Aprovechas el respiro para inspirar profundamente varias veces mientras recargas. Esperas con calma a que el Señor Hacha llegue al final de la escalera antes de disparar contra su silueta recortada por la luz que viene de arriba. El fogonazo del disparo ilumina con un fulgor anaranjado el corredor.

Esta vez el tiro te sale un poco bajo y Hacha recibe las postas en el vientre y las piernas, se tambalea, cae, y aún gravemente herido continúa arrastrándose hacia ti. Con frialdad decides que no supone una amenaza inminente y disparas contra Cuchillo, que baja las escaleras seguido de Barra, pero en tu precipitación el disparo se va alto y las postas rebotan en el techo y luego las paredes.

Maldices y echas a correr otra vez porque no tendrás tiempo de recargar antes de que llegue hasta ti, y ya empiezan a bajar el resto las escaleras. Tu plan de cargártelos según llegaban abajo y crear un montón de cuerpos que les frenaran ha fallado, ¿qué harás ahora?

CONTINUARÁ
Última edición por El Analandés el 23-Jul-2016, 18:17, editado 1 vez en total.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Corres por el largo corredor, pasando por delante de la puerta blanca, la alcantarilla.. el cadáver del guardia... la puerta metálica, al doblar la esquina, giras la cabeza y ves que te siguen cinco. Parece que ellos también se cansan y no corren tanto como antes, pero tú vas cargado y ellos no. La escopeta te pesa mucho en los brazos, y la bolsa con los cartuchos te golpea el costado. Continúas trotando, pasas por delante del colchón en la pared.. el armario.. al llegar al cruce decides como antes volver al almacén, ahí podrás parapetarte tras la puerta. al girar la esquina ves que te ganan terreno, y tú ya no puedes correr más deprisa.

Vuelves por el corredor de paredes blancas. De nuevo pasas frente al obsesionante "Help me!" escrito en sangre en la pared, ¡están muy cerca! haces un último esfuerzo porque ves la puerta del almacén. Entras, la cierras de un portazo y echas el pestillo, y te apoyas contra la puerta, jadeante y sudoroso.

Respiras aliviado, oyes el ruido de pasos a la carrera que se detienen ante la puerta. Puedes oír su respiración jadeante. Te sobresaltas cuando oyes que intentan girar el tirador. Luego empiezan a golpear la puerta. Te sobresaltas cuando de repente suelna un golpe fuerte y otro, y saltan astillas de un pequeño agujero en la puerta, que empieza a agrandarse. Uno de los infectados ha debido recoger el hacha. Le siguen otros golpes. ¡Están tratando de destrozar la puerta!

La puerta es de oficina, de contrachapado con un relleno de cartón, no aguantará, pero van a tardar en hacer un boquete, retrocedes y tropiezas con el cuerpo del zombi que apuñalaste antes aquí, te agarras a la estantería para no caerte y se te cae la escopeta, al suelo. La recoges, la abres, sacas los cartuchos gastados y la recargas con calma tratando de respirar con normalidad mientras golpean la puerte bajo los golpes del hacha y la barra de hierro ya han hecho un agujero y puedes ver un atisbo de los rostros dementes de los infectados, que sisean de rabia al verte. Te serenas pensando que les va a llevar un par de minutos abrir un boquete lo bastante grande para entrar y sólo podrán pasar de uno en uno, y podrás liquidarlos con calma.
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Re: La sangre de los zombis

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Por ello te sorprendes cuando hay una pausa en los golpes, y en vez de agrandar el boquete que han hecho, golpean de nuevo en otro punto, y empieza a aparecer otro agujero más abajo, al lado de la cerradura. Sientes un escalofrío al comprender que estarán locos, pero no son tontos, ¡quieren abrir un boquete para meter la mano y quitar el pestillo!

Vacilas unos instantes si disparar con la escopeta ahora, o esperar a que abran la puerta, mientras el boquete se agranda, y entonces te acuerdas de que tienes una pistola. Las balas de la Tokarev son blindadas y tienen una gran capacidad de perforación. Una puerta de madera no es obstáculo. Cambias de mano la escopeta, desenfundas la pistola, quitas el seguro y disparas, cuando ya uno de ellos mete la mano por el agujero y a tientas busca el pestillo.

Aprietas el gatillo lo más rápido que puedes sin apuntar, desde la cadera, la Tokarev brinca en tu mano y las balas agujerean al azar la puerta y los cuerpos de los infectados apiñados frente a ella, tienes la satisfacción de que el brazo que asomaba se crispa y se retira del agujero. El estampido de los disparos resulta ensordecedor en esta habitación cerrada, uno de los casquillos expulsados rebota en la estantería y te da en la frente.

Disparas hasta vaciar el cargador, ocho balas más una en la recámara. Recargas y vuelves a montar la pistola, ves que los círculos de luz de los agujeros de bala y los boquetes parpadean entre la luz y la oscuridad, alguno todavía sigue vivo y de pie al otro lado. Vacías el segundo cargador, otras ocho balas , dejando la puerta como un colador, una bala incluso perfora la chapa del cerrojo. Debe ser cierto que la pólvora emborracha, porque sientes una salvaje alegría con los tiros.

Se hace un silencio ensordecedor cuando te quedas sin balas, o más bien que los disparos te han dejado sordo. El humo de la pólvora forma una neblina como la de un cigarrillo y te irrita la garganta. Escuchas pero no oyes nada al otro lado, aunque ya no se notan golpes. Rebuscas en la mochila, sacas la caja de balas, la pones en la estantería , con la escopeta cargada a mano y empiezas a recargar los cargadores, inquieto. ¿Los habrás tumbado a todos? ¿Vendrán más? Cuando tu oído se recupera oyes ruidos de alguien que se mueve al otro lado, pero no se ve nada por los boquetes en la puerta así que supones que están malheridos.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Cuando por fin terminas la recarga, te acercas a la puerta,atisbas por los boquetes, ves cuerpos tendidos en el suelo, en charcos de sangre, pero oyes que al menos un par respiran .

Quitas el pestillo y abres la puerta de golpe y te echas atrás. De los cinco, uno yace con un tiro en la cabeza, y otro con tres balazos en el pecho. Los otros tres, malheridos en las extremedidades y el torso, hacen débiles intentos de ponerse en pie. Al verlos debatirse y gemir, te das cuenta de que los infectados no son insensibles al dolor. No sienten miedo, y aguantan heridas que tumbarían a una persona normal, pero supones que una vez agotada la adrenalina y con la pérdida de sangre los efectos de las heridas se sobreponen a la furia que les provoca el virus. Sientes compasión por ellos, tragas saliva y con una calma que te sorprende los rematas con tiros en la cabeza, antes de que se te ocurra que estás derrochando municiones. Recargas el cargador y recoges un cuchillo con la idea de emplearlo para darles la puntilla.

Escuchas atentamente pero no se oyen alarmas ni sirenas ni ruidos de hordas de infectados rabiosos. Meditas sobre el extraño silencio mientras vuelves a recorrer los pasillos del sótano. Te desvías a la lavandería para recoger la sudadera limpia que dejaste atrás, pues la que llevas tiene manchas de sangre de los zombis que has matado y aparte del asco, tienes miedo del contagio.

Rehaces el camino una vez más por los pasillos. Son menos de doscientos metros, pero los recorres despacio para ahorrar energías y porque estás pensando. Los infecciosos que te encontraste al principio llevaban días si no semanas sueltos por el sótano y estaban medio muertos de hambre y locos del todo. No es de extrañar que Boris los describiera como zombis, pues parecían muertos vivientes. Estos que has matado a tiros estaban más frescos, y conservaban algo de inteligencia, y estaban armados. El que hayan bajado en tromba por las escaleras no es casual. Alguien sabía que venías, los ha soltado y les dejó armas para que las cogieran. Suspiras. Supones que esos cabrones de Boris y Gregor te han traicionado y se han chivado al jefe de que te has escapado, y soltaron a los infectados para que hicieran pedazos. O igual alguien bajó por el ascensor a traerle la comida a Otto, el guardia, o peor, bajaron a buscarte y al no encontrarte dieron la alarma.

Te extraña un poco que no hayan venido guardias armados pero pensándolo un poco, igual no los hay. Quizá toda la operación no sean más que una docena de personas. Piensas, los tres matones que te secuestraron. El carcelero. Los dos tipos del almacén. El jefe, Heinrich Dürr, y media docena de científicos y asistentes. También, ¿para qué quieren guardias y rejas teniendo a los infectados? Todo el castillo es una prisión. Además, cuando piensas en el cadáver del tipo con ropa militar tirado en el pasillo, está claro que los matones deben tener tanto miedo de los zombis y del contagio como tú. ¿Para qué arriesgarse a bajar y a que les pegues un tiro cuando te pueden soltar los infectos y que se encarguen ellos de ti? Supones que oyeron los tiros de pistola que pegaste, el ruido pudo propagarse por los túneles, y sabían que tenías una pistola, aunque seguramente no esperarían que encontrases una escopeta. Esperas que al apagarse el sonido de los disparos al retirarte al sótano, se confíen pensando en que te han matado.

Tras subir las escaleras y llegar a la planta baja te quedas más tranquilo. No han enviado refuerzos. Quizás te dan por muerto y puedas salir de aquí sin ser visto. Vuelves por el pasillo por el que viniste, perseguido por los zombis. Echas un vistazo a los cadáveres. Todos son hombres y menores de cuarenta años. Muchos tienen pinta de gitanos rumanos, otros de eslavos, refugiados de la guerra de Yugoslavia, supones. Algunos tienen tatuajes de presidiarios. Tiene sentido que hayan secuestrado sobre todo a lumpen o gente que nadie va a echar de menos y no llame la atención de la policía. Piensas que si te secuestraron a ti fue por mala suerte, porque los matones tenían que cumplir la cuota.. o quizá porque sospecharon de un occidental en este lugar perdido de la mano de Dios y pensaron que eras un espía. Sientes lástima al ver que has matado a una mujer joven y de buen cuerpo, al menos hasta que la acribillaste con la escopeta. Quizás una prostituta, por la escasa ropa que lleva, aunque como es verano y las chicas de hoy se visten como putas, cualquiera sabe.

Te detienes ante el infectado que salió del armario de la limpieza. A diferencia de los otros es un hombre mayor y corpulento, y bien vestido con traje. Buscando entre las ropas del muerto, encuentras una llave de plata y una cartera.. La cartera está vacía, sólo tiene el carnet de conducir de un tal Tom Watson. En la fotografía aparece un hombre sonriente, de cara redonda, pelo blanco y gafas. Te quedas unos instantes mirando la imagen, preguntándote qué le trajo hasta aquí para acabar convertido en zombi. Te acuerdas del Renfield de la novela de Drácula.

Tiras la cartera y miras dentro del armario. Las cajas están llenas de enseres domésticos, nada que pueda serte útil. Guardas la llave y decides ir por el pasillo de la derecha, supones que estos pasillos bordean un patio, y quizá encuentres una salida.
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 22:40, editado 2 veces en total.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

113
Pasas delante de un espejo colgado en la pared y te choca ver la cantidad de peso que has perdido durante el tiempo que has estado apresado. Aparte de que sin afeitar, vestido de chándal y con una escopeta recortada, tienes una pinta feroz de quinqui atracador de bancos.

Te diriges con presteza al pasillo, y giras a la izquierda, por un camino que te conduce a un portón situado en la pared que tienes a mano izquierda.

Para tu decepción no es una salida. La puerta te conduce a un pequeño baño. Hay un reloj de pulsera y un par de gafas en una bandeja. Alguien debe de habérselo dejado.

Lo primero que haces es beber del grifo hasta hartarte, pues estás muerto de sed después de las luchas y carreras. Has soportado el secuestro, la prisión, el hambre, y pelear a vida o muerte con una veintena de infectados, pero lo que no soportas es estar sucio. Visto que no viene nadie, aprovechas la oportunidad para darte un buen baño, el primero en muchos días, y como Tuco en "El bueno, el feo y el malo", con la pistola a mano. Por suerte no te atacan zombis y te sientes mucho mejor al salir. Te llevas el reloj antes de salir al pasillo.


Subes la escalera sorteando los dos cadáveres de infectados que mataste en ella y llegas hasta el siguiente piso, a un corredor donde puedes ir a la izquierda (ve al 47), a la derecha (pasa al 240) o seguir recto (ve al 332).
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 22:42, editado 1 vez en total.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por birdmanradio »

Mejor seguir recto.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Actualizo la hoja de personaje

Lo que ahorras de peso al gastar munición lo ganas al coger medio litro de agua.

De las armas de los zombis no vale la pena coger el hacha, es para partir leña y es pesada. Tampoco puedes coger los cuchillos más grandes porque no tienes funda para llevarlos. Te deshaces del destornillador y coges un cuchillo de cocina mediano.
El reloj de pulsera te lo llevas. Suponiendo que esté en hora, son en este punto sobre las 10 de la mañana.


ARMAS y MUNICIÓN 4.5 Kg

Escopeta recortada 2 kilos (en los brazos)

Cuchillo de cocina 0.2 (metido en cinturón)
Pistola Tula Tokarev TT-33 fabricada en Romania (0.85 K) (en su funda)
2 cargadores (8 balas) (100 gr cada uno, 0.2K) (uno cargado, otro en la pistolera)
Caja 34 balas 7-62mm Tokarev (0.34k) (en bolsa)
15 cartuchos de postas del 12 (0.84 kilos, 56 gramos por cartucho)
(2 cargados, 5 bolsa costado, 8 cartuchos metidos en los bolsillos del pantalón)


ROPA 1,55 kilos
Pantalones de vestir viejos 0.5 k
camiseta 0.1
Guantes de goma de fregar, sujetos con cinta adhesiva 0.03

Zapatillas deportivas (0.8 k el par)


EQUIPO 3.15 KILOS

CINTO Y BOLSA 0.5 kilos.

- Cinturón con pistolera 0.25
-Bolsa pequeña negra ("mariconera"), (0.1) (contiene 5 cartuchos escopeta, caja balas pistola, Cortaplumas 0.05 )
Reloj pulsera 0.1

MOCHILA 2.65 KILOS

-Mochila (vacía 0.5) contenido:

Un par de guantes de repuesto ( 0.03)

Botella de agua de plástico 0.5 litros ( 0.5 kilos llena)
Cuerda poliester (1 rollos x 15m) 1.5 kilos
-surtido objetos: (0.1)
llave con el número 9 grabado,
cajetilla de cerillas
rotulador acetato grueso, negro
dos lápices HB
lupa
papel con el número de combinación


TOTAL CARGA: 9.2 KILOS (6.55 sin mochila)
ARMAS Y MUNICIÓN 4.5 Kg
ROPA 1.55 kilos
EQUIPO 3.15 kilos

PUNTOS FATIGA ACTUALES 8

Zombis muertos: 20


5 x apuñalados con destornillador
1 x estrangulado
7 x muertos a tiros de pistola
8 x muertos a tiros de escopeta
Última edición por El Analandés el 27-Feb-2016, 17:11, editado 2 veces en total.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Te extraña no haber encontrado una puerta o salida al exterior en la planta baja, aparte de las ventanas que están demasiado altas para que puedas llegar hasta ella. Entonces te acuerdas que los castillos no tenían puertas ni ventanas en la planta baja, la puerta de entrada a la torre del homenaje estaba en el primer piso y se llegaba por una escalera de madera que se podía retirar o quemar en caso necesario.

Naturalmente te hallas en un castillo de finales de la Edad Media, con añadidos posteriores, no es una fortaleza, si no una mansión, piensas en el alcázar de Segovia, que una vez visitaste. En la encrucijada te quedas indeciso, pero resuelves que la mejor forma de salir es seguir todo recto que te llevará a alguna salida en vez de dar vueltas por pasillos y habitaciones.

332

El rellano está lleno de alfombras y las paredes están cubiertas de un brillante papel pintado. Todavía hay algunas pinturas que cuelgan de ellas, junto con algunos espejos y grabados, pero nada que te pueda ser de utilidad. Sigues recto hasta que encuentras dos puertas de color blanco, una frente a la otra. Pones la oreja sobre ellas, pero no consigues escuchar nada. Si quieres entrar en la puerta de tu izquierda, ve al 246. Si quieres abrir la puerta que hay a tu derecha, pasa al 281. Si prefieres seguir caminando hasta el final del corredor, ve al 81.
Última edición por El Analandés el 04-Sep-2016, 22:42, editado 1 vez en total.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por birdmanradio »

Yo seguiría hasta el final del corredor, creo que tenemos más que perder que ganar si empezamos abrir habitaciones.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

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Estoy de acuerdo. Esto no es el Dungeons & Dragons, según la lógica de los librojuegos habría que entrar en cada habitación para matar a los bichos y encontrar tesoro u objetos necesarios, pero hay que pensar según la lógica de una persona normal en esa situación:

Tienes armas, munición, y eres capaz de matar los infectos si no son muchos. Tras cada puerta puede haber más infectados, por lo que lo normal es tratar de encontrar la salida por el camino más corto. Luego, si eso, podemos volver sobre nuestros pasos y registrar habitaciones o buscar una ventana por la que descolgarnos al exterior.

A ver qué pasa. No he jugado esta parte antes y la tensión me tiene en vilo...

81
Pronto llegas a un cruce al final del corredor. A tu izquierda, el camino continúa recto hasta una curva a la izquierda, justo siguiendo la dirección de donde vienes. A tu derecha el camino continúa recto, hasta llegar a una curva a la derecha, que otra vez parece guiarte hacia la dirección de la que procedes. En cambio, si sigues recto, hay una amplia escalera decorada con una alfombra que lleva hacia abajo. Se oyen muchos ruidos y gritos que vienen de ahí.

Si decides ir a investigar, arma en mano y listo para el combate. ->Ve al 17


Nota del Master:

El texto no te da la opción, pero si yo oyera ruidos, me lo pensaría mucho antes de bajar. Podemos volver y coger alguna de las opciones anteriores.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por birdmanradio »

Me parece bien, por ejemplo la 281. Si pudiéramos abrir la 17 un instante y cerrar la puerta antes de que nos ataquen no estaría mal.
El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

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Vuelves y abres las puertas, para echar un vistazo, ¡uf! son sólo armarios.

281
La puerta se abre y te muestra un pequeño armario, en el que ves unas cuantas maletas de cuadros escoceses. ->Si quieres abrir las maletas, ve al 208. Si no lo has hecho todavía, puedes abrir la otra puerta (pasa al 246). Si prefieres ir hasta el final del corredor, sigue en el 81.

208
Algunas de las maletas contienen ropa vieja y zapatos; parecen ser de tu tamaño si deseas ponértelos. Otra maleta guarda un viejo palo de cricket y algunas pelotas. Encuentras otra que está llena de soldaditos de plástico, miniaturas de tanques y decorados. Las figuritas están pintadas a mano y son muy bonitas, pero han acumulado polvo debido al olvido de quien jugara a hacer la guerra con ellas.

[Al menos podemos cambiarnos de pantalones, y en los bolsillos caben más cartuchos que en los vaqueros]

246


La puerta te lleva hasta un armario lleno de cajas de cartón.
Destrozas la cinta de embalar de las cajas y miras dentro. La mayoría de las cajas contienen revistas y catálogos de subastas de grandes colecciones de soldados de plomo, muñecos, cómics, cartas coleccionables y música de los años 60.


Narración del Máster: ¿Qué esperabas encontrar? :smt003 Esto no es un arsenal si no el trastero de un friki.

Vuleves al rellano y puedes ir a la izquierda (ve al 47), a la derecha (pasa al 240) o volver en dirección a los ruidos. Todos los caminos conducen al mismo punto, pero por los otros pasillos quizá haya habitaciones o ventanas al exterior.
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Re: La sangre de los zombis

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Vamos a la izquierda.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

47

El suelo está lleno de alfombras y las paredes cubiertas de un brillante papel pintado. Todavía hay varias pinturas que cuelgan de la pared, junto a algunos espejos y grabados, pero nada que te pueda ser de utilidad. Caminas hasta la esquina y llegas a un corredor que tuerce a la derecha. Ves un portón blanco en la pared que tienes a la izquierda, a unos veinte metros, más o menos. Llegas delante de la puerta y observas un cartel con letras de color negro. Puedes leer 'Club nocturno de ocio'. -*Si quieres abrir la puerta, sigue en el 347. Si prefieres continuar caminando, ve al 129.
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Re: La sangre de los zombis

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Vamos al 129.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

129
Unos pocos metros más adelante, llegas a otra puerta blanca, en la pared que hay a mano izquierda. Pones la oreja y escuchas voces que gritan, oyes el ruido de varios impactos y de cosas que se rompen; quizás el sonido de una pelea. -^Si quieres abrir la puerta, ve al 66. Si prefieres seguir tu camino, pasa al 388.
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por birdmanradio »

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El Analandés
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Re: La sangre de los zombis

Mensaje por El Analandés »

Avanzas por el corredor, y unos metros más adelante ves un baúl negro puesto en la pared de la derecha. Hay un mensaje escrito a mano descansando sobre la tapa, en el que pone 'Pericol! care nu sunt deschise' en letras rojas. ->Si quieres ignorar el aviso, y abrir el arcón, pasa al 261. Si prefieres seguir tu camino, ve a 25


me voy a ver una serie, hasta luego. Si quieres volver y abrir la puerta tras la que no se escuchan ruidos puedes hacerlo. Si hay un infectadodentro puedes cerrar la puerta... aunque igual eso no sirve de nada porque los infectados pueden abrir puertas, no son zombis :smt002
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