¡BRUJERÍA!: La Maldición del Errante

Si te atreves a ponerte en la piel de un Señor del Kai, si te crees capaz de desafiar a los Señores de la Oscuridad, o si deseas simplemete pasar un buen rato, entra y asume el riesgo... pero quedas advertido...
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phillix
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Ish Ksj, Delante de la Sala de los médicos; Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Me detengo en el instante en que escucho la fuerte voz del guerrero que se encuentra a mis espaldas. Al darme cuenta de que me está preguntando por alguien más suelto mi arma y dirijo mi vista hacia a el. Para mi tranquilidad el guerrero tiene los brazos cruzados, y a menos que tenga dagas bajo sus axilas creo que no tiene intención de atacar.

Al menos ya somos dos los que divagamos solos por el palacio.

- Si quieres saber algo de mi no tienes porque gritarme, Cabeza de Carbon

-... Y si que lo he visto, de hecho le acabo de curar algunas heridas y también lo estoy buscando.

En realidad no lo estaba buscando, pero me parece que estar solo en el palacio en este momento no es lo mejor. Así que hacerme acompañar del quasi-ogro quizá no sea mala idea.

-En esa habitación no serás bienvenido, así es que sígueme. Conmigo no tardarás en encontrarlo.

Espero que no se haya ofendido mucho por haberle dicho Cabeza de Carbon, pero al pan pan y al vino vino.

Aguardo a que dé respuesta a mi invitación.
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Lindelion

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Siladrem Sinval. Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Dhuncam sonríe, pues ya esperaba esa respuesta de Siladrem. Entonces la reina vuelve al salón.

- Lord Asher está a punto de llegar - dice mientras toma asiento, al tiempo que Siladrem y Dhuncam -. Me acaban de informar de que ya ha traspasado la puerta occidental de la ciudad. Mi ética me dice que debemos ayudarle a regresar a su país sano y salvo, pero... Si le proporcionamos una escolta y los jinetes nómadas de Ryogax descubren que le estamos ayudando, correremos un grave riesgo.

- Por eso quienes le acompañen deberán ir de incógnito - exclama Dhuncam, para sorpresa de Siladrem. Parece estar facilitándole el camino -. Si cerramos finalmente un trato con Asher, algún representante de la corona de Analand deberá acompañarle, y para no levantar sospechas bastará con pagar a un par de mercenarios, de los mejores que se puedan encontrar en Analand, para protegerles.

La reina se lleva un dedo a la barbilla, pensativa.

- Sí - dice ella -, creo que tienes razón, Dhuncam. Pero, ¿quién se prestará a acompañar a Asher a un país como Brice?

- No encuentro a nadie mejor preparado que Siladrem para esta tarea - dice Dhuncam.

Ahleesia mira a Siladrem buscando su aprobación, que encuentra sin un ápice de duda en su mirada.

- Yo me encargaré de avisar al capitán de la guardia de palacio para que se encargue de contratar a los mercenarios - dice Dhuncam -. Pero no adelantemos acontecimientos, aún debemos hablar con Asher.

En ese momento, un guardia anuncia la llegada de Asher, como si hubiera aguardado al momento oportuno para entrar. Seguidamente hace su entrada en el salón un corpulento hombre de unos dos metros de altura, vestido con una toga verde y adornado con anillos y colgantes de oro y diamantes engarzados. Sus orejas son puntiagudas y velludas, y tiene bastante pelo repartido por toda su cara. Su rostro es el de una persona madura y algo cercana a la vejez. Parece un hombre sosegado e inalterable, pero las joyas de diamante de las que hace gala ya han hecho que Siladrem lo considere sólo uno más de esos nobles acaudalados que viven a costa de los pobres bricianos que trabajan en las minas, como su madre.

Al hablar, su voz suena grave y solemne:

- Salve, Su Alteza Celestial, Ahleesia de Analand – pronuncia gravemente, efectuando una sencilla reverencia, Ahleesia le devuelve el saludo y le invita a sentarse -. Ah, al fin me encuentro a vuestro lado en este acogedor palacio. Si supiérais las penalidades que he tenido que pasar para llegar hasta aquí…

- He sido informada de que fuisteis atacado por los jinetes nómadas, lord Asher – dice la reina, intentando esquivar la búsqueda de empatía por parte de Asher y mantenerse neutral en todo momento.

- Así es, alteza – contesta Asher -. No sé cómo, pero Ryogax se ha enterado de mi viaje a Analand y ha querido acabar con mi vida. Ese viejo loco sabe que una alianza de Analand y Brice le perjudicaría gravemente. Mi séquito luchó valientemente, pero esos endemoniados jinetes están bien entrenados, por Telak. Todos murieron excepto uno de mis hombres, Nethruul. Sobreviví gracias a él. Consiguió librarse de tres de los jinetes, robó uno de sus caballos y conseguimos huir. Pero el caballo estaba herido y tuvimos que abandonarlo a medio camino, haciendo el resto a pie hasta la frontera de Analand.

- Supongo entonces que recompensaréis a ese Nethruul como es debido cuando regreséis a Brice – dice la reina, intentando de nuevo no dar muestras de empatía.

- Por supuesto – exclama Asher -. Y os agradezco que vuestros médicos se hayan hecho cargo de sus heridas.

Asher espera un comentario de la reina, pero esta sólo asiente.

- Está bien – continúa Asher -, dejemos atrás el incidente y hablemos de negocios. Voy a hablaros claro, Su Alteza. Todo el Viejo Mundo sabe del auge de la vuestra economía, y todos esperamos beneficiarnos de él. Cierto es que Brice nunca ha tenido muy buenas relaciones con las demás naciones, pero también es cierto que rara vez nuestro país ha entrado en conflicto con el vuestro en la historia. Supongo que ya supondréis cuál es el motivo de mi visita: Brice desea establecer una alianza comercial con Analand. Y eso es todo. Quiero decir, Alteza, que no esperamos más que eso, un intercambio comercial y no una alianza militar. Los conflictos de Brice quedan para Brice.

La reina escucha atentamente a Asher, que demuestra muy buenas maneras al hablar y una gran capacidad de diálogo. Algo que no se esperaría de alguien con semejante apariencia ni de un alto cargo briciano.

- Nadie puede ofreceros tantos beneficios como nosotros – continúa Asher -. Lendleland está arruinado y es cuestión de tiempo que desaparezca – dice esto con cierta rabia en su tono -. Ruddlestone tampoco tiene mucho que ofreceros. Nuestro mercado de diamantes es la clave para prolongar el auge de vuestra economía.

- ¿Y en cuáles de nuestros mercados está Brice interesado? – pregunta Ahleesia.

- Prácticamente en todos, pero particularmente en lo que se refiere a las especias del Lejano Analand – contesta Asher -. Vuestro país es el único que posee ese mercado, pero según tengo entendido nunca le habéis podido sacar partido. Tal vez este sea el momento oportuno.

La reina permanece impasible, pero pensativa.

- Veamos qué piensan mis consejeros de este intercambio – dice Ahleesia, mirando a Siladrem.
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Baklands
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Sander Hookton. Delante de la Sala de los médicos; Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Al escuchar al médico llamarme "cabeza de carbón" todos mis instintos asesinos se ponen en estado de máxima alerta, y mis ojos se entrecierran amenazadoramente, mientras sopeso la posibilidad de desenvainar la espada y rebanarle la cabeza como a un pollo. Hace mucho tiempo que nadie se atreve a insultarme abiertamente, y ese nadie ya no está entre nosotros para contarlo.

Pero mi escrutadora mirada descubre que este tipo no es sólo lo que aparenta ser. Y su posterior invitación a acompañarlo parece sincera, así que no creo que haya querido insultarme, sino destacar lo que es evidente. Quizás después de todo no sea tan buena idea decapitarlo. ¿Pero debería fiarme de él?

Si es verdad lo que dice, aquí no tengo nada que hacer, y si no lo es tampoco pierdo nada. Tampoco estoy muy seguro de que Nethruul quisiera hablar conmigo.

Así que intento calmarme un poco y le contesto:

-Me llamo Sander, no Cabeza de carbón, si no te importa, así que preferiría que no me volvieses a llamar así. Soy muy susceptible con ese tema. Y dirijo una mirada de soslayo hacia mi espada, para aclarar todavía más la indirecta.

-En cuanto a acompañarte, espero que no me estés mintiendo, porque realmente tengo interés en encontrar a ese mercenario. Vamos pues, te acompaño a buscarlo.

Y acto seguido me pongo a su lado.
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phillix
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Ish Ksj, Delante de la Sala de los médicos; Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Parece que Cabeza de Carbón es un poco sensible a los comentarios, por lo que trataré de no hacerlo enojar, mejor me gano un compañero que una pelea.

- Como gustes Cabe... uhhhh... "cabe" la posibilidad de que el mercenario esté buscando a su amo. Asi es que sígueme.

Comienzo a caminar por el pasillo mientras intento percibir alguna pista que me indique la ubicación del mercenario.

- Soy Ish, Ish Ksj. No tengo mucho que ofrecerte pero si te puedo ayudar en algo solo dime.

Entonces me detengo y le extiendo mi mano para que me salude.
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Baklands
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Sander Hookton. Delante de la Sala de los médicos; Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Vaya, este tipo parece amigable. Me tiende la mano para que se la estreche y todo.

Estoy conmovido. No estoy acostumbrado a que la gente sea cordial y afable conmigo. Más bien todo lo contrario. Empieza a caerme bien este tipo. Con firmeza estrecho su mano para completar el saludo mientras le contesto:

-Como ya te he dicho, yo me llamo Sander, Sander Hookton. e intento esbozar una sonrisa, que debido a la desfiguración de mi cara semeja más una mueca grotesca.

-Pero no estoy de acuerdo contigo-prosigo-en que el mercenario esté con su amo. Lord Asher tenía una reunión importante, según creo, dentro de palacio, y aquí no sufre ningún peligro, por lo que no es necesario que lleve a su escolta consigo. El tiempo que he pasado como mercenario me ha llevado a hacer alguna vez de escolta, así que más o menos estoy bastante seguro de lo que digo.
-Después de llegar aquí, a mi se me ofreció la posibilidad de curar mis heridas y tomar una comida. Es probable que a él le ofrecieran lo mismo, y si ya le has curado, pues lo más seguro es que se haya dirigido al comedor de palacio para reponer fuerzas. Es lo que yo haría, vamos. Así que creo que deberíamos seguir ese camino.

Y con esta frase me quedo mirando a Ish, esperando que se pronuncie sobre mi propuesta.
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Magnakai

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Siladrem Sinval – Sala de Audiencias del Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Sorprendido por esta clara señal de confianza de la reina al ser consultado antes que Dhuncam me dirijo al embajador con confianza renovada y procurando transmitir sensación de firmeza:

- Como muy bien ha señalado, lord Asher, nuestra economía está creciendo de manera continua y los diamantes de Brice supondrían un empujón importante a la misma, pero no caiga en el error de considerar exclusiva de su país esta virtud. Las especias del Lejano Analand son únicas en todo el viejo mundo y cualquier nación estará deseosa por tener acceso aunque sea a una mínima porción de las mismas. Un trato justo sería beneficioso para las dos partes, eso lo creo obvio, pero Analand no es quien más necesita llegar a un acuerdo, su Alteza, tenga esto presente. La guerra es el último de los caminos escogidos por una nación civilizada y el oro de Brice es tan bueno como el de cualquier otra.
Sin embargo, Lord Asher, me ha dejado intrigado su aseveración sobre Lendleland. Su crisis lamentablemente parece no tener una salida a corto plazo, pero, ¿no le parece un poco exagerado afirmar su pronta desaparición cuando, no sólo han sido capaces de descubrir su viaje e itinerario hasta Arkleton sino que además han diezmado a la escolta de la más alta personalidad de Brice fuera de sus fronteras y a punto han estado de acabar con su propia vida?
De lo que, por supuesto, nos alegramos que no hayan conseguido.


Cruzo las manos en mi regazo y espero la siguiente intervención tratando de aparentar tranquilidad.
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phillix
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Ish Ksj, Delante de la Sala de los médicos; Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Después de que Sander me repite su nombre me hace una mueca que aún no acierto interpretar.

Su comentario sobre la ubicación del mercenario me hace totalmente sentido, probablemente el comedor sea un buen lugar para buscar, además de que algo de comida no estaría de más.


- Creo que tienes razón. El único camino que conozco en este palacio es el que viene de la entrada hasta aquí, y como no conozco nada más de este lugar creo que debemos ir en ese sentido, en el peor de los casos llegaremos a la entrada y los vigías podrán decirnos donde está el comedor. Claro, eso si no encontramos a alguien antes.

Al ver lo que parece ser un asentimiento de Sander, comenzamos a caminar hacia la entrada...
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Lindelion

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Siladrem Sinval – Sala de Audiencias del Palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Lord Asher dirige una mirada inquietante a Siladrem mientras le escucha. Siladrem no sabe a ciencia cierta si esa mirada denota algún tipo de sentimiento negativo; de lo que está seguro es de que le pone nervioso.

- El ataque que he sufrido no demuestra en absoluto que Lendleland tenga capacidad alguna para defenderse - dice Asher gravemente -, lo que demuestra es la existencia de un traidor, bien entre los bricianos, o bien entre los vuestros. La ruta que he tomado era muy inusual, y nadie que no hubiera estado informado me habría encontrado.

Dhuncam interviene para intentar aminorar las tensiones:

- Tenéis razón, Lord Asher, pero centrémonos por ahora en los asuntos que le han traído aquí, si le parece bien. Lo que dice Siladrem es cierto, Analand no es la nación más necesitada en estos momentos; sin embargo, somos conscientes de que nuestro auge económico no durará siempre. Por ello, supongo que Su Alteza estará interesada en conocer vuestras condiciones.

- Adelante - dice Ahleesia, con un movimiento de mano.

- Bien - dice Asher, acomodándose en su sillón -. El trato es el siguiente: especias por diamantes. Lo demás será pagado con dinero normal.

La reina permanece en silencio, pensativa, y finalmente dice:

- Me parece bien. Ahora escuchad mis condiciones. Nuestro monopolio de especias estará también abierto para otras naciones, si fuera necesario comerciaremos con aquellas naciones enemigas de Brice.

- En ese caso, Su Alteza - exclama Asher -, debo pediros que nos concedáis prioridad a la hora de exportar vuestros excedentes en materia de alimentación.

Parece que lord Asher viene con la lección aprendida, a juzgar por la rapidez de sus intervenciones. La reina habla en voz baja con Dhuncam y finalmente dice:

- Nuestros excedentes alimenticios serán vuestros, con la condición de una subida en el precio, un 150% del precio normal.

- Tal cifra me parece excesiva, Su Alteza - responde Asher -. Sobre todo, teniendo en cuenta que la mayor parte (lo referente a las especias) se pagará con diamantes.

La reina vuelve a consultar en voz baja con Dhuncam, mientras lord Asher mira fijamente y de manera descarada a Siladrem, y le sonríe. La reina vuelve a hablar:

- Nuestra última oferta es un 130%. No podemos bajar más ese precio.

- Entiendo - dice Asher, moviendo lentamente sus ojos, desde Siladrem hasta el lugar donde se ubica la reina -. Debéis tener alguna excusa para concedernos prioridad, a los ojos del resto del mundo. ¿Por qué si no querríais comerciar con los bricianos? En fin, la verdad es que tenemos merecida nuestra mala fama. Llevaré estas noticias a Tinardo Del Riska. Creo que le gustarán. ¿He de suponer que mandaréis a algún tipo de mensajero o algo parecido para que me acompañe de vuelta a Brice?

- Siladrem os acompañará - dice la reina enseguida, alzando su mano y mostrando a Siladrem con un ademán.

Asher mira de nuevo a Siladrem, y esta vez sonríe tanto que deja ver unos pequeños colmillos tras sus labios.

- Conforme entonces - dice Asher -. Si me lo permitís, me retiraré a la habitación que me hayáis concedido para mi descanso, pues necesito recuperar fuerzas tras mi accidentado viaje.

Asher se levanta, hace una reverencia y sale del salón.

- Bravo, Alteza - dice Dhuncam -. Creo que habéis manejado muy bien la situación.

- No sin vuestra ayuda - contesta la reina -. Siladrem, confiamos en ti. Viajarás de incógnito junto con un reducido séquito. Te aconsejo que no te dejes engañar por Asher, es muy astuto. Limítate a acompañarle y a cerrar el trato con Tinardo Del Riska cuando llegues a Brice. Te proporcionaremos el equipo necesario para el viaje. Mientras tanto, puedes prepararte para el viaje. Saldréis mañana.

Ahleesia se levanta, y con ella Dhuncam y Siladrem. Todos salen del salón, y una vez en el pasillo los dos consejeros se separan de Ahleesia.
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Sander Hookton e Ish Ksj. Deambulando por el palacio de Ahleesia.

Ish y Sander caminan en dirección a la entrada del palacio, recorriendo los largos pasillos que hoy han conocido por primera vez. Al llegar a la entrada, Ish pregunta a uno de los funcionarios y este le indica el camino que debe seguir hasta encontrar el comedor real. De nuevo, Ish y Sander se adentran en el laberinto de pasillos y caminan bajo el altísimo techo liso y decorado con diversos frescos de tema religioso, hasta que llegan a una puerta doble de madera férrea con dos grandes aldabones circulares de oro macizo, a modo de decoración.

Sander empuja la pesada puerta esperando haber llegado por fin al comedor. Tras ella, se abre un salón inmenso, con multitud de mesa rectangulares de varios metros de largo, cubiertas con manteles azules con finos bordados de plata. Sobre las mesas descansan varios candelabros de tres brazos. Las mesas están dispuestas de manera que forman un amplio pasillo en el centro de la estancia, que conduce a una gran mesa sobre un lugar elevado del salón, al que se accede a través de cinco amplios escalones. Tras esta mesa se encuentran unos extensos ventanales cubiertos por unas cortinas blancas de seda semitransparentes, y sobre el centro de la sala cuelga una gran lámpara de araña con cientos de velas. Ni Sander ni Ish habían estado jamás en un lugar tan refinado.

Al fondo a la izquierda hay una puerta por donde entran y salen unos cocineros. Siguiendo los pasos de uno de ellos, Sander encuentra a la persona que estaba buscando, disfrutando de un suculento banquete en solitario. Todo este gran comedor solo para él. Es más, ¡para un "simple" mercenario!

Ish se alegra de verlo con tanto apetito, pues eso significa que su cura va de maravilla.
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Baklands
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Sander Hookton. Comedor del palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Al abrir la pesada puerta doble que da paso al gran comedor del palacio quedo maravillado por tanto lujo y refinamiento. Nunca en mi vida he estado en un lugar tan espléndido, y eso me acompleja un poco. Pero todos esos sentimientos de maravilla y asombro quedan en un segundo plano cuando diviso a Nethruul, sentado a la mesa con un espléndido banquete delante de él. ¡Por fin lo he encontrado!

Sin comprobar si Ish me sigue o no, me dirijo rápidamente hacia él, con la intención de sentarme a su mesa, si él me invita a ello, y entablar una conversación, en la que estoy muy interesado. Me gustaría conversar con él acerca de su vida como mercenario, sus aptitudes como guerrero, sus experiencias, sus armas preferidas... todo ese tipo de cosas que interesan a un mercenario y un guerrero como yo. También me intriga mucho el ataque sufrido por la escolta a la que él pertenecía, y cómo consiguió librarse de una muerte casi segura, pero esta conversación prefiero mantenerla cuando él se sienta lo suficientemente a gusto conmigo para que esté dispuesto a contarme su historia.

Así que me armo de coraje, y cuando me hallo ante su mesa, le digo:

-Espléndido banquete el que tienes delante de tí. ¿Queda sitio en tu mesa para un compañero de armas y su amigo?

Expectante espero su respuesta.
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Ish Ksj Comedor del palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Apenas abre Sander la puerta comienzo a admirar el salón, su inmensidad, sus pinturas, sus muebles... en fin, me parece un lugar muy grande pero muy cálido.

No he terminado de observar cuando Sander se me adelanta y camina hacia una mesa en donde ahora noto que se encuentra el mercenario a quien he curado algún momento antes. Por el hambre que denosta me alegra saber que se ha recuperado.

Sander sabrá bién como abordarlo, es mejor que espere y note si han podido entablar una conversación. Por lo pronto no está de más observar la escena y quizá me sea útil tratar de entablar conversación con alguno de los cocineros y después integrarme a la conversación de los guerreros.

Me acerco a uno de los cocineros y le digo:

- Vaya que hoy tienen actividad ¿verdad?. ¿Acaso tendremos pronto algún banquete?.
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Lindelion

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Comedor del palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

Sander Hookton

Nethruul levanta la vista y observa a Sander. no le sorprende su horrible apariencia, ya que ha viajado con él desde la frontera hasta Arkleton. Sin embargo hace una mueca de disgusto y dice, con una voz increíblemente ronca y sin dirigirse directamente Sander:

- Bos af xem Gruul, arbaso botas saymisna bsondo gon nir hasnemor. Mo ecyendo e ardor itioder...

Y sigue comiendo. Está claro que no sabe una palabra de analandés, o si conoce el idioma, no quiere utilizarlo...

Ish Ksj

Sin dejar de caminar, el cocinero contesta:

- Así es, hoy serviremos una gran cena en el salón, con motivo de la llegada de lord Asher.

Y el cocinero desaparece tras la puerta del fondo.

Ish observa a Sander. Está frente al mercenario que curó, pero este no parece prestarle mucha atención.
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Siladrem Sinval. Pasillos del Palacio de la Reina Ahleesia.

Me uno a Dhuncam (vaya hacia donde vaya) para en el trayecto poder charlar un rato con él. Si durante el mismo nos cruzamos con alguien haré una breve pausa antes de continuar y prestaré especial atención a que nadie oiga nuestra conversación, a pesar de que seguramente todo el personal de palacio será de confianza (si es necesario, acompañaré al consejero hasta sus aposentos para hablar allí, pero sólo en última instancia).

- Dhuncam, ¿qué piensas de la reacción de Asher? No solo no parece haberle sorprendido mi designación como acompañante suyo sino que incluso diría que en cierta manera hemos cumplido sus deseos, o eso, o mi simple rostro es tan jocoso que sólo con mirarme ya debe soportar sus ansias de soltar una carcajada. Ummm...tal vez Asher nos haya ocultado algo...

Me acaricio la barbilla mientras atiendo a la contestación que me de Dhuncam. Cuando termine le comento:

- La reina ha estado brillante, como siempre.

Espero un instante por si suelta algo de interés y a continuación le digo:

- ¿Has estado en Brice? ¿Hay algo en especial que quieras comentarme aparte de lo que ya me ha trasmitido su Alteza? Algo que se me pueda pasar por alto durante el viaje y que consideres de especial relevancia.

Cuando termine, si no me ha comentado nada de Asher, le pregunto:

- ¿Conocías a Lord Asher?¿Qué puedes contarme sobre él? No he encontrado datos más allá de los conocidos por todos en la biblioteca de palacio y no me gustaría encontrarme con una sospresa desagradable. ¿Sabes si está versado en el arte de la brujería?

Cuando terminemos y si no me ha comentado nada que levante mi interés (si lo ha hecho tiraré del hilo), me despido amablemente de él y me dirijo a las dependencias donde reposa mi mentor, Faur, ávido de contarle las últimas noticias, conocer su estado y pedir su consejo.
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Sander Hookton. Comedor del palacio de la Reina Ahlessia (Arkleton)

Esperaba que contestara a mi pregunta de forma positiva, pero no estaba preparado para ESA contestación. En mi cara se dibuja una expresión de absoluta perplejidad al escuchar "blof blag bleg brif bruuf rabreck roof grunf", pero Nethruul no se da ni cuenta, pues sigue comiendo sin prestarme la más mínima atención.

¡Maldita sea! Este tipo no habla o no quiere hablar mi idioma. Y yo no conozco ningún otro. Aunque, ¿entonces cómo ha pedido toda esta comida o ha entendido a los médicos?

Sea como sea, está claro que no puedo hablar con él, bien por desconocimiento del idioma, bien porque él no quiere conversar conmigo. Abatido y desanimado, mascullo un Perdona por haberte molestado y me dirijo hacia Ish, que está enfrascado en una conversación con uno de los cocineros. Igual aún podré conseguir algo de comer, por lo menos.
Cuando llego a su altura, interrumpo su conversación diciendole al cocinero:
-Por favor, ¿podrías sacarme algo de comer para mí y para aquí mi amigo? He servido como escolta de lord Asher y me han dicho que aquí podría comer algo. Y sin esperar respuesta por su parte, me giro hacia Ish y le digo:
-No ha habido suerte. Creo que habla briciano o algo así, porque no le he entendido ni una sola palabra, aunque me parece raro que no hable analandés y haya podido pedir toda esa comida. Si quieres, puedes intentarlo tú. Igual te hace más caso a tí por haberle curado.
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Ish Ksj Comedor del palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

- Pues yo tampoco hablo briciano mi estimado Sander, así es que dependerá del engendro si es que quiere hablar.

Camino hacia la mesa y me siento en el lugar de enfrente del mercenario:

-Hola, ¿te molesta tu herida?

Antes de alargar la conversación esperaré para no desperdiciar saliva.

- Siéntate Sander, vamos a esperar algo de comida y vemos si sucede algo interesante por el momento.
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Siladrem Sinval. Pasillos del Palacio de la Reina Ahleesia.

Siladrem pasea por los gigantescos pasillos del palacio que se abren como grandes cavernas, oyendo el eco de sus propios pasos y los de Dhuncam. Aprovecha el trayecto que ha de recorrer junto a él para comentar lo ocurrido durante la entrevista con lord Asher.

- Dhuncam, ¿qué piensas de la reacción de Asher? No solo no parece haberle sorprendido mi designación como acompañante suyo sino que incluso diría que en cierta manera hemos cumplido sus deseos, o eso, o mi simple rostro es tan jocoso que sólo con mirarme ya debe soportar sus ansias de soltar una carcajada. Ummm...tal vez Asher nos haya ocultado algo...

Dhuncam sonríe.

- Mi buen Siladrem, no dejes que ese individuo intrigante te confunda. Ya has visto cómo actúa, sólo pretende ponerte nervioso. Estoy seguro de que Asher nos oculta muchas cosas, pero no creo quer tenga nada que ver contigo. Tal vez su sonrisa se deba a su satisfacción por el hecho de que un consejero de Ahleesia vaya a acompañarle. Un futuro consejero, aunque eso él no lo sabe - dice, sonriendo de nuevo.

Siladrem continúa paseando con Dhuncam por el pasillo, y le comenta lo brillante que ha estado la reina. Dhuncam comenta que es muy joven, pero muy tenaz y muy competente como gobernadora. Sigue un prolongado silencio que hace que Siladrem vuelva a pensar en su pasado y le asalten las dudas. Dhuncam observa su expresión de preocupación, pero no dice nada. Es Siladrem el que habla:

- ¿Has estado en Brice? ¿Hay algo en especial que quieras comentarme aparte de lo que ya me ha trasmitido su Alteza? Algo que se me pueda pasar por alto durante el viaje y que consideres de especial relevancia.

- Nunca he viajado a Brice - contesta Dhuncam -. Como sabes, nuestras relaciones con Brice hasta ahora han sido nulas. Lo único que puedo decirte es que una vez que llegues allí deberás andarte con cuidado. No te separes de Asher hasta que hables con Tinardo Del Riska. Y no esperes demasiada hospitalidad por parte del Señor Regente de Brice. Ya sabes que hay quien dice que es el tirano más peligroso de todo el Viejo Mundo, aunque no puedo avalar esos rumores ya que nunca le he visto ni he tratado con él.

- ¿Conocías a Lord Asher? - pregunta Siladrem -. ¿Qué puedes contarme sobre él? No he encontrado datos más allá de los conocidos por todos en la biblioteca de palacio y no me gustaría encontrarme con una sorpresa desagradable. ¿Sabes si está versado en el arte de la brujería?

- No lo conozco - dice Dhuncam, con un semblante serio -. Hoy lo he conocido por primera vez. La verdad es que me ha sorprendido su corpulencia, y ese extraño mestizaje... cualquiera diría que es uno de los temidos hombres de Gruul, esos Emisarios de la Luna. pero todo aquello ya pasó, y por suerte Tinardo no tolera a los nuevos seguidores de la antigua Camarilla del Hombre Lobo. ¿Piensas qie es un brujo? Quizá lo sea. Algunos de los consejeros de la reina Ahleesia lo son. No me extrañaría que Asher fuera un brujo, pero en mi opinión no debes temer. Es demasiado importante para Brice que se cumplan los acuerdos de comercio con Analand, no te hará ningún daño.

Llega el momento en que Dhuncam y Siladrem deben tomar diferente camino. Dhuncam espera pacientemente, sabedor de las dudas que asaltan a Siladrem, antes de despedirse de él, por si quiere comentarle algo más.
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Ish Ksj y Sander Hookton. Comedor del palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

El cocinero levanta la mano en un ademán para mostrar que ha oído la petición de Sander. Acto seguido, Ish y Sander se dirigen a la mesa donde se encuentra sentado Nethruul y se sientan enfrente de él. Nethruul les lanza una mirada de desconfianza. Esa mirada hace estremecer a Ish; sólo su rostro ya inspira poco confianza entre sus semejantes, y al lanzar esa mirada, Ish arde en deseos de salir de allí pitando. Sin embargo, se arma de valor y le pregunta sobre su herida. Nethruul se limita a mirar fijamente a Ish sin parar de comer. Ish no puede sostener su mirada inquietante y descarada y desvía su mirada hacia abajo. Cuando vuelve a mirarle de reojo, Nethruul ha esbozado lo que parece ser una media sonrisa. Luego baja de nuevo su mirada y se concentra en su comida.

Al cabo de un rato, uno de los cocineros trae una bandeja de humeante comida a Sander. Cuando le ponen la bandeja por delante, se le hace la boca agua: empanadas de carne con especias y queso, pescado ahumado y un guiso con carne de ternera acompañado de pimientos, cebollas, ciruelas y azafrán. Sander no tarda en atacar a sus platos.

Mientras tanto, Nethruul ya ha terminado, se levanta y sale del comedor casi al mismo tiempo que entra un oficial de la guardia. Se cruzan unas palabras, o más bien unos gestos, y a continuación el oficial busca con la mirada dentro del comedor, al igual que hizo Sander cuando llegó. Sus ojos se detienen en la figura de Sander y de Ish, y se dirige hacia ellos.

- Vaya, hoy es mi día de suerte - dice, con aire divertido -. Las dos personas que estaba buscando, juntas en la misma habitación. El capitán os ha llamado a los dos, tiene algo que proponeros. Dirígete a la entrada de palacio cuando hayás terminado - le dice a Sander -. Tú puedes acompañarme ahora - dice, dirigiéndose a Ish.
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phillix
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Mensaje por phillix »

Ish Ksj Comedor del palacio de la reina Ahleesia (Arkleton)

El tal mercenario me ha parecido un engreido, en ves de estar agradecido se ha limitado a pasarse de "hombre rudo". En fin, que es más seguro cuando la gente se siente confiada.


Al terminar el oficial de dirigirse a nosotros apresuro mi comida y me levanto de la silla.

No me queda muy claro si Sander ha de quedarse comiendo, pero parece que yo tengo otras actividades.
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Baklands
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Mensaje por Baklands »

Sander Hookton; Comedor del palacio de la Reina Ahleesia (Arkleton)

Al escuchar al oficial, le hago un gesto de asentimiento con la cabeza, pues tengo la boca ocupada con los deliciosos manjares que me han traido. No es que tenga mucho apetito, pero como con ánimo, pues está todo buenísimo. Veo que Ish se levanta de la mesa y que sale del comedor junto con el oficial, y entiendo que yo debería acompañarles, pero se me ha dado permiso para terminar de comer, así que continuo mi pitanza.

Mmmm, este guiso de ternera está para relamerse de gusto, y las empanadas están riquísimas. A ver qué tal sabe el pescado...Oooh, realmente delicioso.

El cocinero ha tenido el buen gusto de dejarme también una jarrita de cerveza con la que poder trasegar toda esta comida, así que le doy un sorbo y compruebo que también es de una excelente calidad.

Cuando termino de comer, sopeso la idea de pedirle al cocinero algo dulce, pero creo que ya sería abusar, así que me levanto y cuando paso por su lado le digo:

-Excelente comida, sí señor. Mis felicitaciones. Espero volver a tener la oportunidad de degustar alguna otra especialidad suya. Y me despido de él con un gesto de la mano.

A continuación salgo del comedor, e intento orientarme por el intrincado de pasillos que conducen a la entrada de palacio. Cuando llego allí, veo que ya me están esperando.
[b]Te envío a siete amigas mías, ¿vale?[/b] :smt083
Magnakai

Mensaje por Magnakai »

Siladrem Sinval. Palacio de la Reuina Ahleesia
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Le estrecho la mano a Dhuncam efusivamente deseando en mi interior volver a verle lo antes posible.

- Muchas gracias, Dhuncam, haré cuanto esté en mi mano para conseguir lo mejor para Analand. Espero verte a mi vuelta con tan buena salud.

Cruzo las manos tras de mí y camino hasta la dependencia de mi mentor sumido en mis pensamientos y valorando los comentarios de Dhuncam.

Al llegar, toco varias veces repitiendo la secuencia acordada entre nosotros para ser reconocido y entro sin esperar respuesta. Cierro tras de mí y me acerco al camastro para comprobar el estado de Faur.

- Buenos días, maestro, ¿cómo os encontráis hoy?

Cuando me responda:

- Hoy hablamos por fin con Lord Asher. Según Dhuncam, su físico es similar a los antiguos miembros de la Camarilla. Durante el trayecto fue atacado por tropas de Lendleland y su escolta fue diezmada, sólo un hombre sobrevivió. No me ha trasnmitido mucha confianza, la verdad. Como esperábamos, sólo ha aceptado tratar con especias del Lejano Analand. Sin embargo, para mi sorpresa, he sido designado para acompañarle en su camino de vuelta a Brice y cerrar el trato con Tinardo, por lo que no os veré en una buena temporada. Partiremos mañana, así que he venido a despedirme de vos.

Espero por si tiene que comentarme algo en especial y cuando termine me despido con un abrazo de él y salgo de la habitación.
Me dirijo a mis aposentos y tomo pluma y papel para escribir una misiva explicando a mis alumnos lo siguiente:

" Estimado alumno, saludos de tu mentor Siladrem Sinval.
El objetivo de la presente no es otro que poner en tu conocimiento mi prolongada ausencia de Arkleton por asuntos que escapan a mi control. Durante la misma el trabajo a realizar será realizar nuevamente los ejercicios marcados como tales en los libros que posees. No dudes en apuntar tus dudas para ser resueltas a mi vuelta. Sin embargo, en caso de necesitar ayuda, sólo en ultima instancia puedes acudir a la dirección que bajo te detallo, pues es un buen amigo mío que estará encantado de solventarte tus problemas:
--------Riol Curyans, Calle de la Mantícora, 6.
Sin más, te deseo que aproveches tus horas de estudio.

.........................................................Siladrem Sinval."

La enrrollo y en otro papiro apunto las direcciones de mis alumnos junto a sus nombres. Ambos papiros se los daré a un paje de palacio con el que ya haya trabajado anteriormente y le daré dos monedas de oro para que vaya a leer el escrito a todos mis alumnos.

No me había dado cuenta hasta ahora debido al nerviosismo, pero tengo bastante hambre, así que antes de seleccionar mi equipo para esta tarde y terminar de despedirme de los conocidos, como tengo bastante tiempo, me dirijo al lugar donde habitualmente me sirvan de comer (no sé si habrá un reservado o será en el comedor de palacio, eso es decisión de Lindelion) y camino hacia allí para abastecer mi estómago.
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