Tu Buick Coupe es más rápido que el Ford Sedan que te persigue y pronto aumentas distancia, aunque al tomar una curva una ráfaga de disparos acierta en el lateral de tu coche. Una bala agujera el salpicadero.
Te alegras cuando ves por el retrovisor que al trazar una curva derrapan y acaban en la cuneta. Piensas que saben adónde vas, porque este camino sólo lleva al aeródromo, y que reemprenderán la persecución, pero por lo menos te da un margen de varios minutos para despegar antes de que lleguen, por lo que no levantas el pie del acelerador.
...
Jueves 3 de Septiembre, 1931, tarde
Aeródromo de Bayside , Hingham, SE de Boston, MA.
Un bombardero De Havilland DH-4
-"¿Cómo que no podemos despegar ahora mismo?" - exclamas en voz alta. "¡Pero si ya tienes el motor en marcha! ¡Vámonos ya!"
Archibald Buchanan, piloto de caza y as durante la Gran Guerra con los británicos, y ahora instructor de vuelo y piloto comercial, no hizo preguntas estúpidas cuando te vio llegar a todo gas al aeródromo, con el auto echando vapor por el radiador sobrecalentado y con varios agujeros de bala en la carrocería y el parabrisas. Aceptó sin dudar tu explicación de que habías sido atacado por unos gangsters que te querían robar, y a tu ruego su mecánico Bucky guardó el auto en un hangar y lo cubrió con una lona, lejos de miradas indiscretas, ni a ti ni a Archie os interesa dar explicaciones a la policía.
— Escucha, Louis. Llegas pronto, el motor del aeroplano acaba de arrancar y aún está calentándose. Llevará cinco minutos, antes de que podamos despegar..
- ¡Pero los gangsters me persiguen! ¡Quieren matarme! ¡Llegarán enseguida! ¡Nos matarán! ¿Por qué no nos vamos? - dices mientras cargas la maleta en el compartimiento de las bombas, ahora usado para caja, del viejo biplano De Havilland DH 4.
Ignorando tu agitación, Archibald imperturbable te da una explicación técnica:
— El motor de un aeroplano no es como el de un coche, no puede arrancar en frío, necesita unos minutos para calentarse, para que los pistones de aluminio se expandan, y sobre todo para que el aceite se caliente y se vuelva más fluido. De lo contrario, si despegamos con el motor en frío, el aceite puede enfriarse y volverse más viscoso, entonces el motor se para... y nos estrellaríamos. . - explica mientras te entrega las gafas de aviador, la chaqueta, los guantes y el gorro, todo de cuero, aunque la temperatura es veraniega, a varios miles de pies de altura y con la corriente de aire a cien millas por hora, se pasa frío.
- No podemos despegar todavía si no queremos matarnos.. - hace un brusco gesto descendente con la mano.
Frustrado dejas caer todas las prendas en la hierba, el aeródromo no tiene pistas, si no que es un gran campo llano
- Está bien Archie, sáltate los detalles técnicos. Déjame sacar la pistola entonces, por si llegan antes. Pero por el amor de Dios, trata de despegar cuanto antes. Esos tipos no tienen pinta de dejar testigos.
Bucky el mecánico, ya inquieto por tu llegada pregunta preocupado a Archibald:
- ¿Llamo a la policía, jefe?
— No serviría de nada. Los tipos que persiguen a Louis llegarán antes. En cuanto estemos listos para despegar, retira los calzos, coge la moto y márchate a casa. Ya telefonearé de New York cuando vaya a volver para que me esperes en el aeródromo.
Bucky no necesita que se lo digan dos veces y tras limpiarse las manos grasientas en un trapo aún más grasiento, corre a sacar una motocicleta con sidecar y la aparca al lado del aeroplano.
Entretanto vuelves a sacar la maleta para sacar el revólver y lo cargas, antes de volver a dejar la maleta en el avión. Ansioso miras a lo lejos a por la carretera a ver si ves llegar el Ford negro de tus perseguidores. Con el ruido del motor es imposible oírles llegar.
Buchanan ya se ha vestido, y te indica que hagas lo mismo. Sube a la carlinga y comprueba los instrumentos y los mandos. Los alerones, el timón y el elevador se mueven mientras te pones la chaqueta. Estás abrochándote el casco cuando a lo lejos a un par de millas de distancia ves como se acerca por la carretera a toda velocidad el Ford, un punto negro que se va haciendomayor. Gritas a Archie que despegue de una vez. No te oye con el estruendo del motor, subes a la cabina del observador, ahora con un asiento de mimbre para el pasajero, como el del piloto, mucho más cómodo que el columpio de tela original, normalmente el observador iba de pie, y le palmoteas el hombro señalando a lo lejos. Buchanan levanta la vista de los instrumentos, hace una mueca, y se cala las gafas, hace un gesto con la mano a Bucky. Este, a toda prisa se agacha para tirar de las cuerdas de las cuñas que inmovilizan al aeroplano y las deja tiradas ahí en la hierba antes de subirse a la moto, arrancarla y marcharse a toda velocidad en la dirección opuesta, mientras el aeroplano empieza a carretear por la hierba y el auto de los gangsters se acerca cada vez más en dirección perpendicular al sentido de vuestra marcha.
No entiendes por qué Buchanan no gira el aeroplano alejándose del auto por el campo y despega ya, hasta que te das cuenta que hay que despegar contra el viento. ¡Y cada vez se acerca más! Aún no te has puesto los guantes y sacas el revólver del bolsillo del chaquetón, te giras y apoyas la rodilla en el asiento y el brazo en el reborde circular de la cabina, donde se apoyaba el montaje para la ametralladora, y apuntas hacia el auto, cuando Buchanan hace girar al aeroplano para encararse al viento. Ya están lo bastante cerca para que veas al del sombrero negro asomarse por la ventana, el timón y el empenaje te estorban el tiro, pero el conductor se aparta a la derecha para que el de la Mauser pueda disparar mejor. Empiezas a disparar a medida que el aeroplano acelera para el despegue y va rodando dando botes por la hierba con el auto siguiéndoos. Con satisfacción ves como dos de tus balas abren agujeros en el parabrisas, por desgracia no aciertas ni al conductor ni al de la pistola. La ráfaga de la pistola ametralladora para tu alarma abre agujeros en la tela del fuselaje. Disparas otra vez y rompes uno de los faros y metes una bala en el capó del auto. Una segunda ráfaga pasa por encima de tu cabeza, y agujerea el ala superior y arranca astillas de un montante del ala. El aeroplano acelera cada vez más y va dejando atrás al auto. Disparas hasta quedarte sin balas, agujereando el radiador del auto. El de la pistola ametralladora también tiene que recargar, pero para cuando tras una larguísima carrera de despegue y un par de botes os eleváis , ya se han quedado rezagados. El aeroplano empieza a ganar altura despacio sobre las aguas del puerto, y el del sombrero negro os dispara una última ráfaga cuando estáis ascendiendo, pero falla.
El motor del aeroplano carraspea y te vuelves en el asiento para mirar adelante, alarmado, ves como ganáis altura muy despacio y los edificios en la península al otro lado del brazo de agua se acercan. Metes el revólver en el bolsillo y te abrochas a toda prisa el cinturón de seguridad, temiendo que se pare el motor y os estrelléis, o que choquéis antes de ganar altura.
Por suerte Buchanan es un piloto excelente. El motor no se para. Al ser verano el motor no estaba tan frío que necesitara calentarse mucho, y consigue pasar por encima de los tejados por una decena de pies. Aliviado, te pones los guantes y te bajas las gafas.
Ganáis altura y a unos pocos cientos de pies, Buchanan vira al oeste, sobre la bahía de Massachusetts y orienta el avión hacia el suroeste, hacia New York. Podéis ver allá abajo como el auto negro ha dado la vuelta y atraviesa el campo de regreso a la carretera. Te preguntas quién diablos eran esos tipos.
Inquieto por los agujeros de bala, palmoteas a Buchanan en el hombro y se los señalas. Buchanan se vuelve en el asiento y tras inspeccionarlos y comprobar los mandos, hace un gesto desdeñoso con la mano y levanta el pulgar para indicarte que no te preocupes, que no es nada. Tranquilizado, te arrellanas en el asiento y tratas de disfrutar del viaje y contemplas el paisaje de a luz de la tarde de finales del verano. Aunque no es la primera vez que viajas en aeroplano, nunca te cansas de la experiencia. El aeroplano sobrevuela el pueblo de Hingham, uno de los primeros asentamientos de los colonos ingleses fundado en 1633, con su iglesia. Y después de un rato llegáis a la vía del ferrocarril Boston-New York debajo, que Buchanan sigue para orientarse. Sabes que tendrás que darle una buena explicación cuando aterricéis.
Una versión civil monoplaza del DH4, el aeroplano de Buchanan sería muy similar.