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Te ves obligado a abrirte camino a brazo partido a través de la horda de criaturas que se amontonan en los escalones que conducen al
malecón Del mismo suelo surgen arrastrándose criaturas: por doquier ves manos enlodadas y ennegrecidas que asoman por las grietas de la superficie del paredón rocoso tratando de escapar de Kazan-Oud.
Cerca de la base de los escalones, un grupo de repugnantes esclavos tiran de ti hacia abajo. Pagan caro su error, pero antes han logrado arrancarte la mochila de los hombros (tacha en tu Carta de Acción la mochila y todo lo que contiene).
Cuando llegas al malecón, estás cubierto de arriba abajo de la sangre de tus enemigos. Tienes un aspecto tan aterrador que nadie te ofrece resistencia y las criaturas se arrojan al lago antes que enfrentarse al temible guerrero de erguidas espaldas y piel blanca que ha matado a sus congéneres. Debajo de los escalones del malecón descubres un arco, tapiado por un lado y con una puerta de piedra cubierta de algas en el otro. Dentro encuentras una pequeña barca de mimbre y un remo.
Echas la barca al agua, te montas en ella y remas frenéticamente hacia el lejano resplandor del escudo de energía. Has superado los horrores de Kazan-Oud y el grito ensordecedor de la agonizante fortaleza resuena en tus oídos.
Pasa al 350.
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Con el cariño que le tenia a la mochila
350
En cuanto has atravesado el escudo de energía, eres recibido como un héroe por una flotilla de veleros de pesca y de barcazas mercantes. Hace una hora, al ver las explosiones de Kazan-Oud, todos los barcos de Herdos se han hecho a la vela hacia el escudo, pues la erupción marca el fin de la maldición que ha pesado sobre Dessi durante centenares de años. Ahora vitorean al guerrero de Sommerlund que les ha liberado del mal. Manos
solicitas te ayudan a subir a bordo de la carabela de lord Ardan y te saluda una fanfarria que tocan los trompeteros de su guardia de vakeros.
-Estaremos por siempre en deuda contigo, Lobo Solitario -dice lord Ardan estrechándote la mano en cálido gesto de gratitud y amistad-. Has logrado lo que considerábamos imposible y vives para contarlo. Tu valentía nos sirve de ejemplo a todos nosotros.
Sus palabras son subrayadas por las aclamaciones delirantes de su pueblo. Te pregunta por el objeto de tu búsqueda y, cuando sacas del bolsillo de tu túnica hecha jirones y chamuscada la Piedra de la Ciencia de Herdos, sus ojos se dilatan de asombro.
Hace una reverencia con la cabeza y con voz solemne y respetuosa dice:
-Señor, has traspasado el umbral de la grandeza. Tu propósito y tu destino son conocidos por los Ancianos Magos, pues durante miles de años hemos esperado tu venida. Nuestra supervivencia y la supervivencia de todo lo que estimamos dependen del éxito de tu misión del Magnakai. Lobo Solitario, ha llegado la hora de que aprendas nuestra sabiduría. Tú y yo somos de la misma sangre y nuestros destinos están indisolublemente unidos. Te prepararemos para tu próxima misión, pues la siguiente Piedra de la Ciencia que debes encontrar está en el país que en otro tiempo fue nuestra patria, en el templo que en otro tiempo fue nuestro lugar de culto más sagrado, en la cámara donde nuestro maestro se apareció a nosotros por primera vez.
Has triunfado en tu misión. La fortaleza y la sabiduría de la Piedra de la Ciencia de Herdos forman ahora parte de tu cuerpo y de tu espíritu. Pero aún tienes mucho que aprender de los Ancianos Magos, que van a prepararte para la más peligrosa de las misiones del Magnakai, una misión que te llevará a las hostiles marismas de Danarg, donde aún viven y dominan el país las malignas criaturas de Agarash el Maldito.
Si tienes el valor de un verdadero Maestro del Kai, los secretos de los Ancianos Magos y los peligros de Danarg te esperan en el Libro 8 de la serie de Lobo Solitario, que se titula
La Jungla de los Horrores.
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Otro para la saca. Lástima lo de la mochila.
* Muy pronto comenzaré con el octavo.